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Andando ‘over the rainbow’

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Entramos en la semana del Orgullo LGBT, y la ciudad canadiense Victoria y la estadounidense Capitol Hill, y Center City, el distrito empresarial de Philadelphia, nos dan una alegría para el inicio de las fiestas: con motivo de las celebraciones del colectivo LGBT han pintado pasos de peatones con los colores del arcoíris. Y la alegría es aún mayor, porque este simbólico acto no se limitará a las fiestas del Orgullo LGBT, sino que las tres ciudades lucirán la bandera multicolor en sus calles de manera permanente. Un pequeño recordatorio de que no hay que estar orgulloso de ser cómo se es un día o una semana al año, o de que la lucha por la igualdad no se limita a tan solo 24 horas.

paso de cebra rainbow

Victoria, Capitol Hill y Center City se unen así a otras metrópolis como Vancouver, Key West, West Hollywood, Miami Beach o San Francisco, que lucen, también de manera permanente, los colores del Orgullo en las interacciones de algunas de sus calles o avenidas.

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Pero no hay que cruzar el otro lado del charco para poder andar ‘over the rainbow’. En España, la comunidad extremeña se ha sumado a la reivindicación de la diversidad y la igualdad y ha instalado pasos de peatones multicolores en localidades como Mérida, Plasencia, Villanueva de la Serena, Don Benito o Vivares. Las Palmas de Gran Canaria también se ha unido a la iniciativa, y en la capital se ha reivindicado que el paso que une Gran Vía con Chueca también lleve los colores de la bandera del Orgullo LGBT.

Pasos de cebra en Vancouver, Plasencia, Londres,Vitoria y Mérida. 

¿Seguimos necesitando un día del Orgullo LGBT?

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Revellers take part in the Gay Pride Parade in Madrid on July 5, 2014. Crowds of revellers in elaborate costumes filled the streets of central Madrid today in what organisers billed the biggest gay pride parade in Europe. Organisers expected more than a million people at the evening parade, the main event in five days of festivities by defenders of lesbian, gay, bisexual and transgender (LGBT) rights. AFP PHOTO / PIERRE-PHILIPPE MARCOU

Revellers take part in the Gay Pride Parade in Madrid on July 5, 2014. Crowds of revellers in elaborate costumes filled the streets of central Madrid today in what organisers billed the biggest gay pride parade in Europe. Organisers expected more than a million people at the evening parade, the main event in five days of festivities by defenders of lesbian, gay, bisexual and transgender (LGBT) rights.   AFP PHOTO / PIERRE-PHILIPPE MARCOU

El veintiocho de junio es un día que todos los miembros de la comunidad LGBT tenemos muy, pero que muy presente. Es el día del año, obviando el de la gran manifestación que se realiza en la capital, en que nos hacemos más visibles, más presentes dentro de la sociedad. Los telediarios nos dedican unos minutos entre la noticia de que hace calor y la de que hay un video en YouTube de un perro conduciendo una moto, y parece que nos alegramos porque las redes sociales se llenan de banderas del arcoiris. Este año cobra una doble, o incluso una triple relevancia, porque venimos de celebrar la aprobación del matrimonio igualitario en Estados Unidos, y porque los ayuntamientos de España, tras la victoria de la izquierda en las elecciones municipales, se llenan de color, alegría y celebración. Es un ambiente diferente, más pleno, más alegre. Tenemos que estar contentos, por supuesto que si.

Hemos hecho una serie de logros, entre todos, que nos llevan a estar en una posición que parece a años luz de la de haces unas décadas. En España, somos ciudadanos de pleno derecho desde hace diez años, cuando se aprobó la ley de matrimonios igualitarios, una ley necesaria por lo justa de la misma. Diez años no es tanto, pero nos ha dado tiempo de mucho. Nos hemos metido hasta el fondo en las instituciones públicas, con representantes políticos LGBT visibles en prácticamente todas las esferas. Lo mismo en la empresa privada, donde grandes profesionales no tienen inconveniente en hablar de su orientación sexual, haciendo patente lo que nosotros ya sabíamos, que ser gay, lesbiana, bisexual, transgénero, no significa nada más que lo que significa. Que tiene la importancia en determinados aspectos que queramos darle.

Entonces, allá va mi pregunta. ¿Seguimos necesitando un día del Orgullo LGBT? 

Mi respuesta es el sí más rotundo que puedo dar. Sí, sí, sí. Lo seguimos necesitando por tantos motivos que no sé ni por donde empezar. Podría hablar de que la igualdad ante la ley no es lo mismo de la igualdad social. Podría hablar de la polémica que suscita que un ayuntamiento cuelgue una bandera como la arcoíris, una bandera pro igualdad, y que sin embargo cuando ondea la de un equipo de fútbol nadie se escandalice. Podría hablar de que seguimos necesitando una visibilidad aún mayor de la que tenemos, porque toda es poca y los prejuicios rampan sin pudor. Podría hablar de cómo me preguntaron hace cosa de un mes si ser lesbiana es sentirse hombre, en pleno 2015. O de cómo pica el tema de la pluma. O de los “yo tengo muchos amigos gays”. O de los “a mi me gustan las lesbianas, pero los maricones no”. O de programas de televisión cutres que se marcan un guión a nuestra costa. O de cómo aparecen listas de celebridades LGBT influyentes que incluyen una mayoría aplastante de hombres, olvidando por completo la lucha de las mujeres, tan necesaria y tan importante.

Podría hablar de tantas y tantas razones por las que todavía es necesario salir a la calle, a gritar que estamos aquí, pese a quien pese, que fundiría el ordenador antes de terminar.

Pero creo que la razón más importante por la que debemos seguir celebrando el Orgullo LGBT es, simple y llanamente, porque podemos. Hoy hace 46 años que un grupo de homosexuales plantaron cara al acoso policial en un pequeño bar. Estaban hartos de que no les dejaran vivir. Tenemos una obligación moral con aquellas personas, que han hecho que hoy podamos salir por la calle de la mano con nuestra novia, con nuestra esposa, que podamos trabajar en lo que queramos (o podamos), que ser LGBT no sea nada más que otra capa más de nosotros, que sería una profunda deslealtad para con ellos si no lo hiciéramos. Podemos salir a la calle a celebrar por todo lo alto porque otros vinieron antes a luchar por nosotros. Y eso no podemos olvidarlo.

Por eso, porque podemos, y por los que todavía no pueden: Hazte visible. Disfruta de tu libertad.

La pluma y la espuma: Y encima hay que dar las gracias

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la-pluma-y-la-espumaDe bien nacidxs, dicen, es ser agradecidxs. Así que, vaya por delante mi total y sincero agradecimiento: gracias a todas y todos aquellxs que hicieron posible que hoy disfrute de los mismos derechos (como, exactamente, las mismas obligaciones, por otra parte) que el resto de mis conciudadanxs. Gracias a todxs lxs que lucharon (y luchan) por sacar a España del tercermundismo en cuestión de derechos humanos. Gracias infinitas por dar la cara por todxs nosotrxs. Gracias.

Pero, mirad, estoy cabreada (no con ellxs, por supuesto). Estoy cabreada hoy, ya ciudadana de pleno derecho, y lo estaba antes de alcanzar ese estatus, cuando hasta hace diez años lo era de segunda categoría, en un país teóricamente avanzado. ¿Y por qué sigues cabreada?, preguntaréis. Os lo explico: como bien sabréis ya a estas alturas, se ha aprobado el matrimonio igualitario en EEUU. Y sí, claro, es para alegrarse, cómo no. ¡Fíjate, que en el (supuesto) país de las libertades se haya alcanzado semejante igualdad! ¡Woah!, ¿no? WOAH. Enhorabuena, norteamericanxs, por salir del listado de países señalados por falta de derechos. Desde el país que os lleva una década de ventaja en ello (y que estoy segura de que ni la mitad de la de mitad de vosotrxs sabría localizar en un mapamundi) os felicito. ¡Ya sois todxs iguales ante la ley! Es para celebrarlo, cierto. Y me alegro por vosotrxs, por supuesto. De corazón.

Pero es que, a la vez, no puedo evitar sentir cierto cabreo, el mismo cabreo que todavía hoy, diez años después de conseguir la plena igualdad, no me abandona. El mismo que sentí hace un mes cuando Irlanda aprobó en una consulta popular igual cuestión. Porque, atentxs, resulta que le preguntaron a lxs irlandesxs qué pensaban del hecho de que sus conciudadanxs (esas y esos que son exactamente como ellxs) tuvieran sus mismos derechos. Y comprendo que el referéndum venía por la parte de reforma de la Constitución (¡aleluya, un país que pregunta a su pueblo por el contenido de la Carta Magna que va a regir sus destinos! Esa película, fíjate, no la he visto todavía yo subtitulada en español), pero no, no. Esa no es la cuestión. La cuestión es si se les habría ocurrido preguntar en ese plebiscito, por ejemplo, si les parecía bien que no se les cortara el cuello a los niños por no tomarse la leche del desayuno. Por ejemplo, vamos. De cajón que la reacción sería llevarse las manos a la cabeza. ¡¿Cómo preguntáis eso?! ¡Pues claro que no hay que hacerlo! ¡No hace falta ni que lo preguntéis!

Bien, pues yo pienso que tampoco debería haber hecho falta ese referéndum. Es más, me parece un agravio. Si la pregunta hubiese sido: “¿Está usted de acuerdo en que todxs lxs irlandesxs tengan los mismos derechos?”, ¿qué otra respuesta podría haber a semejante pregunta sino la de “Pues claro que lo estoy, coño”? ¿Por qué tendría que alegrarme por el hecho de que se “pida permiso” para otorgar derechos igualitarios a esa parte de la población que debería tenerlos por el simple hecho de pertenecer, precisamente, a esa población? Eso no se pregunta, señorxs, se hace.

Y sí, que sí, que ole por cada pulgada de camino que se avanza, sea como sea. Pero a eso voy, esta es la explicación a mi cabreo: ¿qué es eso de que tenga que estar dando las gracias porque se me “concedan” los mismos derechos de los que disfruta el resto de la ciudadanía de mi país, y que lo hace por el simple hecho de haber nacido en él, un país (supuestamente) democrático? ¿Por qué debería dar las gracias por reparar una sangrante injusticia? ¿Agradecer que hagan lo que tienen que hacer, lo que es justo, racional y lógico? ¿Dónde se ha visto eso? Es lo que tienen que hacer, y punto.

Gracias, sí, infinitas, ya lo he dicho, y nunca dejaré de darlas, a quienes se partieron el pecho para conseguirlo, a quienes en ocasiones se expusieron al escarnio público mientras lxs demás estábamos sentadxs en el salón de nuestras casas. Y, sí, pienso en Pedro Zerolo, su máximo exponente, a quien siempre le agradeceré que luchara por mí, por mi mujer, por todxs mis amigxs gays, y lesbianas, y trans, y cuya pérdida jamás seremos capaces de calibrar en toda su magnitud, porque estoy segura de que, de seguir entre nosotrxs, habría hecho mucho más, y más lejos, y mejor. Gracias, Pedro, y gracias a todxs lxs que estuvisteis, estáis y estaréis al frente de la lucha igualitaria.

Mi cabreo no va por nuestrxs luchadorxs, sino por el hecho de que lxs necesitemos. No va por quienes luchan, sino por quienes se oponen, por quienes miran hacia otro lado, por quienes no hacen, ni dicen, o impiden por acción u omisión. Va porque haya que luchar por conseguir unos derechos que nadie tendría que “otorgarnos”, por la sencilla cuestión de que tendrían que ser nuestros porque sí, porque de ese modo es como los han obtenido el resto de nuestrxs conciudadanxs, simplemente por nacer y vivir en el mismo país. Y me remonto a ese momento, hace diez años, cuando en España se consiguió la extensión de plenos derechos a toda la ciudadanía, y vuelven a mi cabeza los mismos pensamientos de entonces: Ah, pues vaya. Gracias, majos, qué detalle por vuestra parte, sacarme de la lista de ciudadanxs de segunda categoría. ¡Claro, mujer!, me dije, dándome una palmada en la frente. Te han concedido ese derecho porque por fin has demostrado que te lo merecías. A ver, hagamos recuento: dejaste de asesinar niñxs, de maltratar y violar a mujeres, de apropiarte del erario público, de detonar bombas biológicas en centros comerciales (qué feo estuvo eso, oye) y, en definitiva, demostraste al resto de tus conciudadanxs que (oye, qué maja tú) no ibas a usar el derecho a casarte para dinamitar los fundamentos de la sacrosanta civilización.

¡Por favor, que hasta el más sinvergüenza de lxs heterosexualxs, hasta hace una década, tenía más derechos que yo, que ni he robado, ni malversado, traficado, violado o asesinado!

Y, sí, estoy feliz cuando surgen noticias como la de EEUU, como la de Irlanda. Y lo estaré con todas y cada una de aquellas que impliquen la reparación de una injusticia. Pero también estoy cabreada. Porque me he tenido que tragar la indignación durante años, he tenido que soportar inmoralidades como cumplir con las mismas obligaciones que el resto de españolitos y españolitas, pagar los mismos impuestos que ellxs, pasar por los mismos aros en cualquier otra materia legal impositiva de mi país y, sin embargo, ver que no se me permitían tener los mismos derechos.

A principios de este año hice uso al fin de ese derecho. Me casé, tras dieciséis años de relación con la que desde hace ya mucho tiempo llamo mi mujer (posesivo que me encanta usar para ir acostumbrando a oídos ajenos -y duros de ídem- que somos mujeres de otras mujeres). Y lo hice cuando quise. Me casé porque así lo decidimos, porque mi mujer y yo ya éramos soberanas en nuestra elección, porque podíamos disponer libremente si nos casábamos o si no lo hacíamos, y lo decidíamos nosotras, nadie iba a tomar esa decisión en nuestro lugar. Y no lo hice cuando se aprobó, ni lo he hecho en algún día de estos diez últimos años desde que tengo ese derecho, no porque alguien me lo prohibiera, ni porque me señalara con el dedo para colocarme a la cola del resto de mis conciudadanxs, ni porque creyera que yo no me merecía ese derecho. No. No lo hice porque, sencillamente, tenía el derecho a decidir hacerlo o no, y cuándo, y cómo, y por qué.

Y, sí, me alegro, claro que me alegro. Me alegro por lxs estadounidensxs, me alegro por lxs irlandesxs, me alegré por nosotrxs en su momento y me alegraré por todxs aquellxs que aún no disfrutan de plenos derechos cuando al fin los consigan.

Pero que se vayan enterando de que no tengo por qué ir dando las gracias por migajas que deberían ser pan. Un pan redondo, en barra o bocadillo, pero completo, entero. Ni mayor ni mejor que el que se le dé al resto de mis paisanxs, pero, por supuestísimo, nunca menor.

Y que soy, y siempre fui, tan legítima y digna ciudadana de este país, tanto antes como después de que fuese reparada tan vergonzante injusticia.

Cromosoma Ilegal: La bandera de la diversidad

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Eley-Grey-cromosomaEste fin de semana se ha celebrado la manifestación del Orgullo en muchas ciudades españolas. Muchas calles se han vestido de diversidad y color. Como cada año, cientos de personas han desfilado por muchas ciudades de nuestro territorio, se han manifestado por la libertad en el amor. Podría decir que ayer fue un día de visibilidad, de orgullo, de libertad. Pero para mí fue más que eso.

 

Ayer se hizo historia en un pequeño pueblo de Valencia, en mi pueblo. Por primera vez la bandera del arco iris se izó en el ayuntamiento de la localidad. Me consta que en muchos otros lugares lleva años haciéndose y no es ninguna novedad, pero yo vivo en un sitio donde todavía se siguen celebrando muchas fiestas exclusivamente en honor a santos, vírgenes y apóstoles.

 

Hace casi treinta años la gente de mi pueblo miraba como a un bicho raro a la primera niña que, por decisión familiar, no cursaba la asignatura de religión en la escuela. Esa niña tenía que salirse del aula cada vez que el profesor de la doctrina llegaba. La pequeña se quedaba sola en un rincón del viejo edificio porque no había profesor, ni recursos, ni herramientas para trabajar con ella algo que, por aquel entonces, se llamaba Ética.

En el pueblo donde he crecido, esa niña estudiaba durante un par de horas a la semana una especie de cuaderno que alguna buena maestra había confeccionado exclusivamente para ella. En aquellas fotocopias la niña leía historias sobre diversidad, respeto y tolerancia, sin embargo, no comprendía por qué el resto de sus compañerXs tenía que perderse todos esos cuentos y aquellas actividades que le hacían pensar y aprender cosas que ningún maestro enseñaba.

En el pueblo donde he crecido, como habréis podido imaginar, aquella primera niña era yo.

 

A pesar de todo, ayer sentí que hay esperanza para mi pueblo, porque algunas personas han decidido que ya está bien, que durante demasiados años se ha ocultado una realidad latente no sólo en mi pueblo, sino en el presente de miles de personas. Ayer sentí que, por primera vez en la historia, mi pueblo ha marchado acorde al resto de la sociedad, a la realidad que hay fuera.

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Habrá quien diga que no es para tanto, que es un simple gesto, un trozo de tela. Para mí, desde luego, es mucho más, porque izar la bandera del arco iris es mostrar a todo el mundo que la diversidad es positiva, que bajo esos colores cabemos todXs, amamos todXs, sentimos todXs, sin discriminación, sin exclusión, sin excepción. Es la bandera de todo el mundo que ama, sin condiciones.

 

Ayer a medio día, esa primera niña que ya es mujer dejó volar sus recuerdos hacia su propio pasado al tiempo que se colgaba la bandera en el ayuntamiento y leía el manifiesto por la diversidad y el orgullo del amor. Cada color de la gran tela arrancó un escalofrío en su espalda, en sus brazos, y provocó una ola en su pecho, obligándola a coger aire profundamente para llenar todo el espacio libre entre las costillas y el corazón. Sintió la alegría brotar a través de sus ojos en forma de agua y se sorprendió porque el sabor de sus lágrimas, pese a lo que hubiera podido esperar, nunca había sido tan dulce.

Estados Unidos aprueba el matrimonio igualitario (y las celebrities se alegran tanto como nosotras)

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Ayer fue un día histórico, un día de esos que los niños estudiarán muy probablemente en las escuelas a partir de ahora. El Tribunal Supremo de los Estados Unidos declaró que el matrimonio igualitario es constitucional en los 50 estados que conforman Estados Unidos. Cualquier ciudadano del país es libre de casarse con su pareja, sea esta hombre o mujer, en cualquier punto del país. No ha sido un camino fácil, no ha sido miel sobre hojuelas. En realidad, lo que ha hecho el Tribunal Supremo ha sido algo más que aprobar una ley, ha sido derogar las prohibiciones que existían todavía en catorce Estados, leyes hechas expresamente para impedir que dos personas del mismo sexo se casaran en esos territorios. Alucinante, lo sé, legislar para recortar derechos a los demás es un hecho que no me cabe en la cabeza por lo profundamente injusto que es.

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Afortunadamente todo esto queda atrás, y Estados Unidos, diez años después de España y quince después de Holanda, primer país que legisló en este aspecto, por fin considera a todos sus ciudadanos iguales, sin que haya privilegios porque tu pareja es del sexo opuesto. El mismo presidente Obama lo anunció en su cuenta de Twitter.

Es un día verdaderamente emocionante. La primera democracia del mundo, que se jacta de ser primera potencia mundial, el espejo en quienes muchos se miran, y que exporta su cultura a través de libros, películas y series por todos los rincones del planeta, no ha cedido al odio, y ha dejado que el amor y el sentido común sean ley. Es maravilloso. Las primeras bodas ya se han celebrado en estos catorce Estados, la mayoría de corte conservador como Louisiana, Texas, Michigan o Tennessee.

Y, por supuesto, las reacciones de los famosos no se han hecho esperar.

Let's get married!!!

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This is the result we wanted last night!!! Love above everything.

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Es un gran momento para vivir.

¡Hay un Tumblr en mi sopa!

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HAY UN (1)

 

 

    • Ella: Ruby Rose ha entrado en OITNB como un huracán dejando a muchas mujeres (lesbianas y no tan lesbianas) con más ganas de ella. Para no hacer spoiler solo diré “¿Quién se resiste a esa carita?”
      http://hulems.tumblr.com/post/122577843787

    • La iglesia: Aunque con el nuevo Papa parecen que las cosas van cambiando, hasta que no haya un hecho real el cambio no se va a notar. Me ha gustado esta foto porque la verdad es que me impacta ver si este cura piensa así ¿por qué los demás no?cristianismo_hay_una_lesbiana_en_mi_sopa
    • Frozen: Bueno, esta me ha encantado, es la mezcla perfecta de dos cosas que me encanta, Elsa (que espero que salga del armario en la 2 peli) y Star Wars, aunque no haya ninguna croqueta a mi Leia me encantaba.elsa_frozen_hay_una_lesbiana_en_mi_sopa
    • Orgullo: Creo que esta es de las mejores frases que he leído y no dudéis que intentaré hacer una pancarta así en el orgullo madrileño. “Un día sin lesbianas es como un día sin sol”.manifestación_legtb_hay_una_lesbiana_en_mi_sopa
    • Tristeza: Buscando por tumblr me he encontrado con una nota de una chica, me ha resultado muy triste. Ojala nadie tuviera que sentirse así.
      http://uncorazonquebrado.tumblr.com/post/122039236357/20-de-junio-de-2015

    • Sexo: Y para no acabar con mal cuerpo os dejo este gif que me ha encantado. Ay, Trece…besos_lesbiana_hay_una_lesbiana_en_mi_sopa

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Ashley Tisdale cuenta sin pudor lo que le gusta

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Ashley Tisdale, actriz ya no tan adolescente, cantante a ratos y productora ejecutiva de la serie Young & Hungry de la cadena ABC Family nos contaba hace unas semanas en un late show americano algo que nos dejo a partes sorprendidas y a partes encantadas de la vida:

– Tengo un crush con una chica y produzco Young & Hungry en la ABC Family. Interpreto a una lesbiana así que le di el papel al instante.

– Espera… ¿Es una actriz con la que tienes el crush?

– Si, su nombre es Jessica Lowndes y es un gran crush para mi, así que siendo la productora, la jefa tuve que darle el papel y… tuve que besarla. Fue muy divertido, fue muy divertido para mi marido también.

Es en este punto de la vida cuando me pregunto, por qué no tengo el dinero suficiente para producir series y hacer lo mismo que Tisdale hace. Claro, con la excusa de que eres actriz puedes besar a diestro y siniestro a quién te apetezca y nadie te dice nada, ni siquiera tu pobre marido, que debe estar en casa más feliz que unas castañuelas porque a su mujer le vaya tan bien en su trabajo.

Las hay con suerte en esta vida y luego esta Tisdale, que no tiene el mayor reparo en pasar de las dotes interpretativas de alguien para meterle en su serie, solo tienes que gustarle y voilá tienes pase vip a la serie, con beso de la productora incluido. ¿Por qué, mundo cruel, todas tienen suerte menos las croquetas desamparadas? Tendremos que hacernos actrices y cruzar los dedos para ser el nuevo crush de Tisdale, aunque nos lleve la vida en ello. Me voy a empezar a leer a Stanislavsky y a Chejov, a ver si adelanto el proceso.

Aquí os dejamos el video completo:

Ya podemos ver los primeros minutos de ‘Scream, the TV series’

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scream

Ya está aquí, ya llegó: Scream, la serie de televisión basada en las películas mitiquísimas de Wes Craven, se estrena el próximo martes, y como viene siendo habitual con los estrenos de series de MTV, la cadena ha lanzado un aperitivo para los fans. Una muestra, lo justo para dejarnos con la miel en los labios, pero suficiente también como para que sepamos que sí, que nos va a gustar. Dentro video.

La cosa va así: Ya no hay Drew Barrymore gritando asustada por un teléfono inalámbrico de ocho kilos. No, no. Ahora hay mensajes de texto, snapchat, youtube, y miles de redes sociales que a mi, que hacedme caso cuando digo que soy muy joven, ni me suenan. Cosas de adolescentes. Como ya comentamos con anterioridad, la chispa que inicia todo es un video de un beso lésbico entre Audrey (Bex Taylor-Klaus) y Daisy (Anna Grace Barlow), y es lo primero que nos salta en la pantalla, nada más comenzar la serie. En estos ocho minutos vemos ritmo, vemos emoción, vemos actualidad y vemos sangre. Nosotras la vamos a seguir. ¿Y tú?

Vía: MTV

Primeras imágenes de la vuelta de ‘Expediente X’

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x files ewCuando saltó la noticia de que sí, era verdad, Mulder y Scully volverían con nuevos casos después de trece años desde el fin de la serie, muchos fans dieron saltos de alegría: Una de las series míticas, con más fanbase, y que muy probablemente esté en el top diez de muchos tv-adictos retomaba sus historias. La verdad está ahí afuera, y queríamos seguir descubriéndola. Por fin podemos ver las primeras imágenes de este retorno, con una Gillian Anderson absolutamente impresionante en su papel de Dana Scully, la misma Danna Scully que nos hizo babear a muchas. Y es que pese a que ahora tenemos Stella Gibson y Bedelia Du Maurier, el original siempre es mejor.

Vía: Fuertecito no ve la tele

La T de LGBT: Cuando la ficción supera la realidad

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icono_col_trans_hulemsHoy venimos reivindicativos. Estamos reivindicativos y escribimos reivindicativos. Últimamente estamos viviendo unos cuantos hechos para el colectivo LGTB+ que son importantes, pero por otra parte nos indignan y mucho.

Hoy en día, por suerte, varios son los referentes para el colectivo LGTB+ que forman parte de series de ficción mundialmente conocidas. Y también por suerte, las personas transexuales forman parte de estos referentes. Pero salvo excepciones, como la GRAN, GRANDISIMA, INIGUALABLE Laverne Cox, la mayoría de los personajes transexuales están interpretados por personas cisgénero. Os explicamos, que esto es un lio.

En primer lugar sabemos que muchxs de vosotrxs, o quizá no, os estaréis preguntando qué es cisgénero. Pues bien, cisgénero hace referencia a las personas cuyo sexo biológico corresponde a su identidad de género, es decir, son personas que sienten que los genitales con los que nacieron les corresponden. Más simple, lo contrario a transexual.

Por lo tanto, las personas transexuales NO son cisgénero. Nos hemos dado cuenta que tanto en el cine como en la televisión, son hombres los que interpretan a mujeres transexuales –salvo la excepción anteriormente nombrada de Laverne Cox-. Suponemos que esto es así ya que las mujeres transexuales pueden tener los rasgos mucho más pronunciados y los estereotipos son muy malos. Aunque tampoco queremos que actores y actrices trans solo interpreten a personas trans, sería encasillarlas. Tanto es así que, aquí en España tenemos el claro ejemplo de Victor Palmero intepretando a una mujer trans en “La que se avecina”.

También cabe destacar que los hombres transexuales no suelen tener la misma visibilidad que las mujeres transexuales en los medios de comunicación, en el cine, en series, etc. ¿Por qué? Eso nos gustaría saber. Pero las pocas veces que han sido visibilizados se ha hecho a través de hombres cisgénero y no de hombres transexuales. Cosa que, aun más, invisibiliza al colectivo femenino. O como es el caso de la película ‘Three generations’ es una mujer cisgénero la cual interpreta a un chico que se encuentra en pleno proceso FTM. (Sí, sabemos que es un lío, pero el saber no ocupa lugar).

¿Qué queremos decir con todo esto? Nosotrxs abogamos por la diversidad, por la igualdad, por la visibilidad de todas las personas independientemente de orientación, sexo, identidad de género, procedencia, religión etc. Es por ello que creemos que el colectivo trans necesita ser visiblizado correctamente, quitando todos los estereotipos que han recaído sobre todxs estos años, y visibilizando a todo tipo de personas, hombre o mujeres, para que su realidad sea conocida y comprendida.