Lo primero que debo hacer es disculparme conmigo misma y con todas aquellas personas a las cuales les dije “¿Amy Adams…? Meh…” y lo segundo es explicaros bien por qué ya no me parece tan meh. Básicamente ayer fui a ver American Hustle, una película de la cual ya os hemos hablado aquí un par de veces y que, debido al argumento, yo sabía que iba a tener que ver sí o sí. Y yo iba a verla sabiendo que iba a enamorarme aún más de Jennifer, porque LA AMO, pero no esperaba que Amy Adams me dejara tan en shock como me ha dejado. Así que hoy os la traigo, y sé que es tarde, pero pensad que no iba traerla y agradeced que sea tarde, en lugar de nunca. Y quizá os estéis preguntando a qué se debe este cambio repentino de opinión. Pues yo os lo diré, o más bien os lo mostraré…
Esta es la ropa que lleva durante prácticamente toda la película. Vamos, que estaba yo estirando el cuello como una idiota para ver si lograba ver un poco más de ese escote. Y no es que se vea poco, no, pero es que yo siempre quiero más. ¿Qué le voy a hacer? Nací egoísta, exigente y un poco pervertida. Pero no es mi culpa. La culpa la tiene la curva que hace la forma de su pecho. En serio. ELLA es la culpable.
¿Y qué más puedo decir? Pues que me quedé idiota en la película con ella. Bueno, que también tenía ojos para Jennifer, pero es que lo mío con Jennifer no tiene nombre y yo había ido a ver la película para verla besar a otra mujer y que todas mis fantasías se hicieran realidad; o casi todas.
¿Y sabíais que esta mujer tiene cuarenta años? Que no es que sea mayor, pero vamos, que no me esperaba ese pecho cuando se tienen ya cuarenta años. Ojalá la vida me trate igual que a ella. ¿Y habéis pensado en lo que ha cambiado desde aquel papel en Encantada? Porque yo cuando pensaba en ella, pensaba en esto, y ahora sólo puedo ver esto en mi cabeza y me va a costar la salud mental.
Siempre me había parecido guapa, pero es que nunca la había encontrado sexy, y ahora tengo problemas para dejar de pensar en ella. Espera que se me pase con el tiempo, o no… Tampoco veo nada de malo en tener pensamientos impuros con una pelirroja más. No creo que se note demasiado a estas alturas de mi vida en las cuales incluso mi madre me pasa nombre de pelirrojas sexys porque se ha dado cuenta de hasta dónde llega mi obsesión.
Aunque quizás estas fotos os hagan comprender hasta qué punto llega ahora mismo mi obsesión hacia esta mujer a la que he redescubierto y que me ha alegrado el domingo.