Las comparaciones son odiosas, pero es inevitable a la hora de hablar de Pitch Perfect 2 (Dando la nota 2: Aún más alto) referirse a la primera parte de la historia. Las comienzan de manera similar, con las Bellas quedando en ridículo en una actuación, y todo el film gira alrededor de la idea de salir del ostracismo social a base de conseguir un gran logro. En esta ocasión la inevitable victoria les cuesta un poco más, haciendo que el metraje les quede excesivamente largo, y perdiendo una de las virtudes que su hermana mayor tenía: la frescura.
Da la sensación al ver Pitch Perfect 2 que, simplemente, han intentado calcar las situaciones que funcionaron bien de la primera, añadiendo unas cuantas tramas que, sinceramente, nos dan igual. Lo absolutamente genial de esta película son las tramas en las que las Bellas se apoyan entre ellas, interactuan de un modo u otro, y, en definitiva, funcionan como un grupo de amigas. Eso es lo bonito de la cinta. En cuanto la historia se desvía un poco, empieza a perder puntos e interés.
Pero donde el film es bueno, es muy bueno. Una de las partes fuertes de Pitch Perfect es, claramente, los números musicales. En esta segunda entrega han echado el resto, apostando por la espectacularidad, y definitivamente cumple su cometido. En la primera, la exclamación que hacías era “¡hala, qué guay!. En esta es “WOW!!!”. Las Bellas ya no son un grupo de coro a capella de Universidad, las Bellas son las campeonas del mundo, y se nota: Se han hecho mayores. El final es uno de los más emotivos que recuerdo, un homenaje precioso, y que te deja con una muy grata sensación a la salida del cine.
Afortunadamente una de las cosas que más nos gustó de la primera entrega se mantiene: El Bechloe, el shipping entre Beca y Chloe, que no dejan de hacerse guiños durante todo el film, para alegría de las fans. Son amigas, si, aunque en nuestra mente nos gustaría que fueran algo más, y en la de Chloe también, como ya deja claro en la tienda de campaña, cuando dice “tendría que haber experimentado más”. ¡Pues adelante, nosotras encantadas!
Pero no es el único momento croqueta de la película. Una de las chicas, Ester Dean interpreta a una de las lesbianas más estereotipadas y más graciosas del cine actual. Los comentarios que hace están casi siempre relacionados con su orientación sexual, pero funciona bien dentro de la dinámica del film, en el que cada una tiene un rol definido: la asiática rara, la latina… Cada una tiene un rol definido, y está bien así, no son personajes super complejos, pero el film no lo requiere. Por otra parte, Anna Kendrick está fantástica, y cada vez que siente amenazada su orientación sexual al estar cerca de la cantante alemana, es una carcajada asegurada.
Pitch Perfect no pasará a los anales de la historia como la mejor secuela, pero definitivamente las fans la van a disfrutar mucho, muchísimo, porque es una película diseñada especialmente para ellas, llena de guiños y situaciones que funcionaron bien en la primera y que, si te quedaste con ganas de más, aquí lo vas a encontrar.