La semana pasada, en la edición digital de The Guardian, se hacían esta pregunta, “¿Dónde han ido todas las lesbianas del cine y la televisión?”. En el artículo, escrito por Jacquie Lawrence, hacían un repaso a la paupérrima representación lésbica en los medios británicos, haciendo hincapié en dos shows que en esta web hemos comentado con fruición, Last tango in Halifax y Call the Midwife, donde dos personajes han sufrido sendos accidentes automovilísticos que han forzado su desaparición de las series. Ahora mismo, la única representación que existe en la televisión inglesa es Banana, la serie que comentamos ayer, y que se emite en E4, un canal digital, no así Cucumber, su complemento masculino, que lo hace en Channel 4. Si esta es la situación en Reino Unido, ¿Cómo está el panorama en España?
Sin riesgo de equivocarme, diría que la representación lésbica en España ha ido mermando durante los últimos años: Actualmente, y a falta del estreno de Vis a vis, la historia de Antena 3 inspirada en Orange is the new black, que esperamos que tenga mejor suerte que otras adaptaciones estadounidenses de mano de A3 media, la única protagonista mujer homosexual de la televisión española es Irene Larra, de El ministerio del tiempo, interpretada por Cayetana Guillén Cuervo. Este personaje está levantando verdaderas pasiones en Internet, donde las #Cayetaners se cuentan por cientos. Pero aunque esto nos llene de alegría, es claramente insuficiente.
No me atrevería a dar un porcentaje de series estadounidenses en los que algún personaje es lesbiana o bisexual, pero claramente estamos a años luz. No puede ser que, de todas las series de la parrilla, que hay muchas, por más que los realitys estén comiendo terreno, todo lo que saquemos sea uno, un personaje. Atrás quedan los tiempos en los que las tramas con historias de amor entre mujeres copaban la pantalla, los tiempos de Hospital Central, de Siete Vidas, de Los hombres de Paco, y hasta hace muy poquito, de Tierra de Lobos. Ahora mismo todo eso ha desaparecido, y las mujeres lesbianas y bisexuales nos encontramos con cero referentes, exceptuando a Irene Larra, en la pequeña pantalla. Del cine ya ni hablamos.
Si en otros países el drama es que todas las lesbianas se ven abocadas a la muerte, para preocupación de todas, ya que da la impresión de que a la hora de que se produzca una desgracia las lesbianas debieran ponerse a cubierto, porque les va a tocar a ellas, en España la situación, la triste situación, es que ni siquiera hay lesbianas para matar, porque no existen.
La importancia de que existan personajes diversos en la televisión se subestima constantemente. Yo, como mujer lesbiana, quiero, necesito, historias con la que me pueda sentir identificada, porque en el fondo las series van de eso, de hacerte vibrar y sentir algo. Dificilmente va a suceder si no hay ni un sólo personaje con el que conecte a la hora de contar una historia de amor. Y, más allá de la conexión emocional con los personajes, omitir a toda mujer homosexual es contar una mentira, porque la vida real, la que pasa todos los días y no sólo una hora por la noche, está llena de chicas que se enamoran de otras chicas. Siempre se dice que si algo no se cuenta, no sucede, y silenciarnos a todas es un hecho gravísimo, porque es negarnos. Y eso sí que no.