En el episodio 16:
Nuestra promoción 104 ya ha elegido la rama del ejército en el que trabajaran. La gran mayoría, a las tropas de reconocimiento. Con tal de abrir un camino hasta Shiganshina, Erwin Smith comanda una misión más allá de las afueras del Muro Rose, tierra colonizada por titanes.
Si la serie ya estaba muy bien, con sus altos y sus bajos, estos dos episodios nos muestran lo mejorcito del guión de Hajime Isayama. Aquí, el auténtico protagonista es Armin y un enemigo salido de la nada que pone los pelos de punta. Pero vayamos por partes.
El comienzo del episodio 16 es una muestra de la estrategia humana a la hora de patrullar espacios abiertos. Sin edificios en los que usar el equipo de maniobras 3D, la idea no es combatir, si no alcanzar hitos y esquivar a los titanes que se encuentren en la zona. El quid para sobrevivir aquí son los caballos, capaces de dejar atrás a los humanos normales y las pistolas de bengalas, con las que mandarse mensajes de formación en formación.
Por supuesto está todo el mundo cagadísimo, pues no hay protección alguna si encuentran titanes. O peor aún, titanes anormales, de esos que corren que se las pelan, pasan de todo y no hay quien los pare. Para esos hay ciertos protocolos de seguridad que, si funcionan, suelen ser por los pelos.
Armin es espectador de uno de estos protocolos con éxito, cuando en lontananza aparece una imagen de pavor: un titan con cuerpo de mujer de 14 metros.
No sólo es el tamaño, la rápidez y agilidad de la titán supera cualquier expectativa del equipo que intenta cargársela. Y cuando deciden atacar el punto flaco, la nuca, la nueva enemiga decide que no piensa jugar con ellos y los mata.
Pero la pesadilla no ha terminado para Armin. La gigante lo acorrala y en un gesto muy extraño, no sólo no se lo come, si no que le mira el rostro.
Es ahí cuando comprende que se están enfrentando con el enemigo que temían: un humano convertido en titán. La inteligencia que muestra la titán al protegerse la nuca y las muertes que provoca sin comerse a los humanos son la pieza clave. Así se lo cuenta a Rainer y Jean cuando lo encuentran. La titán quería mirarle la cara, así que parece andar buscando a alguien. Para empeorar las cosas, trae consigo un ejército de titanes “normales” que la siguen y se dedican a comerse a todo humano que ha dejado por el camino.
Armin, una vez más, demuestra que la materia gris que tiene entre los hombres vale y mucho. No sólo ha inferido todo esto de los hechos vistos hasta ahora, es capaz de dar con la clave para atacar a la titán: cubrirse el rostro para forzarla a buscar entre ellos a Eren. Pues no hay duda alguna que es al otro humano que puede convertirse en titán el objetivo del nuevo enemigo. Como para demostrar este hecho, a todos ellos se les ha dado una situación de Eren diferente, como si Erwin ya hubiera predicho que algún traidor de dentro lo buscaría.
La operación va todo lo mal que cabría esperarse. Con 14 metros, cualquier movimiento bien calculado manda a Jean y a Armin volando por los aires. La titán tiene claro que va a protegerse por todos los medios, y cuando Jean está a punto de ver la muerte en el puño de ella, Armin saca una carta inesperada: hacerla sentir culpable.
Le grita a la titán todos los asesinatos que le ha visto cometer y eso, sorprendentemente, funciona hasta que Reiner decide lanzarse al ataque. Un momento de horror, pero el hombre demuestra que no sólo Mikasa es un as en eso de los mandobles.
Con nuestros valientes abandonados a su suerte y sin caballo es como empezamos el episodio 18. Si no encuentran a alguien que venga a buscarlos, uno de ellos deberá quedarse a la merced de los titanes.
Información que no necesitabas saber: Jean babea cuando silba.
Armin se ofrece, no sin antes pedirle a Reiner que le cuente algo en secreto de sumario al comandante Erwin. Sin embargo, antes de que pueda decir nada, aparece la diosa salvadora: Christa.
(Lo sentimos chavales, pero Ymir ya tiene pillada a esta.)
Un cambio de rumbo sin mucho sentido los obliga a girar cada vez más hacia el oeste. Para Reiner y los demás, la misión ya está perdida, así que no parece haber mucho sentido en seguir cabalgando. No son los únicos que lo piensan, todas las unidades están preguntándose qué sentido tiene seguir con una titán inteligente en los talones. Sin embargo, como una máquina bien engrasada siguen el rumbo marcado hasta lo que sólo puede considerarse como una trampa.
Juraría que hay un cuento que empieza así…
El bosque de los grandes árboles había sido un paraje turístico cuando todo esto era territorio humano. Ahora parece un mal sitio en el que adentrarse, aunque ahí dentro puedan utilizar su equipo de maniobras 3D. La unidad de Levi, junto a Eren, se adentran ciegamente, mientras las otras unidades son obligadas a quedarse en la periferia. Sus órdenes son claras: ningún titán debe entrar en el bosque.
Eren se da cuenta de que algo no marcha bien cuando nadie de su escuadrón parece saber lo que está ocurriendo. Cuando aparece la titán de entre los árboles, la formación sigue intacta, aunque la ansiedad está en su punto más alto. A pesar de que va matando soldados a su paso, Levi no da orden alguna de atacarla. Sólo al final del episodio, muestra señales de oír algo cuando saca la pistola y lanza una bengala.
Dos episodios de aúpa con muchas muchísimas cosas a las que darle vueltas. Para empezar, la identidad de la titán asesina que busca a Eren. Pocas dudas pueden quedar acerca de quién es, y eso nos mata en el alma. Si alguien no se ha dado cuenta, no se lo destriparemos, pero os aseguro que en el 19 habrá un gesto que no os dejará lugar a dudas. De lo que está claro es que esta misión no era lo que se decía que era desde el principio. Tal vez los demás estén tardando en darse cuenta, pero Armin, como siempre, ya está sumando dos más dos.
¿Qué sucederá en el episodio que viene? ¿Por qué la bengala? ¡Misterio, emoción, intriga…!