Marca, ¿te está gustando la nueva temporada de American Horror Story?
Me da muchísima pena escribir este artículo, pero es que no me queda más remedio ya: American Horror Story: cosas me está pareciendo un montón de cosas, casi todas negativas, pero sobre todo, y es la que encuentro más problemática, me está pareciendo aburrida. Súper aburrida. Paula Plath la ha titulado American Horror Story: me aburre tanto que me voy a Tumblr. No le veo el interés por ninguna parte. Aunque eso no siempre fue así.
El primer episodio de esta temporada me encantó. Me dio la sensación de que Murphy se había alejado de los escenarios que terminaban por comerse las historias, de esa preciosa insustancialidad de Hotel, del encanto de los freaks, del resto de estéticas tan definidas del resto de temporadas, para, por fin, montar una historia de horror de verdad, en la que lo importante fuese el relato y no el teatro. Quise ver en el formato documental una genialidad, al tener a actores diferentes haciendo el mismo papel (justo lo contrario que en la temporada pasada, en la que veíamos a un actor hacer dos papeles diferentes). Recé porque la historia variara en cada episodio, haciendo una antología de verdad. Y disfrutué muchísimo con Sarah Paulson y Cuba Downing Jr en lo que me apreció una interpretación acertadísima.
Pero todo eso se desvaneció en el segundo episodio. La idea de que la historia de la Colonia de Roanoke fuese una parte central de la trama es, quizá, el único clavo al que podemos aferrarnos. El resto o lo hemos visto antes (casas encantadas, fantasmas, seres mitad humano mitad animal) o nos hace preguntarnos que qué se ha tomado el creador. Si habéis visto a Lady Gaga corretear por los bosques con unos cuernos robados del set de True Detective veréis claro a lo que me refiero.
¿Dónde está nuestro estudio de cine de los 50?
Kathy Bates haciendo de Marie Laveau. Angela Basset en un papel más intrascendente que el que tuvo en Circus. Flashbacks sacados de la manga para explicar cosas que nos daban lo mismo. Y una familia que, por favor, necesitamos que haga las maletas ya y se vayan, por mucha fortuna que pierdan. En el resto de temporadas teníamos una estética, algo bonito, llamativo, que entraba por los ojos a lo que aferrarnos. Aquí, ni eso. Lo que valoré como un acierto en un principio se ha convertido, quizá, en el peor de los fallos de AHS.