Si hay algo que no se le puede negar a Shonda Rhimes, la creadora televisiva con más éxito de los últimos años, es que sus series carezcan de diversidad. Tanto en Anatomía de Grey como en Scandal, pasando por How to get away with murder, los protagonistas de las mismas no se quedan en varón blanco heterosexual, algo que sólo hace falta hacer un poco de zapping para darse cuenta de que no es tan raro. Ella hace un esfuerzo por incluir todos los retratos posibles en sus historias y ayer, en la gala de los premios Vanguard que organizaba el centro LGBT de Los Angeles, reclamó retratos más complejos en las producciones de Hollywood.
Todos existimos en este mundo. Todo el mundo tiene el derecho de verse a si mismo en la pantalla, y creo que es realmente peligroso cuando no sucede. Existe esta tendencia a marginalizar y estereotipar este tipo de personajes que no se ven. La gente se merece retratos realistas.
Hace unos días la GLAAD, asociación que se dedica a analizar precisamente la representación LGBT en las películas, lanzó su informe sobre los estrenos de Estados Unidos en este verano, un total de 25, y su veredicto es que “la inclusión de personajes LGBTQ principales, especialmente mujeres de color, es casi nula en las películas mainstream”. El informe concluye que en las comedias, este tipo de personajes se utilizan como un modo para hacer gracias, no como algo con contenido real.