Mi madre siempre lo dice: poco dura la alegría en casa del pobre. Después de solamente seis episodios, NBC ha decidido cancelar el proyecto de One Big Happy, la serie capitaneada por Ellen DeGeneres y Liz Fieldman sobre una modern family, que diría Maria Bello. Pese a que el último episodio había dejado abierta la puerta a nuevas tramas para el año que viene, no tendremos más Lizzy ni más Prudence, ni más visitas de las exs, ni más chistes malos sobre camiones de mudanza. Una pena.
Somos conscientes de que One Big Happy no era la mejor serie del mundo, pero cumplía un papel muy importante, quizá más incluso que arrancarnos carcajadas: era la única serie cuya protagonista era lesbiana. Parece una tontería, pero era la única que mostraba una realidad diferente al inmeso resto de programas de televisión que, o nos obvian, o nos muestran perosolounpoco, o nos matan, o todas esas cosas que les gusta hacer a los guionistas. Con seis episodios es un poco difícil hacerse una idea de a dónde podía haber llegado One Big Happy, si hubiera dejado atrás los chistes facilongos y mal traídos y hubiera desarrollado un humor más propio de la cadena donde se emitía y de sus creadoras.
NBC sigue cuesta abajo sin frenos en la caída desde el trono de la comedia. La que otrora liderara las audiencias, y fuera mítica por sus noches de los jueves, que hacían pico de audiencia con una serie tan inteligente como 30 Rock, ahora no deja de dar palos de ciego, sin atinar con un proyecto que la relance. Mal panorama para la cadena, y más si no deja florecer proyectos con buen fondo como este One Big Happy que ha dejado escapar.