Ya nos la recomendaba Edryn en este artículo y este otro, pero por si aún quedaban dudas, allá vamos.
SPOILER ALERT!!!
Tres mujeres en la veintena que comienzan como becarias en la revista femenina de moda por excelencia de Estados Unidos. Esto nos recuerda un poco a El Diablo Viste de Prada, pero tiene un giro diferente: el enfoque millennial feminista (incluida la versión modernizada, empoderada y hasta maternal de Anna Wintour). De entrada tenemos tres protagonistas aparentemente heterosexuales que tienen aspiraciones profesionales y personales. Y que, a diferencia de las chicas de GIRLS, están preocupadas por pagar el alquiler de sus apartamentos de Nueva York y se apoyan unas a otras en una hermandad modélica. Cuando se tienen que dar un toque porque alguna mete la pata, pues lo hacen, como buenas amigas. Se apoyan cuando hace falta. Y lo más importante: celebran los triunfos de las demás en lugar de ponerse la zancadilla por envidia.
Empecemos por el título: The Bold Type. No sólo significa letra negrita, bold es un adjetivo que significa: atrevido, audaz, llamativo, valiente… ¿veis por dónde voy, no? Pues esta es la definición de la serie: mostrar mujeres así. Y es justo lo que necesitábamos. Yo no sé vosotras, pero la típica protagonista femenina que siempre necesita de un hombre que la saque de problemas, como que cansa. Y no es real.
Analicemos un poco a nuestras mosqueteras:
Jane (Katie Stevens): es la protagonista principal, la Hannah de esta versión mejorada de GIRLS. Pero como el personaje de Lena Dunham o incluso Harry Potter, es el personaje menos interesante. Es la representación clásica del ‘sueño americano’. Chica de pueblo huérfana de madre que crece con un sueño y acaba mudándose a la gran ciudad persiguiendo ese sueño (como la canción de Journey). Y más o menos, parece que lo logra. Así da comienzo The Bold Type, con Jane como redactora junior de Scarlet, la versión ficticia de Vogue+Cosmo+Seventeen. No me malinterpretéis, la chica tiene sus storylines interesantes, como todas, pero cuanto más avanza, más te vas dando cuenta de que es el personaje más básico. Acabas enamorándote de las demás y Jane pasa a un segundo plano.
Sutton (Meghann Fahy): es el corazón de la pandilla. Esta chica del Mid West tampoco lo ha tenido fácil con una madre problemática, y a diferencia de Jane, es mucho más positiva y optimista. Es el perfil más infravalorado de las tres. La única que sigue siendo reparte cafés y no tiene un puesto que realmente le llena. Tiene su propia crisis existencial/profesional al borde de los 26 y está enrollada con un tipo mayor que ella que además es un cargo directivo en la compañía. Parece tener un talento para la moda, pero absolutamente desaprovechado. Tiene un sueño claro, pasa por un proceso y consigue pelear por lo que quiere. Llega incluso a dejar a un lado su relación para que ésta no afecte a su objetivo profesional. Vamos, una tía independiente que prioriza su vida y sus objetivos por encima de todo romance potencial.
Kat (Aisha Dee): éste es el personaje que probablemente tiene más atractivo croquetil. Es mestiza, que ya es una buena señal para una protagonista en una serie plagada de caucásicos; está en la veintena y ha llegado a jefa de departamento; lleva la voz digital de Scarlet; es la más peleona; y es la hetero más hetero de todas. Como San Pedro negó con el gallo, Kat niega tres veces su bisexualidad diciendo: soy hetero, soy hetero, soy hetero, ¿verdad? Justo después de sacarle un huevo de la vagina a su mejor amiga Jane. Todo muy hetero.
Cuando la admiración cruza la línea y se convierte en atracción. Y esa sospecha que una tiene sobre sus sentimientos hacia otra chica… ¡boom! Porque la vida. Porque a muchas nos pasa. Porque sí. Clásico momentazo en la vida de toda bisexual. El momento en que se cruza el umbral y se acepta que el heteropatriarcado no es la única manera. Kat se pilla de Adena, una fotógrafa lesbiana, activista y musulmana. La combinación multirracial, multicultural, y los caracteres fuertes y dominantes convierten a Kadena en el ship más interesante de la serie, y probablemente uno de los más destacables en años. Llamadme exagerada, pero yo sólo digo la verdad.
Y si leyendo esto no os pica la curiosidad y os lanzáis a ver la serie, he de apuntar que la música es otro componente importante de esta joyita audiovisual. Aporta a la historia. Casi toda la lista de canciones que suenan a lo largo de las dos temporadas es música de grupos cuyas cantantes son féminas, algunas de ellas, abiertamente LGBT+. Por poner un par de ejemplos, en algunas de las escenas clave para la historia de Kat, suena Hayley Kiyoko y Halsey (ambas abiertamente bisexuales).
¿Por qué quieres trabajar en Scarlet? Porque cuando lo necesité, Scarlet me dio los consejos de la hermana mayor que nunca tuve.
Y ese es el planteamiento de la revista, un posicionamiento que marca el tono de la serie. No olvidemos que todas las mujeres de esta serie son estupendosas. Atractivas, más o menos dentro de un canon de belleza extendido en el tiempo que vivimos, pero, y hay un pero, al menos son diversas. Se les ven las pecas, algunos granitos, y bueno, obvio que van divinas, después de todo, trabajan en una revista de moda, hay unos estándares de imagen que van con el trabajo. Pero a medida que avanza la serie, vamos viendo más personajes en la redacción y fuera de ella que no son tan normativos. Eso enriquece a la historia y la hace más real. Es mucho más sencillo verse identificada con la trama porque de alguna manera puedes conectar con algún personaje, la propia trama o sus relaciones. Es la serie más ‘cercana a la realidad’ de la mujer millennial de hoy. Y es altamente recomendable.
Originalmente emitida en Freeform (EE.UU.) y ahora disponible en Amazon Prime en España. El año que viene se estrena la tercera temporada, así que ya podéis correr a ver las dos primeras temporadas.
Más y mejor croqueteo en el próximo artículo.