Creo que muchas lesbianas han maldecido alguna vez el no haber llegado a identificar las señales que, desde su infancia, le marcaban su camino hacia el croqueteo. Ya podían ser señales del tamaño de la Antartida, dibujadas con un montón de colorines y purpurina, o que crearan un pasillo hacia una habitación llena de globos en los que pone ‘GAY’. Porque NO. No había forma humana de verlo.
Lo peor de todo es cuando la gente de tu alrededor sí que está viendo estas señales, y te mira con cara de ‘pobre criatura’ al verte tan alejada de la realidad. Pero tú no eres consciente de nada y no pasarás ninguna vergüenza hasta que no recuerdes la situación, años después, entre amigos, mientras te llevas las manos a la cabeza, desesperada por tu a̶d̶o̶r̶a̶b̶l̶e̶ inocencia.
Hay muchos tipos de señales pero las más típicas suelen ser las que envuelven a ciertas amigas, o incluso profesoras, a las que pones más atención de lo normal. A mi se me hacía muy raro, porque, bueno, estar pendiente de una compañera de clase y fangirlear cada vez que pasaba toda la hora del descanso de después de comer conmigo, como que era raruno pero podía entrar en el mundo de la amistad-femenina-extrema de mi mente. Pero cuando estás pendiente de tu cuidadora en las colonias… empiezas a oír campanas y no sabes dónde, pero te lo guardas para ti, porque sabes que algo no cuadra.
Además de estas, encontramos señales más sutiles, que tienen que ver con el posicionamiento de una misma en diferentes situaciones. Situaciones dramáticas. Hablo de las películas Disney.
Ni un príncipe me gustaba, ¡ni uno! Terminaba decepcionada al acabar cada película, porque a mi juicio esos señores no pintaban nada, y a ver a cuento de qué le daba un beso un señor a Blancanieves, cuando la mujer encima estaba muerta. Menudas confianzas.
Algo me dice que si la hubiera besado una mujer con armadura no habría tenido ningún problema.
Pero no solo me pasaba con Disney. Recuerdo ver escenas de series o películas y pensar que algo fallaba, que no podía ir por ahí la cosa y que lo tenían que arreglar, como si acabasen de matar al personaje principal de una serie en el cuarto capítulo de la segunda temporada, en tierra de nadie. Probablemente hubo un gran número de imágenes que me hicieron sentir así, pero tengo grabada muy dentro mi reacción ante una película concreta: Quiero ser como Beckham. La vi más de 10 veces en el autobús del colegio y cada vez que la veía me gustaba menos. Si digo que odiaba al entrenador me quedo corta, no le soportaba, y no entendía como podía gustarles a las dos chicas de la peli. A mis 9 años yo deduje que lo que no me gustaba de la peli era el final, por estar sin acabar, y̶ ̶e̶l̶ ̶t̶i̶o̶ ̶e̶s̶e̶,̶ ̶q̶u̶e̶ ̶p̶o̶r̶ ̶m̶i̶ ̶p̶o̶d̶í̶a̶ ̶i̶r̶s̶e̶ ̶a̶ ̶s̶u̶ ̶c̶a̶s̶a̶. Pero años después me di cuenta de que si la peli me dejaba esa sensación era por otra razón, y esa era que según mi opinión las dos protas, Jess y Jules, tenían que acabar liadas. Porque a era todo muy gay. Y punto. Y no lo digo yo, lo dice el director de la película, Gurinder Chadha. En un principio la historia iba a ser sobre la relación lésbica que se creaba entre Jess y Jules, pero al director le dio miedo la reacción de los indios conservadores, así que cambió el guión, pero no lo suficiente.
Luego están las frases que se les dice a los mayores cuando te preguntan por chicos o te intentan sonsacar novios. La mia era “¡Puaj! Los chicos a la basura” seguido de un “pues María hoy…”. Con 8 años igual es normal pasar de ellos y hablar mucho de tus amigas, pero cuando esto repite tanto… por favor, SEÑALES.
Al menos no era tan directa como una de mis amigas, que le dijo a su madre que quería ser tortillera, bollera, y luego ya, si eso, chuchera. Adivinad a quien le han terminado perdiendo las rubias. SORPRESA.
Esta claro que depende de una misma interpretar lo que es o no una señal, y probablemente la mayoría son tonterías de críos, pero es muy divertido sacar doble sentido a todo. Además Quiero ser como Beckham era muy gay.
¿Y vosotros? ¿Alguna señal que queráis compartir?