Esto es algo que me confunde y me da problemas y es desconcertante a muchos niveles.
Yo entiendo que es algo muy extendido y recuerdo por ejemplo que una de las primeras cosas que me dijo una amiga cuando salí del armario fue: “¡Tía, así vais a poder compartir ropa!”, así que raro no parece. Supongo que cada uno tiene sus prioridades, y aunque en ese momento me pareció una soberana gilipollez y a día de hoy me lo sigue pareciendo, me he dado cuenta de que a muchas lesbianas no.
Quizás tiene que ver con que yo la propiedad privada me la tomo muy en serio y odio que toquen mis cosas, pero no me gusta compartir ropa.
Vamos a ver, que me gusta dormir con camisetas de mi novia como a todo hijo de vecino y hay unas zapatillas que le he robado alguna vez porque me parecen monísimas y las he buscado por todas partes y no soy capaz de encontrarlas. (Os sorprenderíais de las cosas que hago cuando me obsesiono con algo, o igual no).
Pero, PERO, otra cosa es compartir TODO el armario. Vamos a pensarlo un momento. Todas juntas. Si pasas tanto tiempo con alguien que al final compartís la forma de hablar, y acabáis compartiendo gustos con lo que habláis de las mismas cosas y tenéis un estilo y un peinado similar, Y ENCIMA COMPARTÍS ROPA, ¿NO OS DAIS CUENTA DE QUE ESO ES CLONACIÓN?
No sé, igual soy la única que se está dando cuenta de que NO ESTAMOS EN “TU CARA ME SUENA”.
Y otra cosa os digo. ¿Y los niños? ¿QUIÉN PIENSA EN LOS NIÑOS?
Donde digo “los niños” en realidad me refiero a la gente como yo; gente sin memoria, quiero decir. Vamos a ver, no me voy a acordar del nombre de tu novia. Eso es así. No hasta que la vea al menos diez o doce veces. Entonces, si os vestís igual, habláis igual, y tenéis los mismos gestos, ¿CÓMO VOY A SABER SI ES TU NOVIA O TU HERMANA? ¡ME CONFUNDE!
Y bueno, aquí llega mi momento cruel del día, porque, si tenéis más o menos la misma constitución física pues aún bueno, ¿PERO Y CUANDO NO?
Esto me recuerda a una chica de mi clase en el colegio a la que una de mis amigas se refería siempre como “La engañada”. Uno podría pensar que se trataba de un tema de cuernos y traiciones digno del mejor bollodrama, pero no, era más bien un “¿Pero quién la ha engañado y le ha dicho que eso le queda bien?”.
Pues esto es un poco así. Si tú mides metro ochenta y tu novia metro cincuenta, no podéis compartir ropa. NO PODÉIS.
(A mí me parece obvio pero la realidad demuestra que no lo es).
Esta misma norma se aplica si tú pesas ochenta kilos y tu novia cincuenta o si tú tienes una cien de pecho y tu novia una ochenta.
Entiendo que está en tu mismo armario, PERO NO ES TUYO. Repito: QUE ESTÉ EN TU ARMARIO NO SIGNIFICA QUE SEA TUYO NI QUE TE QUEDE BIEN.
¿QUÉ SOMOS, COMUNISTAS?
(Esto me recuerda al “¿Es que somos negros?” de Ana Rosa y que voy a poner sólo porque me hace demasiada gracia y echo de menos “Sé lo que hicisteis”).
https://www.youtube.com/watch?v=UGVdYdwSz6Q
En definitiva, y después de este post lleno de crueldad y estereotipos os voy a hacer dos peticiones:
1. Miraos a un espejo antes de salir de casa.
2. Si vais a vestiros igual que vuestra novia, aclarad que sois pareja o poneos un cartelito con el nombre para las que somos cortas de memoria (y un poco cortitas en general).
Gracias.