Parece que el lema de la nación francesa, aquel célebre Liberté, égalité, fraternité, ha perdido la primera de sus palabras. ¿Por qué?, os preguntaréis, pequeñas croquetas. Pues porque una asociación católica llamada Promouvoir ha conseguido, después de haberlo intentado ya al poco del estreno de la cinta, que la película de Abdellatif Kechiche pierda su licencia de exhibición en Francia, ya que un tribunal de París ha considerado que su clasificación por edad está mal definida, y debería ser +18.
A nivel práctico, esto no tiene casi impacto: dudo que quedara todavía alguna sala que la proyectara de manera regular, quizá algún festival pierda la oportunidad de mostrarla, y la distribuidora tendrá que cambiar las carátulas de los DVD. Poco más. Pero lo preocupante no es eso, lo que realmente tiene importancia en este asunto es que un grupo de presión de tan marcado sesgo como es este pueda hacer que una película se censure. Ya lo consiguieron con otros títulos como Saw, Love, Baise-moi o Nymphomaniac, con diferentes resultados. Esto en mi pueblo se llama censura.
La asociación de escritores, directores y productores ARP se ha manifestado en contra, diciendo que el sistema de clasificación por edad está mal configurado, y que “expone a cada película a estos riesgos legales. No se puede dejar como está, porque no nos podemos permitir que nuestra cultura y libertad creativa esté sujeto al yugo de tendencias morales por las que el mundo parece estar cada vez más afectado”
Vía: Télérama