Inicio Blog Página 328

Todo listo para la vuelta de ‘Carmilla’

0

¿Cómo puede una webserie tenerte contando los días hasta el estreno de la nueva temporada? No tengo ni puñetera idea, pero esta ha sido mi vida durante el último mes. Mes, que termina HOY aunque técnicamente fue ayer por eso de ser de madrugada, porque Carmilla ha lanzado ya el primer acto de los tres que conforman esta última temporada.

carmilla-s3-poster

Es posible que no sigas las diferentes redes sociales de la webserie, o que simplemente seas algo despistada y estés pensando ‘¿pero qué dice la loca esta? ¿Tres actos? ¿No sacaban 2 capítulos semanales?’, y sí, solía ser así, todas esperábamos tener 3 meses para despedirnos de los personajes, pero los 2 capítulos semanales se han terminado.

Esta temporada la serie se emitirá en 3 actos, como si fuera una obra de teatro, porque según su productora Steph Ouaknine esto da opción a crear una continuidad dentro de cada uno de ellos sin tener que preocuparse de introducir forzados “cliffhangers” y cambios en el tempo de la trama. ¿Eso qué implica? Que esta noche estarán disponibles, de golpe, 17 capítulos de los 36 que supuestamente conforman la temporada. Las fangirls de la serie no sabemos saben qué hacer con esta información, porque claro, ¿maratón a altas horas de la noche? ¿Suministro concienciado de capítulos y bloqueo de todas las fuentes de spoilers? ¿Esperar todo un día más? 

chris-traeger

El segundo acto será lanzado el 29 de septiembre, también jueves, y de este si que no sabemos el número de episodios que llegará a contener, al igual que el tercero y último, que cerrará Carmilla el 13 de octubre.

Hay que añadir que justo media hora antes de cada uno de estos actos algunas de las actrices harán un livestream en el mismo canal en el que cuelgan habitualmente los vídeos: KindaTV.

Además de esto tenemos que aplaudir desde aquí el nuevo fichaje que han hecho, porque no podría ser mejor. Enrico Colantoni, actor con muchísima experiencia, y que probablemente reconoceréis como el padre de Veronica Mars y por salir recientemente en Person of Interest, será Sherman Hollis, el padre de Laura.

carmilla-s3

Por si aún te estás planteando si ver Carmilla o no… vamos a dejar caer el trailer:

Los capítulos estarán disponibles a partir de la 1:30am (del 16 de septiembre) en España, o sea, YA. 

Frances Goldin, la mujer de 92 años que ha llevado la misma pancarta al Pride durante más de 30 años

0

And there are a bunch of other photographs — of the same woman and the same sign — from pride celebrations over the years.

Frances Goldin tiene 92 años y es la orgullosa madre de dos mujeres lesbianas, Reeni y Sally. Cada año asiste al Pride de Nueva York con una pancarta en la que se lee I adore my lesbian daughters. Keep them safe (Adoro a mis hijas lesbianas. Mantenedlas a salvo).

Ni Frances Goldin ni sus hijas recuerdan cuándo empezó a usarla exactamente, pero ella asegura que lleva participando en el Pride desde el principio del movimiento. La segunda parte del mensaje de su pancarta (Mantenedlas a salvo) fue añadida en 1993, cuando asistió a la histórica marcha LGTB+ en Washington DC. Frances asegura que toda pancarta reivindicativa debe incluir una demanda. En la parte posterior del cartel pone A proud parent of lesbians (Una orgullosa madre de lesbianas).

This newspaper image showing a woman holding a sign that reads "I adore my lesbian daughters. Keep them safe" has been floating all around the internet for quite some time now — maybe you've seen it?

“De alguna manera, llama la atención de la gente, sobre todo de aquellos cuyos padres han rechazado” ha explicado Frances en una entrevista a Buzzfeed. “La respuesta a la pancarta es siempre increíble, y eso me anima a continuar”. A menudo, durante la marcha, algunos jóvenes se acercan a Goldin y le piden que llame o escriba a sus padres, y ella suele hacerlo.

“Creo que he cambiado la forma de pensar de algunas personas y estoy orgullosa de ello”, asegura Frances. “Todo el mundo debería apoyar a sus hijos gays y lesbianas, se están perdiendo mucho en la vida si no lo hacen”. Su hija Sally la ve como el modelo de cómo los padres deberían comportarse con sus hijos LGTB+.

Frances Goldin ha sido fotografíada con su pancarta en múltiples ocasiones durante los últimos años y su mensaje ha dado la vuelta al mundo gracias a las redes sociales. “Es muy importante para mí y doy gracias de ser capaz de llevar mi pancarta cada año. Ahora tengo 92 años y espero poder continuar tanto tiempo como pueda”.

Vía: Buzzfeed

Una pareja quiere hacer la boda colectiva entre mujeres más grande del mundo

0

jessica-brooke-real-lesbian-wedding-orlando-florida-alternative-life-photography-design-first-kissAlli Baldwin e Ilene Mitnick son una pareja que se unió en matrimonio en Connecticut. La primera boda les supo a poco, y pensaron en renovar sus votos en una nueva ceremonia en Provincetown, la ciudad en donde viven. Hasta aquí puede ser una historia normal de una pareja enamorada y con ganas de probar muchos menús, pero esta vez Alli e Ilene han pensado hacerlo al estilo americano: bigger and better.

Por eso, para su segunda boda han convocado a todas cuantas parejas de mujeres quieran casarse, para que se casen junto a ellas en la boda colectiva de mujeres más grande del mundo. Creen que van a ser capaces de reunir a unas 100 parejas de novias, con sus tules y sus ramos, y seguramente lo consigan, ya que han sido ya 39 las que se han apuntado. ilenealli

Tuvimos la idea de renovar nuestros votos, pero queríamos invitar al planeta y hacer todo un evento

El evento ha recibido el nombre de Bride Pride (Orgullo de novia), y contará con la actuación de Kate Clinton, una conocida humorista abiertamente lesbiana, que amenizará el asunto y aprovechará para renovar sus propios votos. Parte de los fondos se destinarán a organizaciones LGBTQ. Si el 15 de octubre te pilla cerca de Boston, aprovecha para unirte a esta más que curiosa iniciativa. Si consiguen llegar a cien parejas, ¡pedirán la certificación del libro Guiness de los records!

Vía: Roux Provincetown

La mujer en el cine (III): qué opinan sobre la industria las futuras cineastas

1

NOTA: Para ver todos los elementos multimedia de este artículo, recomendamos visualizarlo en un ordenador. 

En 2015, la mujer en la industria del cine representó el 19% del sector en Estados Unidos. En España la cifra se situó en un 26%, siguiendo la “buena dirección” en un arte en el que todavía queda “mucho camino por recorrer” para llegar a la igualdad entre hombres y mujeres. Las estadísticas no son halagüeñas, pero esas cifras no amedrentan a aquellas jóvenes que un día se despertaron con el objetivo de ser cineastas. Porque, detrás de los números, siempre se esconden nombres, caras e historias que ayudan a entender una realidad que parece invisible tras las cifras y las cámaras.

Algunas de estas jóvenes nacieron justo en el centenario del lanzamiento de El hada de las coles, la “escenita” con la que Alice Guy marcó un punto de inflexión en 1896 llevando la ficción a la cámara de cine. Otras nacieron unos años antes, pero todas tienen claro que quieren formar parte de un arte al que le están dedicando horas de estudio en la universidad. Una “futura” directora y una estudiante que quiere especializarse en dirección de fotografía, y otra alumna que, apunto de tener que decidir, se va a decantar por el cine documental aunque no le cierra las puertas al montaje, hablan con HULEMS sobre la masculinizada industria de la que un día esperan romper su techo de cristal.

Y de aquellas que aún llevan la etiqueta de “estudiantes”, pasaremos, también, a cuatro jóvenes que lograron que un trabajo de fin de carrera, Les amigues de l’Àgata (Las amigas de Àagata), se convirtiese en una cinta con una gran aceptación por parte de la crítica. Historias de unas futuras cineastas que tienen mucho que opinar acerca de una industria que tiene la asombrosa capacidad de crear sueños en cada fotograma y en la que, en algunos casos, también es un sueño el mero hecho de entrar.

Alexandra (Valencia, 1991) estudia el máster en Dirección Cinematográfica del Centro Universitario de Artes TAI, en Madrid y el cine es “algo así” como el “amor de su vida”, aunque reconoce que su caso es “un poco extraño”.

“No estudié audiovisuales directamente. Me gradué en la Universidad de Valencia en óptica y optometría y no fue hasta que terminé la carrera que me atreví a hacer lo que realmente me gusta, que es el cine. Así que, una vez finalizada, estudié una diplomatura de dirección cinematográfica en la Escuela de Cine de Valencia –donde, de unos diez alumnos, estudiaban ella y otra chica– y más tarde vine a Madrid a estudiar el máster en esta materia”, según explica a HULEMS.

la-mujer-en-el-cine-iii-alexandra

En el máster que cursa actualmente, comenta, las cifras están “más igualadas”: de 21 estudiantes hay trece chicos y ocho chicas. Sin embargo, se lamenta de que, en España, el cine “no es una carrera muy común precisamente. Es más difícil dedicarse a ello que a muchas otras profesiones, además, es también un trabajo más inestable e irregular, por eso es algo que a priori por ejemplo a una familia le cuesta más apoyar”.

“Si a esto le sumas que estudios de cine como tal (no audiovisuales sino de cinematografía en sí) no hay muchos –continúa–, y la mayoría no son estudios oficiales y van por vía privada, al menos de momento, no es que el panorama sea muy esperanzador. Supongo que en España aún no se toma el cine muy en serio y esto hace que todo se dificulte, tanto a nivel de estudios como profesional”.

La cineasta valenciana explica que en ese ámbito profesional ha colaborado ya en algunos cortometrajes, y estuvo de meritoria de dirección en All I See Is You, la última película del director Marc Forster (Bavaria, Alemania, 1969), realizador de otros títulos como Descubriendo Nunca Jamás de 2004. All I See Is You ha sido seleccionada para ser proyectada en el Toronto International Film Festival de 2016 y su premier mundial será hoy en el marco de este festival canadiense.

Este curso académico Alexandra lo dedicará a hacer prácticas, aunque todavía “no sabe dónde”. Y paralelamente le gustaría “dirigir un proyecto a nivel profesional y meter la cabeza en otros”, comenta.

Reconoce, sin embargo, que “por desgracia en muchos ámbitos profesionales suele haber desigualdad entre géneros, pero en el sector artístico creo que la diferencia es mucho mayor. Pensemos en este contraste a grandes rasgos en la historia del arte, aunque ahora haya más igualdad, todavía hay un abismo a superar, no tenemos más que ceñirnos a las estadísticas para comprobarlo o pensar qué cantidad de hombres conocemos por cada mujer en este ámbito”.

Y, sin ir más lejos, solo hay que echar un vistazo a los realizadores fetiche de esta estudiante: a Stanley Kubrick, Quentin Tarantino, Martin Scorsese, Billy Wilder, Zhang Yimou o Park Chan-Wook se une Paula Ortiz como su “ejemplo a seguir ahora mismo en el mundo de la dirección”. “Me parece que tiene una forma de dirigir maravillosa y que ha sido capaz de superar dos grandes hándicaps dentro de nuestro país, uno es el hacer cine en sí y el otro es ser mujer y poder dirigir y escribir”, explica Alexandra.

Es consciente de que la mayoría son hombres, pero recalca que “esto es un círculo vicioso. Si la cantidad de mujeres directoras (ya no solo en España sino a nivel mundial) es mínima, es muy difícil que haya visibilidad en este aspecto”.

“Ahora hay más presencia de mujeres en altos cargos y en el mundo del arte, pero subrayo: hay más presencia. Sigue habiendo desigualdad en el sentido en el que los hombres son más numerosos si nos paramos a hacer la comparativa. Tal vez el problema es que la sociedad no es consciente de que exista el problema. Todavía hay mucho por hacer”.

Lucía (Madrid, 1996) coincide con su colega. “Estoy segura de que hay mucha gente que ni si quiera se da cuenta de que hay mujeres en la industria, la misma gente que se piensa que el único cine que existe es el de Hollywood”, explica a HULEMS.

La joven madrileña va a comenzar el tercer curso del grado de Cine y Medios Audiovisuales que estudia en el municipio de Terrassa (Barcelona), en la Escuela de Cine y Medios Audiovisuales de Catalunya (ESCAC). En este nuevo curso Lucía tiene que elegir especialización, y ya lo tiene claro: cursará fotografía, un ámbito “especialmente masculino”, aunque ahora las cosas “están empezado a cambiar” porque las mujeres están teniendo “cada vez más relevancia en la parte más independiente de la industria cinematográfica”.

la-mujer-en-el-cine-iii-lucia

A pesar de ello, matiza, no cree que vaya a tener las mismas oportunidades que sus compañeros de clase si las cosas no cambian rápido, “aunque sería lo justo”.

“Los grandes cambios necesitan su tiempo, así que aunque sé que el tema de la desigualdad me puede tocar, lucharé contra él y aunque muchas veces haya desigualdad yo quiero creer que lo que prima es el esfuerzo y la dedicación. Claro, en ocasiones si eres hombre a lo mejor te eligen antes que a una mujer, pero de verdad espero que eso cambie y que en un futuro se elimine definitivamente ese tipo de mentalidad”.

Esta apasionada del séptimo arte –“mi madre cuenta que de pequeña el único sitio donde no lloraba era en una sala de cine”, relata– también es una apasionada de la dirección de fotografía de figuras como el belga Benoît Debie, el americano Newton Thomas Sigel, la parisina Caroline Champetier o la estadounidense Ellen Kuras.

“También sigo a directores como Lars von Trier o de cine más mainstream como Christopher Nolan –explica–, cualquier tipo de cine independiente estadounidense, y una de las películas más recientes en la que destaco la magnífica dirección de fotografía es Carol. Estoy segura de que sin este apartado la película no hubiese sido ni la mitad de buena”, subraya.

Resalta también la figura de la realizadora Jane Campion (Wellington, Nueva Zelanda, 1954) porque “lleva muchos años dentro de una industria muy masculina y ha sabido rodearse bien y hacerse su propio hueco, además de crear una brecha para poder empezar a cambiar las cosas como hizo cuando ganó la Palma de Oro en 1993”, aunque para Lucía “es evidente” que en el sector cinematográfico todavía “hay mucha desigualdad”.

“Siempre ha sido así –continúa–. Desde los comienzos este oficio fue para la gente marginada de la sociedad: artistas, muchos judíos estadounidenses, mujeres (montadoras, montaban la mayoría de películas del cine mudo)… pero cuando los hombres vieron que se convertía en un negocio rentable entraron y, como pasa muchas veces, acapararon los puestos de mayor responsabilidad”.

La estudiante, sin embargo, se muestra optimista, y subraya que “hoy en día parece que las cosas están empezando a cambiar gracias a los movimientos sociales a favor de la igualdad y todo lo que fomenta la gente famosa. La parte más visible de la industria, que son las actrices, hacen cada vez más activismo por la igualdad y fomentan en los grandes premios discursos a favor de los derechos de la mujer”, además de que “cada vez más, grandes actrices piden otro tipo de papeles, papeles que tienen que estar escritos y dirigidos por mujeres”.

“Aunque yo creo –recalca– que va a seguir habiendo desigualdad o que por lo menos si la cosa cambia va a ser muy poco a poco. El tiempo acaba siendo el mejor aliado porque cuando intentas instaurar algo de golpe siempre crea una respuesta negativa por parte de los grupos opositores, al igual que ocurrió con los movimientos feministas”.

Hajar, compañera de Lucía, comenta a HULEMS que “no es la industria la que tiene que ser inclusiva, es la mujer la que tiene que hacerse con la industria y entonces hacerse con el cine”. Porque, como subraya, “no es lo mismo la industria y el cine. Tú haces un negocio o haces cine, o haces las dos cosas. Y viendo cómo está el mundo ahora, primero haces negocio y luego haces cine. Así que la mujer tiene que marcar en el negocio del cine, y luego entrará más dentro del mundo creativo del cine”.

Hajar nació en Marruecos en 1995, cerca de la ciudad de Oujda. Se trasladó de pequeña a España y estudia el mismo grado que Lucía en Terrassa en la ESCAC porque, como explica, en España “cine solo podemos estudiarlo en Terrassa o en Madrid”. “Hay muchos compañeros que vienen a estudiar en la ESCAC desde fuera, ya sean países latinoamericanos, sobre todo, como de dentro de España”, recalca.

La joven “tenía la duda” de si especializarse en montaje o en documental. Aunque al final se ha decantado por el segundo, opina que el montaje “es una especialidad que puede hacer de ti una persona muy productiva, ya que con el montaje reescribes el guion de la película, y creas, en cierta forma, el sentido y las emociones en ella”.

la-mujer-en-el-cine-iii-hajar

“Casi todos los montadores –continúa– tienen a Walter Murch (Nueva York, 1943) como el ‘gran montador’, y es verdad, es uno de los más reconocidos. Pero me parece que hay otros nombres de los que no deberíamos olvidarnos. En el mundo del documental hubo una que inauguró el montaje de las imágenes de archivo, Esfir Shub (Surazh, Imperio ruso, 1894 – Moscú, Unión Soviética, 1959), que la deberíamos tener a la misma altura”.

Y es que, como subraya Hajar, el montaje es una especialidad en la que “la mujer ha marcado su presencia”. “A lo largo de la historia las mujeres han destacado en el ámbito del montaje. Supongo que debe ser que las mujeres tenemos más paciencia, porque es una labor que requiere paciencia, unas manos finas y una persona rigurosa”.

Hajar, que cuenta que, después de hacer teatro en el último año de la ESO, decidió hacer arte en primero de bachillerato y, finalmente, se decantó en el segundo curso de ese ciclo por el cine, subraya que, a pesar de que el montaje en concreto ha sido tradicionalmente un bastión para las mujeres, en la industria cinematográfica sigue prevaleciendo la figura masculina.

“Creo que se confía más en las capacidades de un hombre a la hora de hacer un trabajo cinematográfico que en las de las mujeres. No sé por qué, pero desde luego que creo que hay desigualdad. Solo hace falta mirar en las carteleras y ver cuántos nombres de directoras hay en relación a los directores”.

“A la sociedad –continúa–, que somos nosotros, nos gustaría más escuchar y ver nombres femeninos en las listas de nominados a mejor director, director de fotografía, sonidista, etc. Pero creo que todos somos conscientes de que la mujer aún tiene que tomar algunas batallas y ganarlas para lograr estar allí, son pequeñas, creo que porque ya están empezadas, pero que costarán mucho tiempo y esfuerzo. Todos somos conscientes de que el cine está monopolizado por los hombres, porque el cine empezó siendo de ellos y la mujer tardó en entrar”.

Hajar acabó decantándose por la especialización de documental en la Escuela a pesar de su atracción por el mundo del montaje porque, según cuenta, “hubo una vez un escritor que nos dijo que si escribíamos, tendríamos que empezar con lo más cercano a nosotros. Y creo que lo más cercano a nosotros es la realidad”.

Y de la realidad fue precisamente de lo que quisieron hablar las creadoras de Les amigues de l’Àgata, una cinta que comenzó siendo un trabajo de fin de carrera y que, quizá sin comerlo ni beberlo, acabó siendo la ópera prima de sus creadoras y consiguió acaparar la atención de los medios de comunicación y de las salas de cine.

Laia Alabart, Alba Cros, Laura Rius y Marta Verheyen, las cabezas pensantes de esta cinta que la prensa puntuó con un 8’4 en Filmin –en esta misma plataforma, Carol consiguió un 9’2 por parte de los expertos– estudiaron el grado de Comunicación Audiovisual en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.

la-mujer-en-el-cine-iii-creadoras-de-les-amigues-de-lagata

Laura Rius, Laia Alabart, Alba Cros y Marta Vereheyen (fuente: www.lesamiguesdelagata.com)

 

Las cuatro, que nacieron en diferentes puntos de Cataluña, se conocieron en ese primer año de carrera y en seguida congeniaron “en gustos y motivaciones”, explican a HULEMS. “Desde entonces empezamos a hacer cosas juntas, salir, ir al cine y también muchos trabajos de universidad juntas, aunque nunca habíamos coincidido haciendo un proyecto las cuatro solamente”.

Como trabajo de fin de grado, los amigos y amigas de Laia, Alba, Laura y Marta “ya tenían otros proyectos individuales”, pero ellas cuatro querían hacer algo “práctico y grupal”.

“Laia y Laura –explican las cineastas– estaban de Erasmus en el último año”. De esa manera, cuando las dos estudiantes regresaron, las cuatro tuvieron “un año íntegro para hacer el proyecto y poderle dedicar el tiempo que requiriera, sin tener que combinarlo con las clases de último curso”.

“A partir de ahí empezamos a pensar sobre lo que querríamos contar en ese momento en que estábamos acabando el grado, y salió la idea de tratar sobre la amistad femenina a partir de un viaje que fuera, de alguna forma, el final de una etapa”.

Nació así Les amigues de l’Àgata, una cinta en principio no pensada “más allá del marco académico” en la que las cuatro directoras, guionistas y montadoras quisieron aportar “todas por igual” en base a una realidad como punto de partida: sus experiencias sobre la amistad de infancia.

La película, explican, es “el retrato de la amistad de un grupo de chicas de veinte años, realizado a través de la mirada de Àgata (la actriz Elena Martín) durante su primer año de carrera. El filme trata desde su vida en Barcelona hasta un viaje a la Costa Brava, en el que sentirá cómo se transforma su mundo en común con las amigas de la infancia: Carla (Victòria Serra), Ari (Marta Cañas) y Mar (Carla Linares)”.

la-mujer-en-el-cine-iii-actrices-de-les-amigues-de-lagata

Marta Cañas, Carla Linares, Elena Martín y Victòria Serra (fuente: www.lesamiguesdelagata.com)

“Era muy importante –continúan– poder hablar de algún sentimiento que las cuatro hubiéramos vivido, para que pudiera surgir una historia con una conexión real con cada una. El objetivo era conseguir una especia de verdad emocional a partir del trabajo conjunto de las actrices. Por eso, preferimos hablar de esta vivencia interior, pequeña y cercana, y con un estilo espontáneo, ligero e incluso imperfecto, como un conjunto de fragmentos de la vida de unos personajes de ficción”.

Las cuatro cineastas recalcan que, con ese objetivo, “no escribieron un guion clásico, por así decirlo”, aunque sí que tenían un guion con una estructura de la película con lo que pasaba en cada escena.

“Un arco dramático –explican–, una evolución de los personajes y sobre todo, teníamos muy bien definido el sentimiento que queríamos tratar en cada momento y escena. Así pues, con estos elementos y un profundo trabajo de personaje con las actrices, las dejábamos a ellas confeccionar los diálogos guiándolas en todo momento para que siguieran la estructura y lo que queríamos contar”.

Les amigues de l’Àgata, supervisada por los cineastas Isaki Lacuesta y León Siminiani, consiguió ver la luz gracias a una campaña de crowdfunding en Verkami –una “buena herramienta, sobre todo para proyectos pequeños de estudiantes o en proyectos que se hace imposible que la industria apoye”–, pasar más tarde por festivales y salas comerciales y, todo ello, “sin discriminación de género”, resaltan las creadoras del filme.

Laia, Alba, Laura y Marta matizan, sin embargo, que han experimentado “que la prensa resaltara y enmarcara” su trabajo positivamente “por el hecho de ser mujeres (y muchas) dirigiendo”. “Es algo que desde el principio no éramos tan conscientes de ello y durante el proceso de promoción y distribución hemos visto cómo esto te juega a favor y en contra a la vez, tiene esta dualidad”.

Las realizadoras creen que el cine independiente “alberga un espacio con más libertades y menos imposiciones” por lo que, en consecuencia, tiene “menos impedimentos por cuestiones de género”. A pesar de ello, el problema radica en la “visibilización de todos esos filmes”  y a cuántas cineastas de género independiente o experimental se conocen en relación a los hombres.

“Ahora las mujeres, poco a poco, somos más conscientes de la representación que hemos tenido y tenemos ganas de aportar nuestra visión y granito de arena en el cine. También, si algo está cambiando es este pequeño empoderamiento que sienten las mujeres de generarse su espacio para crear y concebir proyectos desde ellas mismas, sin necesidad de recurrir al hombre. Y esto es algo muy positivo”.

Aunque, subrayan, “debería haber una doble responsabilidad: también los hombres deberían revisarse y pensar en cómo ellos nos están representando a nosotras, las mujeres. Porque al final el cine habla y es de todos y todas y sería una lástima que se dividiera o polarizara como ‘cine hombres’ y ‘cine mujeres’”.

“La realidad solo puede cambiar dando luz a los proyectos dirigidos por mujeres. Los pocos que existen lo hacen en festivales y salas independientes por lo que nunca llegan al gran público. Así que tiene que haber un cambio de actitud general y hacer un esfuerzo entre ‘todxs’ para darles un espacio y que lleguen al gran público. Al menos un mínimo esfuerzo para que la gente pueda acceder a las películas, que a veces ni a esto llegamos”, concluyen.

the-end

 

AGRADECIMIENTOS: Ahora es cuando me toca reconocer que “La mujer en el cine” I, II y III es mi trabajo de fin de máster y que no habría sido posible si no hubiesen formado parte de él todas las personas que tan amablemente han participado. Y como no está muy de moda dar las gracias públicamente, es aún más necesario recordar que por mucho que una quiera ser el altavoz de una realidad, es imposible si no hay voces que quieran y se ofrezcan para ser escuchadas. Así que, por orden alfabético, muchas gracias a Alex, Bryn, Lucía y Hajar. Y a Laia, Alba, Laura y Marta. Y no solo a ellas, gracias a Sandra, que contigo empezó todo. Y a todas las personas que me han aguantado y me aguantan, desde mis compis de la Agencia, hasta mi familia y amigas y demás unicornios voladores. Y, sobre todo, a Marca, que no solo ha hecho posible que este trabajo se publique aquí sino que, no contenta con eso, siempre ha estado ahí para preguntarme qué tal iba la cosa, para leerse los avances y siempre, siempre ha sacado ratos para ayudarme con cualquier problema técnico de los muchos que siempre se me suelen aparecer. Gracias, jefa, y muchas gracias a todas y a todos los demás. 

 

Quiero llevar bigote y patillas

1
croqueta librePodéis enviar los textos (preferiblemente que no incluyan ninguna imagen) a la dirección de correo que figura en el banner, con el asunto “La croqueta libre”. Los textos se leerán para escoger, pero no se editarán. Es decir, que si tu texto se ajusta a la temática de la web, lo publicaremos, pero sin corregir las posibles faltas. Los textos deben ir firmados con nombre o seudónimo.

Quiero poder llevar bigote y patillas, sí, habéis leído bien. No me refiero a hormonarme para que me crezca el pelo sino a ponerme algo así de mentirijilla pero que quede creíble. Tampoco quiero ser un chico ni soy trans, no pasaría nada porque lo fuera pero no es el caso. Nunca suelo explicar estas cosas porque la gente, por lo general, me mira extrañada pensando que soy una excéntrica.

Me gusta vestir de chica pero a veces también con ciertas prendas de chico, nunca me ha parecido raro ni anormal. Por ejemplo, los zapatos: odio los de chica, no los soporto, lo suelo pasar fatal porque siempre me fijo en modelos que me encantan pero, oh, mala suerte, no tenemos tu número porque son de chico y empiezan en el 39.

También me sucede con los trajes. Suelo fantasear con ir al trabajo vestida con un traje, incluso me imagino el tipo de tela y el color. Eso de ponerte la camisa impoluta, recién planchada y anudar el nudo de la corbata… Me parece súper estético todo y a mí me pierde la estética, para bien y para mal.

A veces pienso que nos debería dar todo igual y ponernos simplemente lo que nos dé la gana pero he de reconocer que en el fondo soy una cobarde más y no me atrevo a realizar casi ninguna de estas pequeñas hazañas. Siempre me ha gustado pasar desapercibida, eso de que te miren por la calle no va conmigo y tal vez es justo ese detalle lo que me echa para atrás.

Conforme van pasando los años, no obstante, me voy atreviendo más a hacer un poco lo que realmente me sale del alma. El pelo es un buen ejemplo de ello. Hace poquísimo me lo fui a cortar como mi adorado Bob Dylan en la portada del Blonde on blonde (o como Cate Blanchett interpretándole en I’m Not Here, salvando las distancias, evidentemente). Le enseñé una foto al peluquero y le dije: quiero el pelo de Bob Dylan, ¿puedes conseguir eso?

Los zapatos de gánster también son un atrevimiento, bueno, lo eran hace unos años ya que ahora es muy frecuente ver a chicas con ellos, de hecho, incluso están de moda y me alegro porque eso ayuda.

Todo esto a lo que hago alusión puede parecer una simple opinión sin fondo, los pensamientos de una tipa preocupada en exceso por el físico o por las apariencias pero os puedo asegurar que va más allá. En realidad, estas comidas de cabeza tienen que ver con las barreras que tenemos muy dentro de nuestros cerebros, con todo lo que nos han ido inculcando desde pequeños y que hemos terminado asumiendo como la única verdad o realidad posible.

Hay días en los que quiero poder lucir un bigote y otros en los que me quiero parecer a Morrissey porque me parece uno de los tipos con la voz más bonita de este planeta (además de ser tremendamente sexy) y esto no tiene que ver con ser lesbiana o bisexual o trans o queer o hetero. Porque cada día que pasa entiendo menos las etiquetas y me siento menos identificada con ellas, puedo tener una pose de las que se atribuyen a las chicas pero al mismo tiempo fumar como un chico (¿acaso los chicos fuman de una manera determinada diferente a las chicas? He aquí uno de los errores que solemos cometer al plantearnos estas cuestiones).

Al final todo acaba siendo un bucle, tenemos demasiados prejuicios en la mente acerca de cómo nos hemos de comportar o cómo se espera que actuemos frente al resto. Lo único que tengo claro ahora mismo es que me gusta ser una chica, tener patillas y bigote y las rubias.

 

Carol Blenk
(La detective que resuelve todos los casos menos el suyo propio)

Un día vi el programa de Dulceida y esto es lo que pasó

0

quiero-ser-dulceida-sara-carbonero

No sé si os acordaréis de Quiero ser. Si no lo hacéis no os culpo, hay cosas más importantes en las que emplear la memoria como el trabajo, los estudios y Laura Prepon. Quiero ser es el programa aquel de Dulceida y Sara Carbonero que duró en Telecinco lo que el chocolate en mi casa, dos días, creo recordar. Todo el mundo le lanzó tomates y lo relegaron a Divinity porque en esta casa no se tira nada y seguro que hay alguien que lo ve. Y efectivamente así fue. Hubo al menos una persona en este planeta que lo vio. Esa persona puede haber o no haber sido yo.

adam-levine-mejor-me-voy-de-aqui

Vi un capítulo de casualidad. Lo típico que no echan nada en la televisión, estoy más aburrida que una ostra, tengo curiosidad por ver en qué se ha metido Dulceida y, para ser sinceros, hasta un documental sobre escarabajos me hubiera parecido entretenido. Me echo unas risas con el capítulo y que si jiji, que si jaja, mañana me veo otro porque mi vida es tan divertida como la de una piedra y no tengo mucho más que hacer, y luego otro más porque qué daño puede hacer, y a ver quien se ríe ahora porque con la tontería me he visto todo el programa de cabo a rabo, he seguido de cerca y casi con palomitas en la mano el drama de Celia Fuentes, y he asistido y participado en discusiones familiares sobre quien debía ganar el programa. Ha sido una droga muy mala.

sheldon-that-girl-needs-to-get-alif
Sí, lo sé.

La premisa de Quiero ser es la de tratar de descubrir al que está llamado a ser el mayor influencer español. Para ello, seis concursantes tutelados por Dulceida, Cristo y Madame de Rosa tendrán que competir entre ellos pasando pruebas “relacionadas con la moda”. No hay suficientes comillas en el mundo para poner en esa frase. Entiéndase por “relacionado con la moda” hacer vestidos con bolsas de basura, correr por el parque, vestirse en una furgoneta en marcha o hacer carreras con tacones en un parque canino. Los domingos es día de expulsión, uno de ellos se marcha para su casita y entra otra. Sara Carbonero es la que presenta todo esto, dice dos frases al inicio, tres al final, está guapa y cobra por ello.

Pero no nos engañemos, puede que hayamos ido por la moda, por Sara, por Dulceida o qué sé yo qué es lo que nos ha motivado para seguir el programa (a día de hoy aún intento averiguarlo), pero si nos hemos quedado, ha sido por otra cosa totalmente diferente, los puñales que volaban entre los concursantes. Más de uno ha salido de allí con la espalda con un colador de tanta puñalada trapera. Y cuanta más sangre llegara al río, mejor. La moda ya si eso.

El programa se ha terminado este domingo pero antes de que me diese tiempo a lamentar la pérdida, o bien se ha obrado un milagro o alguien en Telecinco se ha dado un golpe en la cabeza, porque lo han renovado para una segunda temporada. 

jlaw-my-body-is-ready

Ay, estúpida y sensual telebasura.

‘Un pavo rosa’ es gamberro, divertido y muy desenfadado

1

Siempre apetece una buena comedia romántica, bien porque se tiene un día de esos días en los que apetece meterse bajo las sábanas y no salir, o porque ha sido un día guay y apetece algo acorde a ese estado pletórico. Y, como buena comedia romántica, Un pavo rosa va perfectamente para cualquiera de esas ocasiones. La última novela de Diana Gutiérrez, que tiene un musical como telón de fondo, viene dispuesta a hacer las delicias de las nostálgicas de los 90, ambientada en esa época, está repleta de referencias a la década de Nirvana y los Backstreet Boys.

un-pavo-rosa-diana-gutierrez

Una novela juvenil, muy gamberra y desenfadada que os arrancará más de una carcajada con los embrollos en los que se meten sus protagonistas, Verónica, Nick para los amigos, y Alejandra, Álex, mejor. Nick es la macarra, la fiestera y la que pasa de todo. Álex todo lo contrario, la responsable, la rara y la que no encaja. Contada en primera persona y alternándose los narradores entre las dos protagonistas, Un pavo rosa se desarrolla de manera no lineal, a medida que seguimos todos los pasos de Álex y Nick pasos en el presente, vamos indagando más y más sobre un pasado que no siempre ha sido de color de rosa gracias a los flashbacks.amazon

Es posible que al principio nos quedemos con cara de circunstancia porque no entendamos nada. No os alarméis, es normal. Una tal Álex está en casa de una tal Nick a primera hora de la mañana, pero Nick no sabe qué hace exactamente aquella chica que conoce del instituto en su casa. Ante la incomodidad de la situación, Álex sale a comprar el desayuno y besa a Nick, lo que la desconcierta todavía más, a ella y a nosotras. ¿Qué está pasando aquí? Tendremos que seguir leyendo para ver cómo estas dos han llegado a ese punto, descubrir qué es lo que pasará a partir de ese momentos y decidir si somos #TeamNick o #TeamAlex.

Puedes comprar Un pavo rosa en este enlace. 

Sobre el outing

3

outingSalir del armario es una experiencia muy personal, como lo es el proceso que viene antes. Cada persona LGBT tiene unos tiempos y unos modos de ser conscientes de su propia identidad sexual, y una vez que ha podido y sabido hacer una reflexión sobre ello, se siente preparado para salir del armario por primera vez y contarle a alguien, o al mundo si se siente especialmente valiente, que es lesbiana, o gay, o trans, o asexual, o lo que sea. Excepto heterosexual.

Por mucho que haya avanzado la sociedad en algunas partes del mundo, en 2016 todavía la orientación sexual de casi todas las personas (no vamos a meter en el mismo saco a todo el mundo, pero vamos) es, por defecto, la heterosexual. Si eres chica, tu abuela te pregunta que cuando te echas novio, y si eres chico lo contrario. Contar lo contrario por primera vez es, en muchos casos, algo que requiere tragar saliva y respirar. Y esto solamente la primera vez, pero habrá muchas más veces en las que haya que salir del armario.

Como decía, salir del armario es una experiencia muy personal. Por eso, arrebatarle a alguien, aunque sea únicamente una vez, su derecho a contarlo cuando y como le apetezca, y solamente a quien le apetezca, es un acto abominable.

En España tenemos la gran suerte de que ser homosexual, en la mayoría de los casos, es algo que no tenemos que andar ocultando, y podemos vivir nuestras vidas como mejor nos parezca. Pero, ojo, no olvidemos que no siempre es así. Sólo en la capital, Madrid, llevamos registradas 167 agresiones homófobas en lo que va de año. Y los famosos tampoco se libran de ver, por ejemplo, su vida profesional amenazada al desvelarse su orientación sexual.

Es necesario salir del armario para que, poco a poco, la visibilidad gane al resto de cosas. Eso está claro. Si hubiese más famosas que, por propia voluntad, contaran con naturalidad su vida privada, muchas más se animarían y dejarían las sombras, y a lo mejor dejábamos de buscar activistas en donde sólo hay personas. Pero la clave es justo esa: por propia voluntad. No porque a una periodista se le ocurra que hoy es buen momento para contar que estas dos señoras llevan juntas dos años, algo que por lo visto muchos otros periodistas sabían y no tuvieron la poca elegancia de contar.

No se debe confundir ser un personaje público con vender su vida privada. Hay dos presentadoras que han sido noticia estos días, y que salen en la televisión, cuentan cosas en la pequeña pantalla, pero no venden su vida privada. No les apetece. Lo pasan mal cuando las pillan los paparazzi en la playa. Y es perfectamente respetable, porque cada uno es libre de decidir lo que hace con su vida.

Es importante tener referentes, rostros famosos que cuenten su vida y digan que sí, mira, soy gay, o lesbiana, o lo que sea, y soy feliz, y no pasa nada.  Pero lo que no se puede hacer es exponer la vida personal de alguien porque salga en la televisión, arrebatándole el derecho a contarlo cuando esté preparada. Así, no. Nuestra responsabilidad como medios es no hacerlo. Y como lectores, negar ese clic que se busca sin importar nada más.

 

El género y el sexo biológico en el deporte

5

Estamos en plenos Juegos Paralímpicos de Río, competición que durará hasta el próximo día 18, y tras el largo mes de competición de élite que llevamos nos hemos tomado un tiempo para reflexionar sobre algunas de las cosas que nos dejan esta y otros muchos eventos deportivos a lo largo del ciclo olímpico. En este caso me gustaría hablaros del género y el sexo biológico en el deporte, porque es un tema del que en general no se trata mucho y que aunque parezca absurdamente sencillo de primeras puede volverse muy, muy complicado.

transgenero

Para empezar vamos a recordar lo que es cada término: El sexo biológico es lo que en principio determina tus genitales y tu sistema reproductor, el cual no puede cambiar y viene de serie en el ADN. Los cromosomas XX vendrían a identificar una mujer, XY a un hombre y las demás variantes a una persona intersex (por ejemplo XXY o XXX). Los intersex nacen con características tanto del sexo femenino como del masculino y normalmente suelen tomar hormonas que les ayudan a controlar una de esas dos facetas.

El género en cambio es la identidad que cada persona tiene, que en nuestra sociedad es asignado al nacer (por el médico o los padres) y se relaciona con el sexo biológico. La identidad de género puede fluir y hay un gran número de términos además de los dos binarios (hombre y mujer), como pueden ser el agénero o el transgénero, que es un término más global que recoge a todas las personas que tienen un género diferente al asignado al nacer.

Entonces, si no todo es blanco o negro como algunos nos hacen pensar, ¿cómo se clasifican todas estas personas en dos únicos grupos para que puedan competir en unas condiciones similares? ¿Todo el mundo tiene derecho a competir de manera profesional?

 

Empezando por el género, al no ser un factor que varíe el rendimiento físico del deportista, en principio no debería importar si alguien se siente agénero, genderfluid, o cisgénero. Pero, ¿y si una persona transgénero que se está tratando de alguna forma para que su cuerpo coincida con su mente (ya sean hormonas u operaciones) intenta practicar un deporte de manera profesional?

En 2004 el COI publicó en el nuevo reglamento que los transgénero podrían competir en los JJOO si cumplían tres requisitos: Haberse sometido a una operación de reasignación de sexo, tener el reconocimiento legal de su género y llevar un mínimo de 2 años en tratamiento hormonal. Pero durante los últimos años ha habido varias quejas expresando que no todos los transgénero quieren someterse a una operación de reasignación y que esa decisión es perfectamente válida, lo que terminó impulsando que a principios de este año el COI declarara que de ahora en adelante no sería necesario operarse.

Pese a las medidas que se han tomado muchos se han quejado de la posible ventaja que las personas MTF (Male To Female) pueden tener en la categoría femenina, incluso con el límite de las concentraciones de hormonas implantado, y del que hablaremos enseguida.

En cuanto al sexo biológico, durante muchísimos años las atletas tuvieron que soportar humillantes revisiones en las que eran examinadas por médicos y ginecólogos que se aseguraban de la presencia de los genitales correspondientes, todo con la intención de recibir un certificado de feminidad que les dejase competir. Este método se usó hasta los juegos de México en 1968, donde se empezaron a usar pruebas cromosómicas para determinar el sexo de los atletas, pero la biología no es tan simple como a la gente le gustaría y se descubrió que hay un sin fin de alteraciones en los cromosomas que no siempre son reconocibles a simple vista, o que no entran dentro de la clasificación binaria de XX y XY. Entre 1972 y 1985 hubo trece casos conocidos de atletas eliminadas por intersexualidad, y no sabemos a cuántas más se les aconsejó fingir una lesión para retirarse sin polémica.

 

Eso es lo que le aconsejaron a María José Martínez Patiño, ex atleta española que pese a no ser intersexual se vio envuelta en una situación que retorcía más aún el falso orden que el ser humano parece tomar como inamovible. La deportista nació con genitales femeninos, creció como mujer y superó las pruebas de feminidad hasta que en 1985 se sometió al análisis cromosómico y el resultado no fue el esperado. El cariotipo que salió del análisis fue el XY, por lo que María José no pasó la prueba y no pudo competir en los juegos. Le recomendaron fingir una lesión para retirarse de manera discreta pero cuando dos meses después le llegó una certificación reclasificándola como varón se le descalificó por completo. ¿Te imaginas vivir 24 años como mujer y enterarte de golpe de que eres, genéticamente, un hombre? Resulta que María José tiene el Síndrome de Insensibilidad a los andrógenos, que es una condición genética en la cual las hormonas encargadas de desarrollar las características físicas masculinas no son asimiladas, y por eso el aspecto es completamente femenino. Teniendo en cuenta este síndrome, la española fue descalificada por tener una ventaja hormonal que en realidad nunca tuvo.

El año siguiente participó y ganó una de las pruebas del Campeonato de España bajo la amenaza de dar a conocer su caso, lo que llevó a los medios de comunicación a contar su historia y acabar con su reputación y relación sentimental. No fue hasta 1988 cuando un genetista la apoyo y pudo recuperar su licencia.

martinez-patino
María José Martínez Patiño

Entonces, si ni siquiera puedes fiarte de los cromosomas, ¿en qué nos basamos para diferenciar a los deportistas entre una modalidad y otra? La respuesta actual -como he dicho en el caso de las personas transgénero- son las hormonas, que son las que están realmente relacionadas con la fuerza, masa muscular y velocidad que te hacen más o menos competitivo. El COI limitó en 2011, de forma arbitraria, a los 10 nmol/L la concentración de testosterona que se puede tener para competir en la modalidad femenina, que es la que más controversia crea. La media femenina está entre los 3-5 nmol/L, y la masculina entre los 11-35 nmol/L. Cuando un hombre está por debajo de los 10 nmol/L tiene permitido elevar su nivel de testosterona de manera artificial, como lo haría un FTM (female to male), pero si una mujer tiene un nivel superior al límite, entonces saltan las alarmas. Esto es lo que actualmente ocurre con la atleta sudafricana Caster Semenya.

Caster Semenya
Caster Semenya

Caster es una deportista sudafricana que en 2009 se convirtió en la campeona del mundo en 800m con el tiempo más rápido del año. Sus grandes tiempos ese año y su apariencia física hicieron que parte de las corredoras y de la prensa especulara con su sexo biológico, y tras diferentes presiones la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo esta pidió a la corredora que se sometiera a un test de verificación de sexo. Se creó tal escándalo que la federación pidió disculpas y aseguró que no se desvelarían los resultados, fueran los que fueran, pero parte de la información se filtró a la prensa. Se descubrió que Semenya sufre de hiperandrogenismo, lo que hace que su cuerpo produzca una cantidad mayor de testosterona que la mayoría de las mujeres, y por lo tanto tiene una ventaja genética. Caster se vio obligada a seguir un tratamiento hormonal que le ayudaba a reducir el número de hormonas (algunas atletas pasan incluso por una operación de gónadas) y así poder competir en la categoría femenina, pero ¿es eso justo?

El deporte, y junto a él las olimpiadas, es símbolo de unión, de oportunidades y de respeto, pero está claro que las lineas de lo que es correcto y lo que no se vuelven difusas cuando salimos de la teoría escrita en el papel. El hecho de que una mujer con una ventaja genética se vea forzada a consumir hormonas artificiales para mantener una sensación de igualdad entre mujeres es absurdo, sobretodo cuando en los hombres esto no se controla. Nadie ha pedido descalificar a Phelps, Bolt o ningún otro atleta masculino por tener una ventaja asombrosa frente a sus compañeros, y muy posiblemente esa ventaja esté relacionada con su genética y su concentración de hormonas entre otras cosas. Aún así se les admira y vende como a dioses, mientras que las mujeres, personas transgénero e intersex son mirados con lupa y humillados públicamente sin ningún reparo.

 


Para hacer este post he usado algunos artículos:

Las atletas intersexuales y la equidad de genéro: ¿son sexistas las normas del COI?

Atletas que no son ni él ni ella: El problema de los JJOO con la intersexualidad

¿Los atletas transgénero tienen una ventaja injusta?

La mujer en el cine (II): los datos de una industria “masculinizada”

2

NOTA: Para ver todos los elementos multimedia de este artículo, recomendamos visualizarlo en un ordenador. 

la-mujer-en-el-cine-ii-portada

Desde los comienzos del cine, allá por los últimos compases del siglo XIX, la mujer ha jugado un papel activo en este arte, a pesar de que el número de cineastas no sea equiparable al de sus homólogos masculinos. Aunque quizá los historiadores de este portento cultural, generalmente hombres, no hayan puesto en valor el legado histórico que figuras como Alice Guy, Dorothy Arzner, Lois Weber, Helena Cortesina o Elena Jordi han dejado para el devenir de esta industria.

Dejando de lado el pasado y la duda de si la historia ha sido justa con todas aquellas mujeres, y volviendo al presente, la pregunta es otra. ¿Hay paridad en el mundo del cine? ¿La ocupación en la industria se distribuye de forma homogénea entre hombres y mujeres en el siglo XXI?

Para leer este artículo, recomendamos escuchar la siguiente lista de reproducción con canciones ganadoras de un Óscar interpretadas por mujeres. 

“Sin duda hay muchísimos más hombres que trabajan en la industria en comparación a las mujeres. Hollywood ha sido un club de chicos desde hace mucho tiempo”, explica a HULEMS Bryn Woznicki, actriz, productora y directora nacida en Los Ángeles que, a sus 29 años, ha conseguido que su primer largometraje, Her Side of the Bed, llegue a la fase de postproducción después de una campaña de crowdfunding para financiarlo.

Woznicki explica que “ha estado haciendo películas” desde que era una niña, y que en el instituto empezó a grabar sketches cómicos con sus amigos y su hermana pequeña. Cuando empezó la universidad, trató de estudiar diferentes profesiones como moda o psicología –“pensé que sería más inteligente tener un grado ‘práctico’”, reconoce–, aunque acabó decantándose por el séptimo arte. “Me apunté a una clase de cine como materia optativa. Me llenó de tanta alegría que me encantó hacerlo, y sentí que era lo correcto. He estado haciendo películas desde entonces”.

Desde 2009, la cineasta californiana no ha dejado de trabajar en el sector como actriz, directora y productora. Y aunque durante estos años dice no haberse sentido discriminada “exactamente” por ser mujer, sí reconoce que es una cuestión “más difícil de explicar”.

“No es necesariamente ser discriminada sin más, sino más bien ser tratada ‘de manera diferente’ por ser mujer. Es sexismo, más que discriminación, y el sexismo rara vez es evidente. Es ir a un festival de cine, y cuando todos los ganadores se ponen en fila para recibir los premios, hay diez hombres por cada mujer. Es el sentimiento subyacente de no ser tomada en serio”, subraya, y recalca que ese “sexismo cinematográfico” se refleja en cifras y estadísticas objetivas.

En 2015, en Estados Unidos, “las mujeres representaron el 19% de todos los directores, guionistas, productores, productores ejecutivos, montadores y fotógrafos trabajando en las 250 películas domésticas más taquilleras”, según afirma el demoledor informe The Celluloid Ceiling: Behind-the-Scenes Employment of Women on the Top 100, 250 and 500 Films of 2015, un estudio anual que la doctora Martha M. Lauzen elabora desde hace 18 años. Esta tendencia de ocupación no ha variado en exceso desde 1998: desde aquel año, la mujer no ha conseguido representar el 20% de la industria.

Este informe analiza la ocupación de las mujeres en los puestos de “mayor responsabilidad” de los filmes: directoras, guionistas, productoras ejecutivas, productoras, montadoras y fotógrafas. Y, si el cómputo total del análisis del “top 250” de las cintas estadounidenses arroja que de las 2.735 personas empleadas para realizar esas películas, el 19% fueron mujeres, el estudio de cada una de esas profesiones por separado no es más alentador para las cineastas.

The Celluloid Ceiling revela que en 2015 a las mujeres “les fue mejor” como productoras (26%), seguido por montadoras (22%), productoras ejecutivas (20%), guionistas (11%), directoras (9%) y fotógrafas (6%). Unas cifras que, como ocurre con el gráfico que muestra la casi estancada evolución desde 1998 de la ocupación femenina en la industria del cine, no ha crecido de forma significativa desde hace diecisiete años.

Las mujeres tienden a trabajar más en documentales (36%) y en comedias (34%), y su ocupación decae cuando se trata de películas de terror (11%) y de acción (9%), según la investigación de la doctora Lauzen.

Otro dato interesante es la relación de cuántas mujeres fueron contratadas en cada una de las películas: tan solo el 1% de las 250 cintas empleó de 10 a 11 mujeres. De  2 a 3 mujeres suele ser la cifra más común de ocupación femenina (el 36% de las películas), seguida del cómputo de 0 a 1 mujeres cineastas, un mantra que cumplen el 33% de las producciones de 2015. Estas cifras contrastan de manera evidente con la ocupación masculina: el 61% de las películas empleó de 10 a 27 hombres, y tan solo en un 1% de los filmes trabajaron de 0 a 1 hombres.

El informe financiado por el Centro de Estudios de las Mujeres en la Televisión y las Películas de la Universidad de San Diego añade en su edición de 2015, por primera vez, el estudio de las 100 y 500 películas domésticas más taquilleras en Estados Unidos. En la primera muestra de un centenar de cintas –1.337 personas para elaborarlas–, las mujeres solo ocupan el 16% de todos los empleados, y en la muestra de medio millar, de las 4.478 personas empleadas, el 21% fueron mujeres.

En estas dos nuevas secciones del estudio, la tendencia de la ocupación femenina según la especialidad se mantiene con respecto a los resultados de las 250 películas más exitosas. El puesto en el que la mujer destaca más sigue siendo en el de productora tanto en la muestra de 100 películas como en la de 500 (22 y 26%, respectivamente) y las fotógrafas se llevan una vez más la peor parte de la estadística, con un 3 y un 10% de ocupación.

Este estudio, aunque representativo y esclarecedor, no analiza absolutamente todos los “gremios” cinematográficos de los que depende una producción para convertirse en una película, ya sea una de las más vistas –el termómetro que utiliza The Celluloid Ceiling para elaborar su muestra– en las salas de cine o un auténtico fiasco de taquilla.

Otras especialidades del cine como las de maquillaje y peluquería, o la de diseño de vestuario, han sido históricamente “cosa de mujeres”, como recuerda Woznicki, porque están más en la línea de la “feminidad tradicional”.

“Como en los años 50 –apunta Woznicki–, cuando los hombres podían ir al trabajo y ganar dinero para sus familias, mientras las mujeres se quedaban en casa y cocinaban y limpiaban y atendían a los niños. Tradicionalmente, el peinado, el maquillaje y el diseño de vestuario han sido considerados ‘trabajos de mujeres’. Mientras que dirigir un set, como hace un director, podía compararse con dirigir una empresa, que tradicionalmente es algo que podría hacer un hombre”.

Esos trabajos en los que la mujer ha tenido mayor presencia a lo largo de la historia del cine, o que se pueden asociar a la figura más tradicional de “mujer cineasta”, sí son objeto de estudio en otra investigación sobre el sector, esta vez una de la industria española: el Informe anual de Cima, la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales.

Los datos reflejan que vamos en la buena dirección, pero aún queda mucho, mucho camino por andar. Las mujeres apenas representamos un 26% de la industria”, señalan a HULEMS fuentes de Cima sobre los datos de su último informe, el de 2015, en el que la asociación analiza 143 largometrajes que presentaron candidaturas en la 30 edición de los Premios Goya (2016), el baremo en el que se basan para recopilar las películas que van a formar su muestra.

La investigación arroja, en efecto, que de las 1.876 personas que trabajaron en las 143 películas analizadas, 493 fueron mujeres, es decir, “las mujeres representaron el 26% de los puestos de mayor responsabilidad frente al 74% que representan los hombres”.

Para llegar a esa conclusión, el Informe anual, elaborado por Sara Cuenca, toma como referencia catorce de las 28 categorías estipuladas en los premios Goya, que hacen alusión a los “doce cargos demandados por el objetivo de la investigación”. Desde dirección, pasando por maquillaje y peluquería, o efectos especiales, la Cima divide esa docena de categorías en cinco grupos de especialidades: el grupo directivo, el artístico, el ejecutivo, el de especialistas y el técnico.

la-mujer-en-el-cine-ii-categorias-de-la-cima

Según estos datos, la mujer en la industria de España es empleada sobre todo en el “grupo de especialistas”. Las cineastas españolas lideran en diseño de vestuario (92%) y en maquillaje y peluquería (75%), como señalaba Woznicki sobre estos “trabajos de mujer”, y el podio lo completaría dirección artística (44%), “conocida durante décadas en España como escenografía”.

En contraposición, es en el grupo técnico (efectos especiales y realización de sonido), en el que se encuentra la cifra más baja, un 8% de mujeres. A este le sigue el grupo directivo (dirección, guion, producción) con tan solo un 20% de representación femenina, según especifica Cima en su informe porque la “cualificación requerida suele ser más elevada y pese a que las mujeres también puedan tener dicha cualificación, los puestos específicos de liderazgo se continúan atribuyendo al sexo masculino”.

El Infomre Anual de 2015 también presta atención a los diferentes géneros cinematográficos. Del apartado de largometrajes documentales se desprende que el 23% de los cineastas fueron mujeres. En ficción la cifra desciende a un 29%, y en animación cae hasta el 8%.

Estos dos estudios, aunque elaborados con criterios distintos –mientras que The Celluloid Ceiling analiza las películas según los datos de taquilla, el informe de Cima lo hace con cintas que han presentado candidaturas a los Premios Goya– arrojan, en el fondo, una realidad similar en Estados Unidos y en España: que las mujeres no ocupan el mismo porcentaje de contratación en la industria del cine en comparación a los hombres, aunque sí lideren “oficios tradicionalmente femeninos” del sector como peluquería y maquillaje y diseño de vestuario.

La brecha de ocupación entre hombres y mujeres en la “masculinizada” industria del cine es, según explica Cuenca en la investigación que elabora para Cima, un “eslabón clave en el compromiso de consecución de una sociedad más igualitaria”, porque, como subraya, el cine es un “agente socializador. Con esto, nos referimos a que el cine es transmisor de cultura y el impacto de los valores que este promueva germina en los espectadores”.

Esos números y estadísticas que hay detrás de las cámaras reflejan una realidad social que Woznicki enmarca dentro del sexismo de la sociedad estadounidense, aunque bien podría equiparase a la cultura occidental en general, que según recalca, “enseña” a “las mujeres, las personas de la comunidad LGBTQIA, la gente de color, las minorías en general” que “no tienen voz, que su punto de vista no es válido. Que ellos mismos no son reconocidos ni son capaces de hacer el trabajo que tradicionalmente hacen los hombres blancos”.

“Las ideas con las que hemos sido alimentadas subconscientemente durante toda nuestra vida (sobre todo mediante los medios de comunicación) de que las mujeres están hechas para ser objetos sexuales para los hombres, que somos menos capaces que ellos, menos inteligentes (lo cual está considerado algo malo) no pueden dirigir a un grupo de personas. Por culpa de estos destructivos, insidiosos pensamientos, que nos alimentan desde que nacemos, por eso las mujeres tienen más difícil hacerse un hueco en la industria del cine, o en convertirse en CEO de las compañías”.

Aunque la cineasta deja entrever un haz de optimismo en su discurso, y recalca que, aunque en 2015 los números dejaron un 19 y un 26% de mujeres cineastas en Estados Unidos y en España, ya se está gestando un “cambio” en el “masculinizado” sector cinematográfico.

“Creo que está empezando a cambiar. Internet tiene mucho que ver en ello, porque internet permite crear una red de comunicación como nunca la hemos visto hasta ahora. Las mujeres pueden hablar con otras mujeres alrededor de todo el mundo sobre sus experiencias, y pueden darse cuenta de que no están solas en aquello de sentirse marginadas. Pueden agruparse, crear un diálogo y crear un cambio. La gente marginada siente que no tiene voz. Han sido ninguneados, echados a un lado desde que tienen memoria, y no sienten que tienen la fuerza para combatirlo. Pero juntos pueden, y lo conseguirán”, concluye Woznicki.

Continuará…