Con Julieta vuelve Almodóvar después de Los amantes pasajeros, pero, a diferencia del de 2013, vuelve el Pedro más dramático que habíamos visto.
Julieta está basada en los relatos de Alice Munro, Destino, Pronto y Silencio, y tiene como protagonistas a madres, mujeres e hijas. Empieza con Julieta peparándose para dejar Madrid cuando se encuentra a una amiga de su hija. Hacía años que no sabía nada de ambas y las noticias que recibe la dejan conmocionada. Cancela sus planes de dejar la capital y comienza a escribir su historia y la de su hija desde el momento en que conoce a su padre.
Emma Suárez (sublime) y Adriana Ugarte se encargan de interpretar a Julieta en esta historia sobre la culpa y la pérdida donde Inma Cuesta y Michelle Jenner tienen un pequeño pero importante papel.
El universo femenino vuelve a ser el centro de una película de Almodóvar pero, esta vez, no habrá ni rastro de ninguno de sus característicos recursos cómicos. Llena de saltos temporales perfectamente hilados, Julieta viene envuelta en drama, pero un drama totalmente contenido, lo que tiene sus pros y sus contras. En ningún momento cae en la exageración o el exceso pero, en ocasiones, también peca de falta de naturalidad y de la intensidad necesaria para tratar la pérdida en las relaciones materno-filiales.
Teniendo como título inicial Silencio, pero el que tuvieron que cambiar por razones de marketing, es lo que los personajes callan y muestran sin pronunciar palabra a lo que hay que prestar más atención. Aún así, pueden llegar a resultar un poco fríos y distantes y el tramo final de la película se resiente por ello.
A pesar de los peros y las pegas, es una película recomendable, que exige reflexionar sobre ella en los días posteriores y que ganaría con un segundo visionado.