Una madre embarazada ha despedido a su fotógrafa después de enterarse de que es lesbiana. Faith Grace, de Mobile, Alabama, había sido contratada para sacar unas fotos de una madre embarazada, una mujer llamada McKenna. Sin embargo, después de que ella viera una bandera del orgullo LGBT en la cuenta personal de Instagram de Grace, la futura madre le explicó que ya no deseaba trabajar con ella mediante un mensaje.
Después de conocer a Grace la noche anterior, McKenna escribió: “Estuve mirando tu cuenta de Instagram personal para acceder a tu profesional, y vi que tenías una bandera del orgullo. “¿Eres gay o tienes familiares gay?” La fotógrafa le contestó que nadie de su familia era LGBT, pero que ella sí era lesbiana. La respuesta inmediata de la madre fue que ya no quería que Grace hiciera las fotografías, debido a su orientación sexual.
No quiero que alguien que es gay tome mis fotos. Simplemente no está bien. Estoy en contra y lo último que necesito es permitir que mi hijo de 5 años piense que ser gay es correcto, porque no quiero que sean influenciados por personas como tú. Lamento que pienses que este estilo de vida está bien y es aceptable.
Faith lo compartió en sus redes sociales, y desde entonces ha corrido como la pólvora, llegando a los 40.000 RT en unos pocos días. Ha recibido muchas muestras de cariño, y le han salido varias oportunidades profesionales, algo que es para celebrar. Pero el mal rato que le hicieron pasar, no se lo quita nadie. Es indignante que tengamos que aguantar estas cosas en pleno siglo XXI. Porque no sólo ser LGBT está mal para algunos, sino que encima debemos dejar de trabajar y morirnos de hambre, porque hasta hacer unas fotos es “extender nuestro estilo de vida”. Váyase a la mierda, señora.
En los últimos tiempos, la actriz Sarah Paulson se ha ido haciendo más y más famosa, trabajando en un montón de producciones, desde la archiconocida American Horror Story a películas de renombre como Ocean’s eight o Carol. Pero hubo un momento en que se le advirtió que su relación con Holland Taylor afectaría negativamente a su carrera, y que no debía hablar de ella.
En una entrevista con The Edit contó que nunca se preocupó por equilibrar su vida profesional y su relación sentimental con Holland Taylor hasta que la gente le dijo que “tuviera cuidado”.
Al principio, cuando la gente descubrió que estaba con [Taylor], algunos dijeron: ‘Creo que debes tener cuidado, me temo que va a afectar negativamente tu carrera’
¿Y qué hizo Sarah? ¿Ocultar a su novia? ¿Hacerla pasar por amiga? ¿Buscarse un novio fake? No. Decirle a su novia que la quería al recoger un premio Emmy.
Se me ocurrió, ‘¿No debería?’ Y luego pensé, ‘¿Por qué no lo haría?’ “El hecho de que esté pensando esto está mal. Pero tuve un momento de preocupación social, preguntándome si, tal vez, las personas que no sabían eso de mí dirían: ‘¿Espera, qué?’ Pero luego, lo hice igual
Paulson también habló en la misma entrevista que la diferencia de edad entre las dos, 32 años, no es lo más habitual. Pero le importa un pimiento, como debe ser.
Estoy con una persona mucho mayor y la gente lo encuentra totalmente fascinante y raro”. Pero me siento poco convencional. Soy una mujer de cierta edad que eligió no tener hijos y que ha convertido mi carrera en mi prioridad. Soy el capitán de mi propio barco, y nunca he buscado a nadie más para validar eso, o decirme que está bien
Vuelve Jessica Jones. Vuelve nuestra investigadora privada favorita (siempre después de Verónica Mars, claro). Y lo hace cómo sólo ella sabe hacerlo, con todavía más chulería y mala hostia para ganarse nuestros corazones. Mirad el tráiler si creéis que miento.
La segunda temporada seguirá donde nos dejó la anterior, con Jessica tratándose de recomponerse tras toda la movida con Killgrave, y nos permitirá volver a disfrutar, no sólo de Kristen Ritter y David Tennant, sino que también de Carrie Ann-Moss, como la croqueta Jeri Hogarth, o Rachael Taylor, como Trish, la amiga de de Jessica que debería ser su novia pero que no es su novia por razones inexplicables.
Por si Jessica Jones no lo molase todo todavía, la nueva temporada, que contará con 13 episodios, va a estar exclusivamente dirigida por mujeres y se ha previsto su fecha de estreno para el 18 de marzo, día internacional de la mujer.
Imagina por un momento vivir en un mundo en el que de verdad diera igual que, si eres una chica, te gustaran las chicas. Que eso no te supusiera ningún conflicto en la adolescencia, repleta de parejas de mujeres en cine, televisión, y tu propio entorno, ni tus padres se llevaran un disgusto al quebrarse sus expectativas vitales sobre ti, porque diera lo mismo que alguien estuviera con un hombre o una mujer. Que bollera fuese un apelativo más, y no una palabra que hiciera sentir mal a la gente, y que no fuera seguido de una hostia por la calle porque no tiene sentido que te peguen por lo que eres. Que tuvieras los mismos derechos que las personas heterosexuales, y nadie se alegrara de que te retiraran algunos, porque total, vas a ir al infierno y van a hacer de tu existencia otro, porque eres rara y cómo eres está mal porque no es normal.
Que en una entrevista en televisión contaras que eres bisexual, y el presentador, que encima es un hombre gay, no alucinara en colores y se echara a reir, lleno de rubor y sorpresa.
El sábado la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, estuvo en Salvame Deluxe, un programa que en los últimos meses ha dado un volantazo a su línea editorial, y ha pasado de ofrecer solamente noticias del corazón a tratar temas de actualidad. Ahí, Colau contó, de manera más o menos orgánica, que durante su estancia en Milán gracias a una beca Erasmus, conoció a un italiano, Paolo, con el que estuvo saliendo, pero también a una italiana, Elena, con la que tuvo una relación “de muchos años”.
En el mundo ideal que he descrito, seguramente fatal porque no me imagino bien cómo puede ser, esto pasaría totalmente desapercibido, y los comentarios se centrarían en otro tipo de cuestiones más políticas, como por ejemplo que qué hace una representante electa hablando de su vida personal por parte de sus detractores, o alabanzas provinientes de sus partidarios por acercarse a la gente corriente. Personalmente, creo que desacralizar la política y hablar el lenguaje de los votantes es la estrategia más acertada, pero esto es una opinión que no viene al caso, porque lo que se habla de la entrevista es que la alcaldesa contó que tuvo novia.
‘Rascar votos’
Las teorías al respecto de porqué explicarlo aquí y ahora son muchas, pero la fundamental es una: porque le apeteció. Y en cuestiones de visibilidad, cualquier momento es bueno. ¿Podría ser mejor? Como todo. Pero siempre es una buena noticia que alguien tan sumamente conocido cuenta con naturalidad que no es heterosexual. Muchas personas que no sabrán nombrar a ningún político más allá del alcalde de su ciudad, saben quien es Ada Colau. Porque está presente en la televisión, prensa, internet, y casi cualquier medio. Quizá las que no vivimos en la Ciudad Condal no tengamos ni idea de sus políticas municipales, pero la conocemos.
Hay una: porque le apeteció.
Las personas que están en política son las que más al alcance de la mano tienen mejorar en muchos ámbitos las vidas de los ciudadanos, y todavía más en posiciones tan directas como son las que se refieren a concejalías y corporaciones municipales. Las propuestas de estos órganos son las que más directamente nos afectan a todas y cada una de nosotras, y que quien los dirija forme parte del colectivo LGBT supone, en muchos casos, una sensibilidad más profunda hacia las inquietudes y problemáticas que nos afectan.
Por mi parte, solamente tengo una crítica hacia lo que contó. “Que cada cual quiera a quien quiera”, dijo. Ser LGBT+ no va de querer a quien queramos. Va de ser como somos, independientemente de que estemos enamorados o no, y sobre todo, no de enamorarnos de alguien a quien elijamos, sino que precisamente por esa falta de poder sobre nuestra elección, queremos a quien sea. A veces tendemos a olvidarnos de que las lesbianas y bisexuales lo somos solteras y en pareja, enamoradas o no, y que nuestra identidad no se define por quien tengamos al lado, porque solas también existimos.
En un mundo ideal, el entrevistador no habría dicho que los rivales políticos de Colau se estaban frotando las manos ante su declaración. Porque en un mundo ideal, la orientación sexual de alguien, o su pasado sentimental, no tendrían la más mínima importancia y no se usarían como arma arrojadiza. Pero claro.
Habíamos visto pedidas de matrimonio con flashmobs, en público, en privado, en series y películas, en cines, y muchas más que ahora mismo no me vienen a la cabeza. Pero de lo que estoy segura es de que no habíamos visto jamás una entre una kriptoniana y una princesa amazona. Pero este fin de semana, dos chicas francesas cuyo nombre no conocemos nos han dado una alegría.
Necesitaba una excusa, simplemente. Me has esperado a que estuviera preparada, y creo que te he hecho esperar demasiado tiempo. Así que hoy solamente diré que te quiero para preguntarte, ¿te casarías conmigo?
Empezaré diciendo que me gustó La Liga de la Justicia. Aunque también es verdad que cuando se trata de DC poco es necesario para tenerme contenta. Que me haya gustado, sin embargo, no quita para que haya cosas que me chirriasen, especialmente sobre cómo trata la película a Wonder Woman.
Wonder Woman es, indiscutiblemente, una pieza clave de la trama. Bruce Wayne es el encargado de poner en marcha el tinglado pero, sin Diana, aquello no hubiera llegado a ningún lado. Ella ayuda a reunir al equipo, proporciona información valiosa y es un importante elemento de cohesión, y aún así, la imagen de superheroína fuerte y valiente que vimos en Wonder Woman deja paso a la de un mero objeto de deseo.
Comparar la Diana de Wonder Woman con la de La Liga de la Justicia tiene como resultado que veamos el abismo que hay en cuanto al tratamiento de los personajes femeninos cuando tenemos detrás de las cámaras a una mujer y cuando tenemos a un hombre. En la primera vemos a una Diana poderosa y empoderada, en la segunda un objeto sexual con poderes que lleva consigo una espada y un escudo.
En La Liga de la Justicia los planos recorren el cuerpo de Diana constantemente (no necesito un recordatorio constante de lo buenísima que está Gal Gadot, es bastante evidente a simple vista, gracias), escenas que me han hecho poner los ojos en blanco (Hola, escena de Aquaman con el lazo de la verdad. Hola, escena de Flash cayéndose sobre Wonder Woman), y una tensión sexual con Bruce Wayne bastante gratuita. ¿Era realmente necesario? ¿De verdad? ¿Siendo un objeto de deseo es esa la única manera que tenemos de ser lo suficientemente interesantes para que los hombres estén dispuestos a tenernos en sus películas? ¿No les llega con tener cinco superhéroes en pantalla en los que verse representados que tienen que hacer que la única superheroína gire alrededor de ellos también?
La sexualización de las mujeres en La Liga de la Justicia no acaba con Wonder Woman, las amazonas no se libran tampoco. No hay más que observar el diseño de Lindy Hemming para Wonder Woman y el de Michael Wilkinson para La Liga de la Justicia. ¿Para qué luchar con una armadura en condiciones cuando puedes ir de cuero y ser super sexy y exhibir esos abdominales que has conseguido en crossfit? Total, que no te atraviese una flecha el abdomen está muy sobrevalorado. Eso sí, Batman que vaya bien tapado, que no no tiene poderes y podría hacerse un rasguño.
Las diferencias de trato a los escasos personajes femeninos en una y otra película son claras y deja claro lo mucho que necesitamos que haya más mujeres dirgiendo, diseñando el vestuario, guionizando, y en general trabajando detrás de las cámaras para que podamos superar esta visión del género femenino exclusivamente masculina.
Tradicionalmente, diciembre es el mes de echar la vista atrás y de tirar de nostalgia. Por supuesto, en la música esta máxima también se cumple y todas estamos escuchando como locatis la lista esta tan chula que hace Spotify con lo que más ha sonado durante el año. Pero oye, este mes también vamos a escuchar otras cosas. Y OT. Porque OT nos gusta mucho. No lo podemos negar.
En esta playlist, que es tan rara como todas las que nos han salido en 2017, un año marcado en esta web por el CAOS, hemos puesto cosas tan dispares como Ana Guerra, Miss Cafeina, El Kanka, Moloko o Eme DJ. Molar, mola. Eso, seguro.
Parece que el tirón de orejas a Marvel por haber culpado a la diversidad de la bajada de ventas en vez de hacer autocrítica sobre la calidad de lo que estaba ofreciendo, ha surtido efecto. Marvel Television está trabajando en el largometraje animado de acción que todas vamos a querer ver, Marvel Rising: Secret Warriors.
La nueva generación de superhéroes de Marvel, si algo va a ser, es diversa. Capitana Marvel, Ms. Marvel, Squirrel Girl, América Chávez, Quake, Spider-Gwen, Inferno y Patriot serán los Secret Warriors. El nuevo grupo de superhéroes en el que Marvel Television está trabajando y espera lanzar para este nuevo año 2018. “Queríamos mostrarle al mundo que estos héroes son importantes para el universo Marvel, que hay un personaje para cada tipo de fan de Marvel que exista”, dice Sara Amanant, la directora de contenido y desarollo de los personajes.
Como previa al largometraje, Marvel estrenará 6 cortos enfocados en Spider-Gwen, y si sois unas impacientes como yo y queréis ir abriendo boca, aquí tenéis un pequeño behind-the-scenes.
Como una ya tiene una edad, a veces puedo echar la vista atrás y acordarme de cosas que pasaron hace bastantes años, e irremediablemente la referencia suele ser el instituto. Yo tenía un profesor de filosofía con unas clases muy dinámicas, y una de las grandes discusiones que teníamos año tras año era aquello de que el lenguaje moldea la idea, y no al revés. Él defendía que sin palabra no hay concepto, y que el lenguaje preciso era importante, porque según dices las cosas de un modo u otro, significan una cosa u otra.
Por aquel entonces, recuerdo leer un artículo de Manolo Martínez, cantante de Astrud, que enlazaba con uno de los lemas más pronunciados por los detractores de la ley de matrimonio igualitario que se estaba debatiendo entonces en España. En el texto, Manolo venía a decir que el “pero que no lo llamen matrimonio” no hacía sino tratarnos de idiotas a todos aquellos que defendíamos que la unión entre dos personas del mismo género tenía que llamarse matrimonio, porque rebajaba el nivel de debate hasta una cuestión semántica. Como si no supiéramos ni siquiera lo que pedíamos, al estar pidiendo pidiendo un imposible. Porque una rosa es una rosa, la idea que tenemos de una rosa, y por tanto un matrimonio no podía sino ser la idea que todo el mundo tenía de matrimonio.
El asunto, a nosotras, nos parecía sencillo: si lo que implicaba era exactamente igual que las uniones entre un hombre y una mujer, no tenía sentido alguno ponerle un nombre diferente.
Por eso, cuando trece años después sigo viendo a personajes públicos, cabeceras de periódicos, y gente en general, hacer mención a “matrimonios homosexuales”, “matrimonio gay”, y demás sustantivos seguidos de adjetivos que no vienen a cuento, yo sigo preguntándome si esto no es un absurdo, una necesidad de diferenciación que no alberga sino un hecho intrínsecamente perverso en el fondo: que si, que os podéis casar, pero que en realidad no es lo mismo. Porque si fuera lo mismo no tendríamos que distinguir.
Cuando mis amigas se refieren a su esposos, no dicen “mi marido heterosexual”, del mismo modo que, si están casadas con una mujer, no la llaman “mi mujer lesbiana”. Es absurdo. Pero, tal y como decía mi profesor de filosofía, si el lenguaje modela el concepto, lo que se consigue poniéndole apellido a la unión es, obviamente, marcar una distancia. Una validez.
Hay una frase muy famosa de Liz Feldman que dice “It’s very dear to me, the issue of gay marriage. Or as I like to call it: marriage. You know, because I had lunch this afternoon, not “gay lunch”. I parked my car; I didn’t “gay park” it.“, o traducido de manera libre, “me es muy cercano el tema del matrimonio gay, o como me gusta llamarlo, matrimonio. Ya sabes, porque hoy comí, no hice una “comida gay”. Aparqué mi coche, no lo “aparqué de manera gay”. No podría haberlo expresado de manera más clara.
No creo que esto sea una cuestión de etiquetas, del eterno debate sobre si las etiquetas nos definen o nos constriñen, nos ayudan a empoderarnos o nos limitan en nuestra vida. Esto no es, creo, una manera de restarle importancia, del mismo modo que algunos piensan que ser LGBT o no serlo no tiene la más mínima relevancia (que sí que la tiene, todavía). Es, justamente, todo lo contrario: la diferenciación, en este caso, no viene por nuestra parte, sino por la otra, la que nos sigue viendo como algo ajeno, desigual, dispar, porque es algo inferior a lo habitual.
Si disfrutaste como una enana con Pretty Little Liars, la serie más absurda de la historia, estás de enhorabuena. El spinoff basado en Alison (Sasha Pieterse) y Mona (Janel Parrish) es una realidad, un hecho, una certeza, un algo a lo que aferrarte para iluminar los oscuros días del futuro. No, en serio: The perfectionists está en marcha, y ya sabemos cosas de los personajes principales, además de Alison y Mona. ¿Quieres conocerlos?
Caitlin Martel-Lewises la atractiva, inteligente y motivada hija de dos madres (ojo a esto) muy exitosas, una de las cuales es senadora de los Estados Unidos (porque por qué no tirar a las esferas más altas). En la tradición más pequeñamentirosesca posible, Caitlin es una experta ocultando secretos. Espera seguir los pasos en la política de una de sus madres, pero eso sucederá si el peso de sus mentiras no la aplasta primero.
Dylan Wright es un prodigioso cellista que utiliza su pasión por la música para evadirse de su pueblo natal, que es un poco pequeño (pero oye, que ahí vive una Senadora de EEUU). Dylan ama la música casi tanto como a su novio, Andrew, que es un proyecto de arquitecto y el novio ideal. Seguro que es un asesino en serie, porque los asesinos en serie siempre parecen personas ideales. Por otro lado, Ava Jalali es una trendsetter estilo con una gran personalidad, y que espera tener su propia línea de ropa algún día. Pero tiene una ventaja sobre sus compañeros blogueros: una mente tecnológica brillante, que usa para bloguear y codificar. Eso sí: no le preguntes por qué sus padres huyeron recientemente del país, es su gran secreto.
El guionista, escribiendo las descripciones de los personajes
Esperad, que aún hay más. Nolan Hotchkiss (¿en serio esto es un apellido?) es un líder natural, heredero del imperio de su familia. A pesar de que presenta la imagen de un niño de oro, Nolan es en realidad un manipulador que utiliza a sus amigos y familiares para mantener su imagen. No es un gran admirador de las figuras de autoridad ni de la palabra “no”, porque no está acostumbrado a perder. En la empresa de su padre trabaja Jeremy Beckett, un británico guapísimo con más abdominales que tú (fun fact: eso no es posible, todos tenemos el mismo número). Jeremy también es descrito como “encantador e ingenioso”, y es un genio, porque por eso está trabajando en Estados Unidos en el pueblo pequeño en el que todo sucede.
El mono envió el guión antes de tiempo
Y, por supuesto, en medio de todo esto están Mona y Alison, a quien supuestamente se le han muerto la mujer y los hijos en un incendio. Lo normal. La cadena encargada de emitir la serie será Freeform, pero todavía no sabemos cuando podremos admirar esta obra de arte. Esperamos con ganas.