Ay, madre, que ya es diciembre y esta es la última reseña del año. ¿Pero cómo ha volado el tiempo de esta manera? A lo largo de este 2017 he probado muchos juguetes eróticos y hoy quiero acabar con un producto que te va a dejar con esta cara:
Además, sé que esta reseña es superesperada porque este juguete salió a la venta no hace mucho y el pasado viernes se presentó en sociedad de forma simultánea, en Barcelona y en Madrid. Yo no pude ir porque estaba dando un taller sobre los sentidos en el sexo en InsinuaT Zaragoza, pero cuando acabé dediqué la noche a probarlo concienzudamente…
Parece el último anuncio de Audi, ¿eh? Bueno, venga, ya, que me enrollo como las persianas: se llama Stronic G y es de la marca alemana Fun Factory, la de Darling Devil (el híbrido) y Bi Stronic Fusion, que es el hermano mayor de este que os presento hoy. Digo que es el hermano mayor porque es más grueso. Stronic G mide 4,2 cm. de diámetro y 14,6 cm. de largo insertables.
A mí personalmente me ha mejorado un poquito la vida, porque Bi Stronic Fusion me pareció demasiado gordo desde el primer momento y tenía que usar una buena cantidad de lubricante. Quitando que soy una estrecha a pesar de mi arsenal, el juguete es una maravilla. Y este, Stronic G, soluciona el tema del tamaño. Vale, no lleva la aleta que vibra, ¡pero no pasa nada! Te alías con Laya II y listo.
¿Qué tiene de especial además de que es más pequeño que su hermano? Pues que, igual que él, es manos libres. Como te comentaba cuando hablaba de Bi Stronic Fusion, no es un vibrador, sino que emite impulsos en lugar de vibraciones. Es decir, que sale y entra solo. Sí, sí, lo que lees. Si quieres informarte mejor sobre algunas posturas que puedes poner en práctica con Stronic G, te recomiendo que le eches un ojo a ESTE ENLACE.
Este en concreto es especialista en el punto G. Si no te lo encuentra el Stronic G sí que vas a necesitar abrir Google Maps, ¿eh? A diferencia de otros juguetes, este tiene la curvatura perfecta para la introducción y llega al punto G enseguida. Y… voilà. Un truquito: enciéndelo antes de meterlo, porque así entra solo y es raro pero mola mucho.
Si nos pasamos a hablar de motor, este juguete puede ofrecerte 7 ritmos y 3 velocidades. Yo que no soy muy de ritmos, los he usado bastante para el calentamiento y luego he probado con el ritmo constante, jugando con las velocidades. Además, hace cosas supermaravillosas. Por ejemplo: se acuerda de tu velocidad e impulso favoritos. En otras palabras, que tiene más memoria que tu ex. ¿Qué más? Te indica cuándo está bajo de batería para que lo pongas a cargar (porque sí, también es recargable) y promete 45 minutos de diversión a máxima potencia. Que 45 minutos no parece mucho, yo pensé lo mismo, ¡pero es que Stronic G solo necesita 5 para taladrarte a impulsos!
Puedes llevártelo a la bañera, como cualquier juguete que se precie. Y si viajas con él también tiene modo bloqueo para que no se ponga en marcha en pleno vuelo. Imagínate, el Stronic G es capaz de hacer que haya turbulencias como mínimo.
En fin, poco más puedo decirte que no te haya dicho ya. No sé tú, pero Stronic G es el juguete de punto G que estaba esperando, porque las vibraciones me gustan más en el clítoris. Un orgasmo estimulando ambas cosas puede llegar a ser alucinante, brutal. Recomendado para solteras y para parejas, aunque si estás soltera… es lo que necesitas, amiga.
Ve AQUÍ para conocer mejor a Stronic G.