La Human Rights Campaign es la organización que trabaja sobre derechos LGBT más grande de Estados Unidos. Todos los años premia a una celebridad que, con su visibilidad o sus acciones, ha contribuido a que las personas LGBT, en definitiva, vivan mejor. En esta ocasión, el galardón ha recaído en la actriz Evan Rachel Woods, quien hizo un emotivo discurso en el que habló abiertamente y con el corazón en la mano sobre lo que ha supuesto para ella el ser bisexual.
Mientras crecía, pensaba que era como cualquier otra chica que tenía una pequeña obsesión con Jessica Rabbit, K.D. Lang o Melissa Etheridge. Una chica que estaba más cómoda cogiéndole a su hermano sus pantalones anchos y con la gorra para atrás que poniéndose un vestido. Que prefería jugar en el barro que maquilarse. No me di cuenta de que tenía algo que podía considerarse diferente hasta que tuve 12 años, más o menos cuando la pubertad y los sentimientos sexuales empiezan a apoderarse de una, y sentí algo que no pude explicar. Pensaba que las mujeres eran guapas, y me di cuenta de que siempre había pensado que las mujeres eran guapas. Pero como nací así, nunca paré de pensar que eso era extraño o algo a lo que temer. Más tarde, ya como adolescente que fue testigo de discursos de odio y de burlas a la comunidad LGBT, instintivamente enterré esos sentimientos.
La actriz habla de que “había inconsistencias” en esos sentimientos hacia las mujeres porque también había hombres que le parecían guapos, y no había manera de poner esos sentimientos en palabras. No podía expresarlo. Y es que no tenía en quien mirarse, porque no conocía a nadie que le pasara lo mismo.
¿Cómo puedes ser tú misma si no entiendes lo que sientes?
Pero un día escuchó a una actriz decir la palabra “bisexual”. Y recuerda con nitidez lo que sintió en ese momento.
Una bombilla se apagó. La palabra no me hizo sentir marginada. Me hizo sentir menos loca. Me hizo sentir menos sola. Me dio esperanza.
Evan Rachel se abrió sobre las dificultades que ha tenido que pasar como mujer bisexual, y que afectan a muchas personas de esta comunidad, como suicidios, acoso sexual, violaciones, o violencia intrafamiliar. Pero terminó su discurso, un discurso super emocionante y que a lo mejor deberían proyectar en algunas escuelas, con un grito de esperanza.
Hubo un tiempo, a pesar de lo que yo pareciera por fuera, que el miedo me tenía tan atenazada, que me sentía rota y sin posibilidad de que me quisieran. Y no pensaba que hubiera un mañana. Pero gracias a las voces que escuché, a la gente con la que me identifiqué, las películas que vi, la música que escuché, gracias a palabras como “bisexual” y las puertas que eso me abrió, estoy todavía aquí. Y no me he perdido la cosa más bonita que he visto nunca, que es mi hijo.