A estas alturas de la película nadie le puede negar a Joan Jett el rango de superestrella del rock. Una condición que ha alcanzado por sus propios méritos y por ser una de las personas más guays que existen sobre la faz de la tierra. Cosas a tener en cuenta, fue guitarrista del primer grupo de rock formado exclusivamente por mujeres, ha escrito mil y un temazos, es miembro del Rock and Roll Hall y es croqueta.
Joan Jett ha sido una figura clave para el mundo de la música desde los años 70, cuando fundó, junto a la batería Sandy West y el productor Kim Fowley, el grupo The runaways. Cinco chicas que consiguieron alcanzar el éxito con tanta rapidez como se apagaron. Drogas, sexo, problemas económicos y muchos problemas internos que llevaron a The runaways a la extinción, pero no a Joan. Mientras sus compañeras hacían lo que podían por sobrevivir en el mundo de la música como más o menos fortuna, como fue el caso de Lita Ford, Joan Jett, siempre con la sombre del alcohol y las drogas presente en su vida, consiguió algo más que salir a flote. Publicó su archiconocido disco Bad Reputation y a partir de ahí todo es historia.
Han sido muchas las cosillas interesantes que se han presentado en esta última edición de Sundance y, entre ellas, Bad Reputation, el, probablemente, documental definitivo sobre Joan Jett, disfrutable tanto por las fans más hardcore y las que simplemente pasaban por allí. Un repaso a los acontecimientos que han marcado la vida y carrera de Joan Jett y a todas las personas que, personal y musicalmente, ha inspirado y ha influenciado. Debbie Harry, Kathleen Hanna o KStew, quién la interpretó en The Runaways, tienen su pequeño hueco en el metraje para compartir qué significa Jett para ellas.
Por si todo esto no fuera poco para morirnos de ganas de ver el documental, la sexualidad de Joan Jett es tratada como debería serlo siempre, como una parte más de ella, una parte indivisible que está presente siempre, y no como un compartimente estanco del propio documental.
Hasta finales del 2018 no podremos disfrutar de Bad Reputation pero, si queréis ir matando el gusanillo, siempre es buen momento para ver (o rever por enésima vez) The Runaways.
Vía: Autostraddle