¡Hola, croquetillas! Hoy vengo a hablar de otro anime estrella, el de las hermanastras incestuosas. Tranquilas que no me voy a marcar otro Strawberry Panic, no preparéis los palos.
Como siempre, creo que reseñas de ciertos animes hay a patadas, por lo populares que son, de modo que lo comentaré desde mi punto de vista. De nuevo insisto, es mi punto de vista, mi opinión, no voy a decirlo a cada párrafo. Tampoco pretendo enfadar ni ofender a nadie, conste en acta. Yo voy a aportar mi opinión y diré por qué la recomiendo. Es cierto que Citrus, por el tipo de trama que tiene, no es de mis favoritas, pero como me esperaba un truño del tamaño de una catedral y al final me gustó. Sé que el manga aún está activo, si continúa el anime estaré pendiente de los discos, la verdad.
¿Por qué digo que me esperaba un truño? A ver cómo digo esto… Normalmente huyo de las modas, porque las opiniones no son objetivas. Suele haber una legión de fans diciendo lo maravilloso que es tal cosa que se ha puesto de moda. Que ojo, seguramente sea así de maravilloso, pero se suele perder la objetividad en la crítica. Yo normalmente intento buscar cosas ocultas que pueden ser pequeños tesoros. A las modas las miro de reojo y miro con cierta precaución. Cuando se anunció que Citrus tendría anime, sentí curiosidad, pero no sabía por dónde saltaría la liebre.
Realmente temía que estuviera sobrevalorado, porque había “acción”. Le había echado el ojo y se notaba que eran activas. Pensé que sería otra hormonada sin argumento. Me equivoqué, lo admito. Sí tiene argumento y entretenido. Mucho drama para mi gusto, pero la historia tiene su encanto.
Dicho todo esto, ¿de qué va? Aunque creo que ya lo sabéis todas. Yuzu se muda porque su madre, viuda, se vuelve a casar. Ella espera ligar mucho en el nuevo instituto. Es una gal (tribu urbana de gente joven preocupados por su belleza y cuidan al detalle toda parte de su aspecto) muy alegre y social. Lo que no se imagina es lo que le espera realmente. El instituto nuevo es femenino súper estricto que no aprobará ni su estética ni su comportamiento despreocupado. Además, no empieza con muy buen pie con la presidenta del consejo estudiantil. Primero por el “choque cultural”, luego porque verá cómo se besa con un profesor.
La propina, como todas sabemos, que esa presidenta es su hermanastra, Mei, una persona con un interior muy complicado. Detalle que se le olvidó decir a su madre, que tenía hermanastra. Las chicas seguirán chocando, obviamente, durante toda la trama. Parte del encanto de la serie es ese choque continuo.
Tras la primera discusión en casa, Mei le mete el morreo de su vida a Yuzu, y se inicia todo. Yuzu tendrá que entender sus sentimientos y aprender a tratar con Mei, que es su polo opuesto, todo ello con salseo. Aparte, habrá más participantes en la historia como familiares y amigas varias que ayudarán o se meterán en la relación que va surgiendo.
Como dije, este no es mi tipo de serie. Si habéis leído el resto de artículos creo que se nota. Aun así, digo que me sorprendió gratamente, me esperaba algo mucho más sexual. Seamos sinceras, eso de enrollarte con tu hermanastra tiene más de peli porno que de algo romántico. Pero la trama está bien hecha y cuidada, con partes de morbo, por supuesto, pero se cuida también el tema sentimientos. Los personajes están bien definidos y el drama que hay lo gestionan de forma ágil sin cebarse mucho.
El artículo de hoy sale un poco más corto que otros, pero me temo que poco más puedo aportar. Nos leemos el próximo sábado en otra reseña.
¡Gokigenyou!
Nanaho.
P.D.: Como anécdota, busqué imágenes en google para inspirarme e ilustrar el artículo. Ha sido divertido ver limones de todos los colores mezclados con Yuzu y Mei.