Podéis enviar los textos que queráis (preferiblemente que no incluyan ninguna imagen) a la dirección de correo que figura en el banner, con el asunto “La croqueta libre”. Los textos se leerán para escoger, pero no se editarán. Es decir, que si tu texto se ajusta a la temática de la web, lo publicaremos, pero sin corregir las posibles faltas. Los textos deben ir firmados con nombre o seudónimo. ¡Ah! ¡Y un título!
Me gusta cuando escuchas, porque puedes mi alma, pétalo con púa de mi rosa, y siendo ignorante, le falta.
Siendo tan niña y tan mima, te reaviva y te consagra.
Te veo, lo necesitas, es indomable tu calma.
Que se aviva, que me escuece, como quito costra a llaga.
Tan altiva, tan creída, no me eximen tus palmas.
Soy consciente de tu halago, pero la dicotomía te falta.
Sin estrellas, sin silencios, con nuestro triunfo que calla.
Se regocija en el alma, echa en falta a las masas, quienes no pueden leer, el síndrome de Otelo les mata.
Me gusta cuando escuchas, porque normales ves a dos seres, sin angustias y sin rabias.
Sin males de lejanías, ni celos que comen calmas.
Déjame que me mueva, que entre tus letras me esparza, consiguiendo sonrisas que no ostentan las salas.
Cuadradas tan rigurosas, de la vida, de las faltas; la última como reina, metódica, como una manta.
Protagonista de lo que puede hacerse, sin miedo y con casta.
Sin silencios que suden tu frente, ni las voces que te acobardan.
No es intención de mi lengua, distante en tantos lugares, traspasar las paredes, con voces sin iguales.
Que se fusionan a pasos, a latidos expectantes, que hacen chuparse un huevo, los estatutos sociales.
Me gusta cuando escuchas, porque acabas con tus miedos, y los míos, absolutos, sin más ni menos.
Dejamos que se robaran el filo de aquella espada, que apuntaba a una cabeza, en silencio y con mirada.
Que brillaba en una tarde, nerviosa como si demudara, deudora de una renta, mancillando fulgor ámbar.
¡Qué Neruda se joda, que le admiren las mamparas, de las reglas de la vida, nunca he roto una paja
.-Lidy Dellan