
Mi primer encuentro con el director, David Ayer, fue en un hotel de Londres en una noche oscura y tormentosa. No me dijo nada acerca de la película. En cambio, me enseñó unas cuantas fotos de mujeres alucinantes, brillantes y poderosas, pero muy malvadas. Me habló de adicciones y enfermedades mentales, algo que encuentro muy, muy interesante. Me pidió que buscara un bosque y, durante una noche de luna llena, me desnudara y caminara entre los árboles, con mis pies sobre el barro. Así lo hice. No había luna llena del todo, pero aullé como un lobo. Habría sido muy gracioso si alguien me llega a ver
Súper normal. Al parecer no era un bosque cualquiera, sino que Cara hizo su peculiar contacto con la madre tierra en los terruños que su hermana tiene en el sur de Inglaterra. Pero es que le pega taaaaaaanto hacer estas cosas…
Vía: Cinemanía

