Le escribí a Marca al salir del teatro para decirle que, quisiera o no, me iba a costar mucho mantenerme en mi tono de broma e ironía fácil con esta reseña: La Máquina del tiempo, como cantarían Celtas Cortos (con perdón de que no fueran Guns N Roses) desordenó mi conciencia.
Hace algún tiempo que, como la persona detrás de Scout Finch, sigo la trayectoria de dibujante, fotógrafo y artista en general, Aitor Saraiba. Y la verdad sea dicha me gustaba su trabajo, pero ahora, después de La Máquina del Tiempo, no sólo me encanta, sino que además han empezado a parecer ante mi toda una serie de sutilezas que hacen único su modo de hacer arte.
La obra de teatro (vamos a llamarla así, aunque quizás se ajustara más al concepto experiencia teatral) La Máquina del tiempo es la adaptación de las novelas gráficas de Aitor Saraiba: El hijo del Legionario, Pajarillo y Nada más importa. Tres historias que narran la vida del protagonista de una forma extraordinaria, y que dan una buena muestra del mundo interior e imaginario de Saraiba. Un mundo lleno de muchas cosas: pajarillos, ¿monstruos?, telas, cuernos… Cosas que podrían parecer anecdóticas pero que terminan revelándose como cruciales, y que tiene el valor de poner en relieve como claves de una vida (así, creo que nunca más podré volver a dejar atados los cordones de los zapatos sin pensar en Gerardo)
Autodefinido como marica, heavy y poeta, en La Máquina del Tiempo se habla de muchos temas que de algún modo tocan esas tres palabras-manifiesto, y a los que posiblemente, como redactora de HULEMS, debería referirme (sobre todo al primero) pero lo cierto, lo realmente verdadero, es que cualquier cosa que diga, no le haría justicia a la idea que transmite esta obra.
Así que, voy a quedarme aquí. Sin desvelar nada más, agradeciendo la oportunidad de disfrutar de estos 90 minutos. Esperando que un día mi padre tenga por si sólo la idea de llevarme al aeropuerto cuando tenga que esperar a una mujer. Recomiendo que cuando vayáis (porque debéis hacerlo) llevéis una compañía que os haga cosquillas en la tripa y haga de las palabras de Saraiba un poema. Y sin dejar de preguntarme qué voy a hacer yo con el ser que ahora me observa y me pregunta con la mirada ¿cuándo piensas dejar de escribir y ponerte a bailar The Smiths?
Podéis ver La Máquina del Tiempo todos los viernes en la Sala Nueve Norte, en Madrid. En este enlace podéis comprar las entradas.