Podéis enviar los textos que queráis (preferiblemente que no incluyan ninguna imagen) a la dirección de correo que figura en el banner, con el asunto “La croqueta libre”. Los textos se leerán para escoger, pero no se editarán. Es decir, que si tu texto se ajusta a la temática de la web, lo publicaremos, pero sin corregir las posibles faltas. Los textos deben ir firmados con nombre o seudónimo. ¡Ah! ¡Y un título!
Tengo que reconocer que soy una cobarde absoluta, suelo jugar a lo seguro siempre y evitar cualquier situación que me haga sentir incomoda, pero esta vez (por razones poco claras) decidí actuar de corajuda. Me encontraba tomando un recreíto de mis estudios mientras jugaba al buscaminas online (sip, soy una anticuada total) y en un momento de iluminación total decidí salir del armario ante mi mama.
Mientras recorría el reducido espacio que separa mi cuarto del de mi mama iba pensando como reaccionaria ella. Vamos a ser objetivos en esto, la verdad que soy bastante estereotipo de torta (en España le dirán bollera, por estos lados somos “torta”), ropa holgada, pelo a los hombros, me gustan los deportes, casi nada de maquillaje y tengo una imagen de Xena como fondo de pantalla; en definitiva, lo típico. Con todo eso, y considerando que más de una vez mi mama me había tirado alguna indirecta del tipo “Cande ¿no será que te gustan las mujeres y por eso no te veo nunca con ningún hombre?” (Aunque por miedosa siempre evadía las preguntas de ese tipo) estaba convencida que, por lo menos, sospechaba mi inclinación sexual.
Llegue a la puerta de su pieza y al abrirla me encontré con una catarata de insultos dirigida al conductor de algún programa de televisión. “Vamos Cande, este es tu momento, ya se descargó puteando al televisor, decile todo sin titubear” creo que me repetí esto a mí misma unas tres veces en cuatro segundos, es impresionante a la velocidad que van los pensamientos cuando uno está nervioso.
– Che ma, como que soy…- momento crucial en que los nervios me traicionaron. Ok, no problem, cambio de táctica– Mira mama, lo que te quería decir es que…- Estoy totalmente en blanco, mi mama me mira sin entender nada- Lo que te quiero decir…- Mierda, estoy perdida, la valentía de hacía unos segundo atrás desapareció totalmente.
– Candela, me queres dar una mala noticia- Diciendo esto apago la televisión y puso toda su atención en mí, algo que me puso MUCHISIMO más nerviosa.
– Bueno… malo no es- Sin dejarme terminar empezó a hablar ella.
– Estas embarazada. Dios mío, ¿De quién es?- La mire con la boca abierta y empecé a reírme.
– La única forma en que pueda quedar embarazada es si adopto, mama- Bueno, se supone que con eso ya tendría que darse cuenta a lo que quiero llegar. Pero, para mi sorpresa, puso una cara súper seria.
– No me digas que sos estéril- Con esto empecé a reír mas fuerte, ni siquiera se me hubiese ocurrido una respuesta así.
– No mama. Lo que te quiero decir es que soy Lesbiana– Ya está, lo dije, no puedo creer que me haya costado tanto.
– ¿Lesbiana? ¿Cómo tu prima?- La cara de desconcierto que me hizo era digna de retratar.
– Si, como ella. Se ve que hay un gen panadero en tu familia porque ella no es la única torta- Voy a ser sincera, esta frase ya la tenía pensado desde hacía mucho tiempo, hasta la practique al frente del espejo.
– ¿Y por qué me lo decís ahora? ¿Andas en pareja?-
– No, no estoy de novia, pero quiero escuchar Sandra Mihanovich sin sentirme perseguida- Tengo la mala costumbre de restarle seriedad a las conversaciones. Pero más allá del chiste para calmar la tensión, era verdad lo de escuchar a Sandra. Como dije antes, soy una anticuada total, pero realmente esa mujer la rompe, si no la conocen ya mismo deberían buscar “Puerto Pollensa”.
Por supuesto, después de esto vino el torrente de comentarios cliché “¿Estas segura?” “¿No será curiosidad?” “es que no llego el hombre ideal todavía” “Estas en edad para experimentar, es eso”. Necesitaba ponerle fin a la conversación, me estaba quedando sin ideas para decirle sutilmente “El pene no me excita mama, en cambio la vagina sí”, soy media bruta para comunicar las cosas, pero hasta a mí me parecía excesivo decirle una cosa así.
Después de una laaaaarga charla, en donde se sacó todas sus dudas, me dio un abrazo y me dijo que me apoyaba en todo, algo que yo ya sabía, pero siempre es reconfortante cuando te lo dicen. Pensé que el tema estaba zanjado… JA! ingenua de mí.
A la mañana siguiente, mientras me preparaba un café para desayunar, me toca el hombro obligándome a girar, media zombi me doy la vuelta.
– Mira Candela, te apoyo en todo, pero no quiero que nunca más te vuelvas a llamar a vos misma trola, sos una persona y como ser humano mereces todo el respeto del mundo- Vamos por parte, para aquellas que no lo saben, trola es un sinónimo de ramera/prostituta. Me quede mirándola sin entender mucho de que me hablaba.
– ¿Trola? ¿En qué momento pase de ser homosexual a una puta?- Con el cerebro medio dormido trate de pensar. Trola… trola… En qué momento dije trola… y la lucecita se me prendió
– ¿Querrás decir torta?-
– Bueno, es lo mismo, no quiero que te llamas más a vos misma de esa forma – Por supuesto que no aguante la risa, confundir trola con torta fue demasiado. Todavía riéndome le conteste
– Mama, la lesbiana soy yo. Si me quiero llamar torta no hay nada que vos puedas hacer- Las dos nos reímos de la situación y terminamos sentadas juntas viendo el noticiero.
Y así es como concluye mi accidentada salida del armario, pensé que iba a ser un momento más dramático, pero tengo la suerte de tener a una mama súper comprensiva y despistada. Ya me estoy imaginando las ocurrencias que va a tener cuando asimile toda la situación, pero por ahora no puedo estar más contenta.
.- Cande