Tú y yo sabíamos que este día llegaría. Era inevitable. Puede que la muerte de Corey Monteith nos obligara a posponer este Amigas sin derecho a roce (pero que deberían tenerlo) por respeto al recuerdo del actor y a todos los gleeks que lloraron su pérdida. SIN EMBARGO, algunas no olvidamos. Imposible. ¿Cómo olvidar una de las amistades entre famosas más comentadas de los últimos años?
Sin más preámbulos, con todos ustedes hoy hablaremos del…
…ACHELE
Nadie sabe con certeza en qué momento se conocieron las actrices Lea Michele y Dianna Agron. La leyenda urbana dice que fue ya durante el rodaje de Glee, aunque algunos fans no descartan que pudiera ser antes, porque muchos se sorprendieron de que empezaran a compartir piso cuando la serie todavía estaba dando sus primeros pasos.
Ese piso fue el lugar donde empezaron todos nuestros delirios.
Dianna y Lea vivieron juntas de febrero de 2009 a septiembre del mismo año. ¿Qué pasó entre esas cuatro paredes? La verdad solo la saben ellas, pero a lo largo de esa convivencia de nueve meses los fans nos enteramos de varios detalles que solo consiguieron hacer volar nuestra imaginación. Cosas como que habían adopado a dos gatos, a los que bautizaron Claude y Sheila. O que Dianna conocía perfectamente los hábitos de descanso de Lea, algo que nosotros descubrimos cuando negó en esta entrevista que su compañera de piso roncara:
Una cosa sí la tengo clara: yo no sé si mis amigas roncan. Y no lo sé, por el simple hecho de que no duermo con ellas. Me refiero en la misma cama. Aunque reconozco que las siestas en el sillón también cuentan.
Pero a lo que íbamos, durante sus meses de convivencia, pasaron cosas extrañas entre las actrices. Se tocaban (mucho), siempre estaban con las manos agarradas (y los dedos entrelazados; a todas horas). Se miraban (sin disimulos), a los labios, incluso. Cualquiera que tuviera ojos podía ver que había una química especial flotando en el aire cada vez que estaban juntas, lo cual sucedía la mayor parte del tiempo. Sabíamos que Lea era en teoría heterosexual, pero también que no se cortaba un pelo jugando a la botella (y a la bollera). He aquí la prueba:
¿Y por parte de Dianna? Pues otro tanto de lo mismo. Cuando en una entrevista de la Rolling Stone le preguntaron si había estado antes con una mujer, la preciosa actriz contestó esto:
¿Si me he enrollado alguna vez con una chica? ¿En mi vida? Oh, dios mío, no lo sé, ¿a lo mejor?
Quedó aquí plasmado, para siempre, en el tercer párrafo que releimos una y otra vez. Repito: una y otra y otra vez, frotándonos de vez en cuando los ojos para cerciorarnos de que no nos lo estábamos inventando:
Nosotras casi estallamos de la emoción al conocer la noticia. Porque, vale, muchas mujeres tienen un período de experimentación en sus vidas, pero esto para algunos fue la confirmación de que estaban juntas. Y como ellas no lo desmentían, las sospechas no hacían más que crecer. Eso, sumado al hecho de que a nuestros ojos lo compartían todo y que se compraron unos anillos iguales que lucían sin pudor alguno, nos permitió seguir soñando. La pregunta era siempre la misma: ¿Qué ocurría en la intimidad de su piso cuando las cámaras dejaban de filmar? ¿¡Qué, por dios!?
Llegados a este punto, en 2011 se embarcaron en el Tour de Glee, una gira de conciertos por todo el país en la que vimos el Achele en pleno apogeo croquetil. Pero fue un martirio. Un infierno. Nunca las vimos tan juntas y nunca deseamos que estuvieran más revueltas. Lo disfrutamos y nos atormentó a partes iguales:
Y llegó el concierto de Toronto. Durante la interpretación de Born this way, el nuevo himno gay de Lady Gaga, los actores repetían uno de los números más famosos de la serie. En él se enfundaban una camiseta con la que destacaban el mayor “defecto” que tenían sus personajes. Se trataba de un número emotivo, cuyo objetivo era mandar el mensaje de que uno tiene que aceptarse a sí mismo porque todos tenemos algo que nos hace diferentes. Habían hecho este show decenas de veces, sin embargo, el de Toronto fue especial.
Debido al lesbianismo de su personaje, a Naya Rivera le tocaba ponerse la camiseta de bollera irremediable. Pero esa noche tuvimos dos croquetas, no solo una. Dianna Agron, en un movimiento inesperado, dejó en el backstage la camiseta oficial de Quinn y en su lugar se puso una en la que se leía “Likes girls” (le gustan las chicas).
Creo que pocas veces he estallado tanto de la emoción. Si eres una gleek, seguro que a ti te ocurrió lo mismo. Por espacio de unas breves horas, el mundo se convirtió en un lugar mejor. Oímos el sonido de las trompetas celestiales y a los angelitos cantando. ¿Era esta una declaración de intenciones? ¿Podía ser verdad? ¿A Dianna Agron le gustaban las mujeres?
Los medios de comunicación, desde luego, lo interpretaron así, y les pareció que la actriz acababa de salir del armario. Como era de esperar, la noticia corrió como la pólvora saltanto a los titulares. Se armó tal escándalo que la pobre Dianna se vio en la necesidad de salir al paso y al día siguiente dejó en su Tumblr una larguísima (y para muchos incomprensible) declaración puntualizando que no era lesbiana.
No, no soy lesbiana, pero si lo fuera espero que la gente de mi vida lo pudiera abrazar de todo corazón. Anoche quería hacer algo para mostrar mi respeto y afecto a la comunidad LGBT. Un apoyo que la gente pudiera ver. Y por eso decidí cambiar mi camiseta para el show.
Ok, Dianna… lesbiana no, pero y ¿bisexual? ¿Quizá leasexual?
Os enseñaríamos el post, pero por desgracia parece que la actriz lo ha borrado. Así que me temo que nunca sabremos más detalles.
Lo que sí tenemos presente es que desde ese momento algo cambió en la relación de las dos actrices. Las interacciones entre ellas se fueron normalizando. Lea comenzó su relación con Cory Monteith. A Dianna se la relacionó con Alex Pettyfer. Ya no vivían juntas, ya no se buscaban tanto. Lea se quedó con los gatos y Dianna compró un perro. Fue un drama… animal. Tan triste como el divorcio de tu pareja favorita. Y a nosotras se nos partió el corazón.
¿Presión mediática? ¿Desbordada imaginación de los fans? Es difícil saberlo. Sin embargo, algunos seguimos pensando que estas dos han nacido para estar juntas. Porque creo que hablo en nombre de muchas de nuestras lectoras si digo que nunca una no-pareja nos ha conmovido tanto. Jamás hemos deseado con el mismo fervor que dos amigas tuvieran derecho a roce. Pero supongo que algunos no han perdido la esperanza de que así sea algún día. ¿Quién sabe? Este post se acaba aquí, pero la de Dianna Agron y Lea Michele parece una historia a la que le falta un final (feliz). Ojalá en el futuro decidan escribirlo juntas.