El pasado domingo 20 de abril de 2025, Kristen Stewart y Dylan Meyer se dieron el “sí, quiero” en una ceremonia que fue todo lo que esperábamos de ellas: íntima, sin pretensiones y absolutamente encantadora. Lejos de los fastos hollywoodienses, la pareja eligió Casita Del Campo, su restaurante mexicano favorito en Los Ángeles, como escenario para su boda. Este lugar, conocido por su ambiente acogedor y margaritas legendarias, cerró sus puertas al público para acoger a unas 170 personas entre familiares y amistades cercanas.
La elección del lugar no fue casualidad. Stewart y Meyer, quienes comenzaron su relación en 2019 y se comprometieron en 2021, siempre han apostado por la autenticidad y la sencillez. Ambas lucieron atuendos que reflejaban su estilo relajado: Kristen optó por una minifalda gris con un cárdigan a juego y camiseta blanca, mientras que Dylan eligió un vestido corto de seda color crema con detalles negros.
La ceremonia estuvo llena de detalles personales y toques únicos. El oficiante sorprendió a los presentes con objetos simbólicos como tiritas, un reloj y una taza, añadiendo un aire lúdico y significativo al evento. La fiesta continuó hasta pasada la medianoche, con música de dos DJs y una selección de sushi, reflejando el ambiente distendido y festivo que la pareja buscaba para este momento. Entre los asistentes destacados se encontraban la actriz Ashley Benson y su esposo Brandon Davis, quienes compartieron la alegría del momento con las recién casadas.
Esta boda no solo celebra la unión de dos personas, sino que también representa un acto de visibilidad y reivindicación en una industria que aún lucha con la representación plena de la diversidad. Kristen Stewart, quien ha hablado abiertamente sobre su bisexualidad y las presiones de ocultar su identidad en Hollywood, continúa siendo una figura a seguir para la comunidad LGBTQ+.
En un mundo donde las bodas suelen estar cargadas de expectativas y convencionalismos, Kristen y Dylan nos recuerdan que lo más importante es celebrar el amor de la manera que más auténticamente nos represente. Y si eso incluye margaritas, sushi y una pista de baile improvisada, mejor aún.
¡Vivan las novias!
Vía: Divinity