Una de las novedades de este otoño en ABC es Betrayal, una adaptación de la holandesa Overspel. En esta serie el poder y la riqueza se mezclan con la traición y el crimen, muy en la línea de Revenge, y todo sumado a un escenario que nos recuerda también a The Good Wife.
En Betrayal, Sarah es una bella fotógrafa que, atrapada en un matrimonio infeliz, encuentra la felicidad de nuevo en brazos (oh) de Jack, un abogado proveniente de una poderosa familia que tampoco anda muy contento con el suyo. Para terminar de arreglar las cosas, el marido de la fotógrafa y su amante se enfrentarán profesionalmente en un importante caso de asesinato en el que está mezclado el suegro de Jack, Tatcher Karsten (James Cromwell, American Horror Story), el magnate más poderoso de Chicago, un hombre al que nada ni nadie le impide hacer lo que desea.
Si con este argumento todavía no veis claro el motivo para no perdérosla, os voy a dar el definitivo: Sofia Black, la actriz que interpretaba a Tea en la versión americana de Skins, es Jules Whitman, una informática que trabaja para Jack. Un día, este recibe la visita de toda su familia, entre ellos su hija Valerie, que tarda aproximadamente dos minutos en ponerse a flirtear con Jules. Nunca subestimes el atractivo de una informática. Entre mensaje y mensaje, Jules pide permiso a su jefe para salir con su hija un día. Y aquí viene lo especialmente remarcable de la serie: estamos acostumbrados a los dramas adolescentes (o no tanto) de salir del armario, pero pocas veces se nos presentan personajes jóvenes que tienen citas con normalidad, sin hacer una escena súper tensa, o dejando a su madre con la lagrimita asomando en el porche de la casa. No. Jack sabe que su hija es lesbiana, que se ve con otras chicas, y si hay algo que le incomoda no es eso, es la edad de Jules.
Jules: (A Valerie) Le gustan las chicas, pensaba que lo sabías.
Jack: Lo sé. Las chicas no son el problema, lo eres tú. Trabajas aquí y eres demasiado mayor.
Y ya está, ahí se acaba lo extraño. Si hubiera sido con un chico sería exactamente igual. Él sólo es un padre preocupado por lo verdaderamente importante, que es el bienestar de Valerie, y no por el sexo de su acompañante.
Y esto es lo que ha sucedido en los cuatro episodios que lleva la serie en emisión. Lamentamos comunicaros que no está obteniendo muy buenos datos de audiencia, ya que se emite los domingos, y es un día difícil para las televisiones de Estados Unidos, pero nosotras no dejamos de cruzar los dedos para que aguante, por lo menos, esta temporada, y podamos seguir disfrutando de dos personajes tan creíbles (lo de que sean MONÍSIMAS las dos no tiene nada que ver) unos cuantos meses más.