En 1962 una película uniría a dos de las más grandes actrices de todos los tiempos, Bette Davis y Joan Crawford. ¿Qué fue de Baby Jane? se ha convertido, por derecho propio, en una cinta fundamental de la historia del cine. Y es que unida a la calidad de la película viene la leyenda de su rodaje, plagado de odios y rencores, algo que ahora Ryan Murphy quiere llevar a la pequeña pantalla en Feud.
A Murphy le pasa una cosa, y es que se aburre pronto. Las primeras temporadas de sus ficciones siempre presentan historias más o menos sólidas, pero desde luego con un propósito. ¿Que queremos historias de instituto? Popular y Glee cumplen a la perfección. ¿Queremos cristalizar todas las leyendas de horror americanas? AHS es la serie. ¿Presentar un lienzo de los cambios sociales? The new normal. Pero conforme pasan los años, el director parece cansarse, e inevitablemente el nivel baja, llegando a lo más profundo del hastío y la repetición, y con unas últimas temporadas que a veces no merecen ni nuestro tiempo.
Pero sería injusto también no decir que el tipo tiene talento, y además todos los medios de la industria a su disposición. Por eso, la historia de Davis y Crawford tiene pinta de convertirse en algo grande dentro de la televisión. Veréis, Ryan Murphy lleva persiguiendo este proyecto desde hace mucho, mucho tiempo. Su obsesión por el cine clásico y las divas le llevaron a presentar el proyecto a HBO en 2003, en formato de telefilme, pero la cadena, con una línea de programación más dramática y que en ese momento contaba con A dos metros bajo tierra como estandarte, le dijo que ni se le ocurriera, que mejor algo del estilo. De ahí surgió The normal heart. Pero las ganas de Murphy no acabaron ahí, y por fin el canal FX va a darle barra libre.
La rivalidad entre Bette Davis y Joan Crawford no apareció en el rodaje de Baby Jane, ni mucho menos. Cuando ambas comenzaron su carrera, allá por los años 30, ambas pertenecían a estudios diferentes, Crawford filmaba con MGM, mientras que Davis lo hacía con Warner. Más allá de lo que quisiera contar la prensa, no se disputaban ningún contrato, porque cada una filmaba exclusivamente con su estudio. Pero en 1943, Crawford se cambió de bando, firmando también por Warner. Esto, sumado a que Crawford se había casado con Franchot Tone, un actor del que Davis se había enamorado mientras rodaban una película, fue un cóctel explosivo. Davis era mejor actriz que Crawford, pero Crawford era más guapa. Por eso, que esta última le arrebatara un papel a la otra, papel que además le llevaría a ganar un Oscar, fue la puntilla. No se podían ni ver.
La industria del cine, como muchas otras, no ha sido nunca amable con las mujeres, y menos conforme van cumpliendo años. Y cuando ambas rozaban la sesentena, llegó Baby Jane, una película sobre juguetes rotos, grandes estrellas caídas en el olvido y, sobre todo, odio. Mucho odio. Inquina y desprecio, ira y rencor. Una película que cautivó a crítica y público. La cinta cuenta la historia de dos hermanas, Jane y Blanche. La primera fue una gran estrella infantil, pero se vio eclipsada en la juventud por el talento de su hermana, que tuvo que acostumbrarse a vivir a su sombra. Por un accidente, Blanche queda paralítica, y Jane, rota de culpa, hipoteca su vida para cuidarla. Pero la odia de una manera nada sutil.
Como nada sutil era que esa relación era un reflejo de lo que ocurría en la vida real. Davis hizo instalar máquinas de cocacola en el set de rodaje porque Crawford era viuda de un directivo de Pepsi y tenía acciones. Crawford se puso piedras en los bolsillos para que cuando Davis la arrastrara en una escena se hiciese daño en la espalda. Davis le pegó con tal fuerza a su compañera en la cabeza que le abrió una brecha. Los cruces de comentarios caústicos eran frecuentes: de Crawford dijo Davis que ‘se había acostado con toda la MGM menos con la perra Lassie’. También que ‘no le mearía encima ni aunque estuviese en llamas’.
La elección de Murphy para encarnar a estas dos figuras no puede ser más acertada. Jessica Lange, para quien todo lo que digamos se queda corto, será Joan Crawford, mientras que Bette Davis será encarnada por Susan Sarandon. Nivel. Otra actriz confirmada para el proyecto es ni más ni menos que Catherine Zeta Jones, que en su comeback a los platós será Olivia De Havilland, amiga íntima de Bette Davis. De Havilland podría perfectamente protagonizar una segunda temporada de Feud, ya que su relación con otra gran actriz, su hermana Joan Fontaine, es también de película. De momento, veremos con gran placer esta primera temporada, que se estrenará en algún punto de 2017.