De todos los defectos que puede tener una persona, de entre los míos (y tengo muchos creedme) hay uno que odio en especial, la timidez. Puede parecer que no es algo muy grave, y hasta a veces la gente nos ve a los tímidos como muy cuquis, sobre todo cuando se nos suben los colores cual semáforo, pero os aseguro que en la vida diaria, y en especial a la hora de conquistar, supone una barrera en ocasiones insalvable.
Imaginad por un momento la escena: estás en un garito con los amigos y en la barra ves a una chica a tus ojos despampanante, se inicia de manera rápida pero sutil un juego de miradas, y quizás alguna señal más, que indica que no solo la chica en cuestión se ha fijado en ti (o en la peor de las situaciones en quién está detrás de ti) sino que además está interesada en al menos entablar conversación, dada la situación te armas de valor y…CORTEN
Nuestros mejores aliados, las mascotas (se aceptan ficus como animal de compañía)
La escena termina ahí, justo en ese punto (al menos para mí), pues dada mi timidez crónica ni en esta ni en la próxima vida cuando me reencarne en Scarlett Johansson iré a decirle nada porque, simplemente, no puedo: mi cerebro se congela, se churrasca o se derrite o todas las anteriores, y si Y SI, llegara a acercarme solo podría balbucear porque encima, como extra, la conversación banal se me da fatal.
Esto será lo más coherente que oiréis por mi parte
En el mundo en general, pero en especial en el croquetil, hace falta echarle un par, hay que echarle un par para reconocer que te gustan las mujeres, hay que echarle un par para salir del armario pero, para mí, e imagino que otros tímidos como yo, tener que hablar y “enfrentarte” a alguien desconocido supone siempre un extra de energía que te puede dejar KO en segundos, y si encima en ese alguien se junta un interés romántico mejor ni hablemos.
Cualquier método es válido mejor que hablar
Por eso agradezco al inventor de Internet y más reciente a los que decidieron simplificar el contacto humanos a través de la red con las redes sociales y aplicaciones como Brenda. Porque mira, estará llena de orcos, de princesas de cuento y de las tres mellizas, pero es una manera que la gente a la que le cuesta arrancar una conversación le sea más fácil interactuar con otros seres humanos. Podrá terminar mejor o peor, pero al menos la opción está. Ya otro día igual os hablo que la timidez acompaña hasta en esos momentos chateando con la “chicasexy69” de turno, pues incluso online no te libras de los temas pueriles y del tener que arrancar a veces una conversación de la nada, pero al menos en estos casos tienes más tiempo de reacción.