¿Sabéis esa frase de que no es oro todo lo que reluce? Pues es muy adecuada para explicar lo que ha ocurrido con las atletas rusas, que teóricamente se besaron en el podio para protestar por la ley antigay de su país. Ni era una protesta ni se estaban besando para provocar. Como bien explican en el blog Ciencias y cosas, la realidad es muy diferente. Los besos en los labios son un gesto muy común en la cultura de algunos países del Este (también entre personas del mismo sexo) y los hemos visto durante la celebración de muchos eventos deportivos.
Sin embargo, toda la prensa (nosotras incluidas) se precipitó y juzgó el beso de las atletas rusas como un corte de mangas a la caza de homosexuales de Vladimir Putin.
Lo explican mejor en el blog al que hemos dejado link, pero parece ser que el problema ha sido tomar un momento de la secuencia por el todo. La fotografía, aislada, puede dar lugar a error, pero si nos fijamos en el vídeo completo de la subida al podio del equipo ruso y analizamos la escena, vemos que todas las deportistas lo celebran de la misma manera.
En conclusión, aunque este gesto contradiga la propia ley antigay de Putin, que prohibe las muestras públicas de afecto entre personas del mismo sexo, su motivación no ha sido la que todos creíamos. Nada de rebeldía, solo confraternización. Nuestro gozo en un pozo.