Ya está. El momento que todas estábamos esperando ha llegado. Ayer se estrenó la nueva temporada de Dos Hombres y Medio y, con ella, ha llegado Jenny (Amber Tamblyn) a nuestras vidas, la hija desconocida y lesbiana de Charlie Harper, el personaje que interpretaba Charlie Sheen hasta que decidieron prescindir de él en la serie.
Durante todas estas semanas, la actriz Amber Tamblyn nos aseguró que con Jenny no asistiríamos al nacimiento de un personaje cliché. Recalcó que su lesbianismo era algo secundario y nos recomendó que nos tomáramos la serie como la sitcom que es, con humor y sin esperar una férrea defensa de los valores LGBT a cambio.
Bien, puedo decir que yo me senté a ver el primer episodio de la nueva temporada con la mente en blanco, sin ningún juicio premeditado, dispuesta a que me sorprendiera. Sin embargo, tras veinte minutos, creo que ya puedo decir que no lo ha hecho. Jenny es exactamente como me esperaba que fuera: un hombre. Un hombre con aspecto de mujer, eso sí, pero más estamina que Walden (Ashton Kutcher) y Alan (Jon Cryer). Juntos. Aunque en su defensa diré que esto es algo común porque todos los personajes femeninos de esta serie tienen un deje masculino, empezando por Evelyn y acabando por Berta.
El episodio entero gira en torno a la aparición de Jenny en las vidas de estos dos. Y lo hace muy pronto, ya desde el minuto 2:45, cuando llama al timbre, su tío Alan abre la puerta y se presentan:
—Hola, ¿eres Alan Harper?
—Sí, y tú eres…
—Tu sobrina…
—¿Sabrina?
Esta es la primera broma (con traducción de andar por casa). Después le siguen otras cuantas, casi todas sobre sexo y alcohol. Miento… todas son sobre sexo y alcohol. A los pocos segundos de estar en la casa, Jenny informa a su tío de que tiene resaca. Le pide una aspirina, un vodka o cualquier bebida alcohólica que llevarse a los labios. Y entonces empiezan los alivios cómicos sexuales. Saca el móvil para enseñarle una foto de ella con su padre y así demostrarle que es verdaderamente la hija de Charlie, pero el móvil está lleno de fotos de vaginas. “Mi vagina —dice Jenny señalando a la pantalla—, ah, no, espera, esa no es mía… Esta es mía”. Y así hasta el infinito.
El primer episodio gira en torno a su personaje, suponemos que para que la audiencia se familiarice con ella, y os avanzo ya que no hay ningún lugar a dudas de que le gustan las mujeres. Lo deja claro —muy claro— casi desde el primer minuto. Pero las previsiones se han cumplido al 100 %. Jenny es una versión femenina y lesbiana de su fallecido padre. Bebe como un marinero ruso. Habla como un marinero ruso. Y no sabemos si es un marinero ruso en la cama, pero tras su alegre mañana después de su más que feliz noche acompañada de una bella señorita, podemos concluir que también es así.
Os confieso que yo soy de las que normalmente opina que la visibilidad siempre es buena. Y también soy de las que tienen un sentido del humor a prueba de las bombas de Hiroshima y Nagasaki, explosionando al mismo tiempo. Es complicado ofenderme y, por lo tanto, Jenny no me ha ofendido, en algún momento hasta he soltado una carcajada. Sin embargo, una no puede evitar pensar que es uno de esos personajes que al público gay-friendly a lo mejor le da igual, pero con los homófobos solo contribuirá a reforzar ciertos estereotipos muy dañinos para la comunidad LGBT.
No es que sea un cliché, en eso hasta voy a estar de acuerdo con la actriz. Un cliché lésbico sería algo así como mujer con aspecto masculino y comportamiento femenino, ¿no? Pero Jenny no es eso. Jenny es directamente más hombre que lesbiana. Si le pusiéramos uno de los polos a rayas de su padre, un cigarro en los labios y el piano solo notaríamos la diferencia en la delantera y el pelo largo. Decir, además, que no es cierto que el lesbianimo del personaje sea secundario. Es que es muy primario, en todos los sentidos de la palabra.
Soy consciente de que este tipo de series hay que abordarlas desde una perspectiva cómica. Lo soy, creedme, y nadie me gana a eso. No obstante, si pienso en términos LGBT se me ponen los pelos de punta. No olvidemos que Two and a Half Men es una de las series más vistas de Estados Unidos. Así que a saber qué demonios estará pensando la audiencia más intolerante, que no ha visto a una lesbiana en su vida. Solo Circe lo sabe, pero yo no estoy segura de querer descubrirlo.
En conclusión: feministas, sensibles y alérgicas a las bromas de contenido sexista, querrán huir de esta nueva temporada de Dos Hombres y Medio como alma que lleva el diablo. Aunque esto no es novedad. Es muy probable que ya lo hicieran antes. No obstante, si eres de las que tienes buena cintura con estos temas, un gran sentido del humor y pocas veces te sientes ofendida, celebrarás la inclusión de Jenny en la serie y te reirás con sus cafradas.
¿Has visto ya la premiere de la nueva temporada? ¿Qué opinas? ¿Te ha gustado el personaje?
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