Aida Domenech, conocida como Dulceida, es una de las bloggers más conocidas de nuestro país. A nada que no hayas vivido en un refugio nuclear como el Fallout Shelter sabrás quien es, porque su presencia en redes sociales, e incluso fuera de ellas, es impresionante, y sus fans son verdaderamente fieles. Prueba de ello fue la buenísima acogida que tuvo su propio festival, el Dulceweekend, del que ya está preparando su segunda edición. Con motivo del Día de San Valentín, Aída presentó en Madrid su nuevo perfume, Mucho Amor by Dulceida, que cuenta con un anuncio protagonizado por ella misma y por su mujer, Alba Paul.
En tan romántico día, los medios aprovecharon para preguntarle a la protagonista por su vida sentimental, y no se cortó ni un pelo.
—No esperaba que la presentaras el día de San Valentín, ¿tienes algo planeado después con tu pareja?
—No, lo he medio celebrado esta mañana. He despertado a Alba con un súper desayuno y un ramo de 25 rosas, soy una persona muy romántica, pero como tengo este evento todo el día no vamos a hacer nada más. Realmente aunque sea mi primer San Valentín casada no hemos cambiado mucho la forma de celebrarlo, bueno, ahora vivimos juntas, eso es más guay.
Pero quizá lo más interesante de la entrevista es cuando habla de sus seguidores, y de su salida del armario, que vivió de una manera orgánica y natural, y sin mayor complicación.
Mis seguidores son personas luchadoras a las que ayudo como a la hora de salir del armario y cosas así. A veces me cuentan que sus padres no les hablan por ser homosexuales y que yo les doy fuerzas. En mi caso, lo hice con mucha normalidad, simplemente porque quería publicar cosas con mi pareja. Realmente no sufrí muchas críticas más allá del típico “lesbiana, qué asco”
Está bien que la catalana le reste importancia a las críticas e insultos que tuvo en su día al decir que su pareja era una mujer, pero no perdamos de vista que es una pena que todavía pasen estas cosas. De todos modos, nos quedamos con lo bueno, que es el amor que exuda esta pareja en cada cosa que hace.
Vía: El mundo