Por razones más que obvias, en esta vida me ha tocado ver un par o tres de videoclips croquetas. De un tiempo a esta parte las cosas, las imágenes, se han hecho más explícitas, pero hay un videoclip que tiene un lugar especial reservado en mi corazón, por ser de los primeros que llamaron mi atención. Hablo de Crazy.
Crazy es una canción de Aerosmith de cuando los noventa eran los noventa que queremos recordar y no otros. Lo protagonizaron una jovencísima Alicia Silverstone, que estaba ya forjando su papel de icono de la década, y una prácticamente desconocida Liv Tyler. De hecho, se supone que al ficharla el director del video ni siquiera sabía que era la hija de Steve Tyler, vocalista de la banda.
El videoclip nos cuenta la historia de dos chicas que se fugan de su colegio católico en un descapotable para vivir su experiencia Thelma y Louise particular. No hay nada más americano, de verdad que no, que un Mustang convertible: es otra de las cosas que Hollywood nos ha enseñado. Las dos chicas hacen cosas de adolescentes, como robar en una gasolinera y levantar los brazos en el coche.
Pero, por la noche, mientras se cambian para salir, nos damos cuenta de que no son amigas. No lo son. No se miran como amigas, no actúan como amigas. La interacción entre las dos en el club de striptease, por más que el guión diga que se hace para sacar unos dólares, nos deja ya no entrever, sino ver, que hay un deseo brutal entre las dos. Y, bueno, es que la canción va precisamente de eso, de lo locas que se tienen la una a la otra.
Quizá en la versión corta del video no se aprecie en toda su magnitud, al contrario que en el corte del director, la extensión de este subtexto con luces de neón. Y digo subtexto porque en ningún momento se confirma de algún modo la relación entre las dos. Quizá no la haya. Pero lo más probable es que sí. Quizá si el video no fuera de 1994 estaríamos en otras cosas. De todos modos, siempre hablaremos de Crazy como ese videoclip en el que no hacía falta que se dijera nada más.