- Título: Algún día nuestros ojos verán
·Autora: Marta Català
·Género: relatos intimistas
·Fecha de publicación: diciembre 2018
·Editorial: autopublicado
·Número de páginas: 217
Yo te creía. Te quería.
Hace como un año publicaba en A librería la crítica a Los dulces años del fútbol (2017). Para refrescaros la memoria, os recuerdo que mi reseña fue bastante entusiasta y que estuve durante bastante tiempo con esa novela en la cabeza. Además, y sin ánimo de ser pretenciosa, su estilo me recordó indudablemente al de Laforet en La isla y los demonios. Sí, 2018 empezó con lecturas muy importantes.
Tal vez por eso siento debilidad por la literatura de esta autora valenciana (1978). Y cuando publicó su tercer obra completa no tardé ni un día en comprarla y comenzar a leer. No está de más recordar otro de sus títulos más reconocidos, Vendrá la noche (2016), que es su opera prima a modo de novela negra. También participó en la antología de relatos lésbicos Cada día me gustas más (2016, HULEMS).
Y ahora sí, vamos con la sinopsis con la que Català define esta composición:
Algún día nuestros ojos verán reúne veinticinco relatos cortos. Los personajes que dan vida a estas páginas experimentan auténticas revelaciones y abren los ojos a aspectos desconocidos de su entorno o de sí mismos. A veces confrontados con su sombra, otras descubriendo su luz, protagonizan historias cotidianas en las que tiene cabida la fantasía, lo onírico y lo poético.En los límites entre el sueño y la realidad, alternando entre lo romántico y lo inquietante, fragmentos siempre cargados de asombro.
La verdad es que cuándo recibí un mensaje para indicarme la publicación de este título me sentí muy feliz. Lo leí allá por diciembre, a las puertas de Navidad. Ya sabéis que el tiempo tratado en A Librería es difuso, porque también estoy escribiendo esta reseña un par de meses antes de que la léais. No sé cómo estaré en el futuro referido por entonces (febrero, si todo ha ido según lo planificado), pero en el momento en el que escribo estas líneas vivo días difíciles.
Tenías que haber conocido a Lizzy por aquel entonces. Las piedras cobraban vida a su paso. Era imposible no vibrar cada vez que te miraba. Tenía poder.
La imagen era una sentencia. Tú: aquella mujer imposible de describir. Tu inabarcable belleza volvía inefectivo el lenguaje. ¿Cómo nombrar algo excepcional? tal vez se conoce lo bello por contraste con lo feo. Quizás yo, con mi ausencia de lo atractivo, te hacía así de hermosa. Yo… que paso desapercibida, que creo que el mundo es injusto, la vida, difícil y el amor, una quimera.
Necesitaba leer cosas que me enseñaran, me curarán, me hicieran encontrarme. Que Marta publicara estos relatos justo en este momento fue como una señal. Me acurruqué en mi habitación propia y los leí, casi del tirón. Anoté frases en la libreta (que luego formarán parte de esta reseña y, quién sabe, citas que aparecerán en mis propios y escasos libros), bebí de las mujeres que colmaban sus páginas y me sentí muy unida a la voz interior y literaria de esta escritora. Ya no se leen verdades así, ya no se escriben historias así. Pero ella lo ha hecho y tengo que agradecérselo.
¿Me permitís esta reseña atípica? Porque resulta siempre muy difícil escribir una opinión sobre los relatos. Veinticinco, nada menos, y ninguno es muy extenso para tener un resumen independiente. Y, la verdad, tampoco quiero romper la magia. Pero diré que son variados, que tocan diversos géneros y temas. Que hay humor, hay acción, hay crítica social, hay mucho romance, hay relato negro, hay fantasía, hay muchos toques oníricos. Pero lo dicho: lo más importante es que hay mujeres que aman a otras mujeres. Y esto, todavía, sigue siendo algo insólito y necesario.
—En mi vida quiero a una mujer en la que pueda confiar.
—¿Acaso dudas de mí? —Lloraba de rabia—.
—Es peor que eso. Siento que no te conozco.
Haciendo una interpretación muy personal, diría que hay mucha catarsis aquí. Pequeñas viñetas de días concretos. Algunas esconden demonios que habitan en alguna parte (se habla de dolor, también de prozac), de la importancia que tienen las personas en nuestras vidas (no solo el amor es importante, Català deja un lugar primordial para las amistades).
Veo una búsqueda constante por respuestas, tal vez de ahí venga el título tan bonito de Algún día nuestros ojos verán. Me gusta esa expresión en plural que indica compañía y sororidad. Que se haga referencia a los ojos, el foco que tenemos para encontrar nuestra luz. Y la premonición de ese “verán”. Tiene esperanza y verdad, en una sutileza que me parece brillante. Y me recuerda, claro está, qué hago aquí y porque sigo escribiendo incansablemente sobre los libros que leo.
Por favor, leedla. Ella lo merece y vosotras también.
Valoración: Sí, recomendable
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