Podéis enviar los textos (preferiblemente que no incluyan ninguna imagen) a la dirección de correo que figura en el banner, con el asunto “La croqueta libre”. Los textos se leerán para escoger, pero no se editarán. Es decir, que si tu texto se ajusta a la temática de la web, lo publicaremos, pero sin corregir las posibles faltas. Los textos deben ir firmados con nombre o seudónimo.
En muchas ocasiones pienso lo fácil que sería que mi vida fuera igual que en las películas o series. Si así fuera, tendría mi pandilla de amigas lesbianas (la rompecorazones, la bisexual, la deportista y la parejita que está felizmente casada). Ellas me harían salir de fiesta, me llevarían a los bares de ambiente, me presentarían a sus ex y también a alguna que otra conocida que es muy “de mi tipo”, aunque ni yo misma sepa de qué tipo están hablando. Todo es maravilloso, antes de darme cuenta habré conocido a la mujer de mi vida, estaremos viviendo juntas a la segunda cita, en la tercera habremos adoptado dos gatos (Viv y Aster) y a la quinta estaremos prometidas. Oye, por lo visto las lesbianas somos así, a mi no me miréis…
Fácil, sencillo y para toda la familia. Siempre y cuando la peli o serie acabe ahí y no terminemos una de las dos (en el mejor de los casos) o las dos muertas,ya sea por una bala perdida, o un coche que nadie sabe muy bien porqué se salió de la carretera invadiendo por completo la acera y a sus inocentes viandantes.
Es una auténtica pena que en la vida real de muchísimas de nosotras las cosas sean tan diferentes a como nos las presentan. Es genial ver que es posible, que puedes estar camino al altar y de repente enamorarte de la florista que se ha encargado de tu ramo, es muy necesario que alguien me enseñe que puedo reencontrarme con aquella chica hetero que me tenía tan pillada cuando era una cría y me atreví a besar bajo una mesa montando un drama familiar para acabar casándome con ella, o que entre en un grupo de wiccanas y pueda descubrir que la magia de verdad existe al unir mi mano con la tuya, pero todavía hacen falta muchos otros tipos de historias.
Existe gente como yo, y probablemente como tu. Gente que no tiene en su ciudad bares de ambiente, que no tiene una pandilla de amigos gays, puede que incluso no tenga ninguna amiga lesbiana ni bisexual. Es una verdadera lástima que haya lugares en los que sea tan rematadamente difícil conocer a gente sin tener que recurrir a las redes sociales, a un ordenador o un teléfono.
Soy una chica normal que vive en una ciudad normal, y digo normal aunque para mi esa palabra solo sea el tipo de champú que compra la gente que le tiene miedo a lo que piensen los demás.
No tengo pareja, pero he tenido varias relaciones largas y ahora mismo no es porque no quiera, no es porque no esté intentando conocer gente nueva, simplemente es porque no es fácil cuando la probabilidad no juega de tu parte. Y esto lo dice una chica que nunca ha tenido una relación con una chica lesbiana antes, lo cual significa que no soy muy amiga de dejarme influenciar por las probabilidades.
A veces me gustaría que alguien contara mi verdad, la verdad de alguien que vive en una ciudad pequeña fuera de un armario que hace ya años que también se quedó pequeño, y por eso, he decidido contarla yo misma, porque estoy segura de que a alguien le hará bien leerla. Y que sepas, amiga, que no estás sola y que Esperanza es un bonito nombre de mujer.
.- Sestra