Ya lo dice mi madre: Hecha la ley, hecha la trampa. Esto es lo que debieron pensar Irina Shumilova y Alyona Fursova, quienes se convirtieron en matrimonio hace unos días en Moscú, cuando el funcionario que las casó tomó la decisión de respetar el código civil ruso, que establece que el matrimonio en el país nórdico es entre un hombre y una mujer… y legalmente Irina sigue siendo un hombre.
Pese a que lleva muchos años de terapia hormonal, e incluso se ha sometido a una cirugía de reasignación de género, Irina sigue constando en su pasaporte ruso como hombre, lo que no deja de ser un vacío legal que permite bodas de este tipo. Como era de esperar, el enlace ha levantado mucha polémica en este país, en el que recordemos que la denominada “propaganda homosexual” está penada por ley, y en el que gestos tan absurdos como retirar una escultura de un iPhone (ya, también habría mucho que hablar sobre esto…) al revelar el CEO de Apple que era gay están a la orden del día.
Esta es la primera vez que una pareja de lesbianas se casa en Rusia, pero no la primera vez que dos mujeres, en apariencia al menos, lo hacen, En agosto de este año Alina Davis y Allison Brooks también contrajeron matrimonio en la capital rusa, pero la diferencia en este caso es que Alina no cree en la dinámica hombre/mujer, así que se define como ‘andróginx’, por lo que pese a que en las fotos podemos creer que estamos ante una boda lésbica, ya que la magia de la cirugía estética ha hecho que sean practicamente identicxs,… pues no lo estamos, aunque hay que reconocer el precedente que establecieron. Todo un mundo de identidades que no dejan de recordarnos la variedad que se esconde bajo las, a veces escasas, siglas LGBTQ.