Hace unos días, Filmax nos invitó al preestreno de Tell it to the bees, dirigida por Annabel Janken, traducida en España como El secreto de las abejas, un drama lésbico ambientado en los años cincuenta, en Escocia. Afortunadamente, hoy en día Escocia es una región gayfriendly, pero los años posteriores a la segunda guerra mundial fueron duros… Ya habíamos visto Carol, la película de Todd Haynes protagonizada por Cate Blanchett y Rooney Mara, ambientada en la misma época, pero en Estados Unidos, y mantiene ese nexo en común de la relación lésbica pseudo clandestina en donde una de ellas es madre y tiene que luchar contra el exmarido por la custodia del niño.
Anna Paquin es Jean, una doctora con un pasado opaco que, tras muchos años ausente, vuelve al pueblo para hacerse cargo de la consulta de su fallecido padre. Allí conoce a Charlie, un niño que acaba siendo su paciente por pelearse con sus compañeros de clase defendiendo a su madre, Lydia, la actriz Holliday Granger, abandonada por su marido. Una serie de catastróficas desdichas hacen que Lydia acabe desahuciada y en paro, pero la bondad de Jean logrará hacerle salir del bache, en muchos sentidos, obviamente en el sentimental también, no es una sorpresa ya que el cartel es bastante explícito.
La película utiliza a las abejas como el elemento de la naturaleza que servirá al espectador para empatizar con los sentimientos de los personajes, ya que es a ellas a las que se les cuentan los secretos inconfesables. Además de servir como metáfora bastante poco elaborada, tendrán un papel fundamental en el desenlace de la historia.
Este drama amable, una adaptación de la novela de Fiona Shaw, peca de excesiva flojera. Ambas actrices poseen una química envidiable, sin embargo, el filme no consigue transmitir toda esa pasión que arrastra a Lydia a una atracción irrefrenable hacia Jean que le hará tambalear su vida y poner en peligro la custodia de Charlie, eso sin contar con la presión social de un pueblo pequeño en donde la homosexualidad es castigada duramente con la reprobación, los cuchicheos y los insultos anónimos escritos en las paredes.
En definitiva, un melodrama de fácil digestión y visionado, pero que se queda en un intento de ser la película lésbica del año aunque, paradójicamente, recomendable.
.- Aída Cordero es Doctora en Comunicación Audiovisual y fan del cine de terror. Puedes seguirla en su Twitter o su Instagram.