¿Os acordáis de Mean Girls (Chicas Malas)? Seguro que sí. Cómo olvidar esta película, ¿verdad? Creo que no conozco a nadie que no la haya visto. Y tampoco conozco a nadie que no recuerde con una sonrisa alguna de sus escenas. Y es que Mean Girls fue una de esas cintas que marcó una época en su género. Como pasó con Heathers a finales de los 80. O con Clueless a mediados de los noventa. Y el próximo 30 de abril se cumplen diez años de su estreno.
Sabemos que nos estamos adelantando un poco. Pero ya deberíais estar (mal) acostumbradas a que esto ocurra. En HULEMS siempre intentamos ir un paso por delante y, por eso, hoy os traemos un pequeño homenaje a esta película destacando todas las cosas que la convirtieron en algo épico, en una cinta de visionado obligatorio para todos aquellos amantes del petardeo y el (sub)género zorritas de instituto. Todas esas cosas, en resumen, que la hacen irrepetible y la han convertido en una de las películas no-gays más gay de la historia.
1. La escribió la grandiosa Tina Fey
De la cual nos declaramos fans hace mucho tiempo. Tina nos enseñó en Mean Girls que los profesores, a veces, también la cagan. Que son gente como tú y yo, y no ese ente todopoderoso que siempre sabe cómo guiar a sus descarriados alumnos. La señora Norbury está hecha de carne y hueso, y en ocasiones pierde los nervios. Porque ser profesora de instituto suponemos que es una mierda. Y que más de una vez quieres ahorcar a tus hormonados alumnos con tus propias manos. Corrígenos si me equivoco.
2. Regina George tiene tantas bofetadas encima que la acabas adorando
A muchas de nosotras esta película nos presentó a Rachel McAdams, que nos enamoraría tiempo después en el Diario de Noah, y la volveríamos a odiar con la fuerza de los mares y el ímpetu del viento por culpa de Passion. Esta actriz es como haber ganado un billete para una montaña rusa. Nunca sabes si la adrenalina que te provoca te va a dejar con ganas de más o al final del viaje acabarás vomitándolo todo. El personaje de Regina George es TAN HOSTIABLE que nos dan ganas de comérnosla a besos. Es lo que tiene el amor, que cuanto más proporción de odio lleve, más adictiva se vuelve su fórmula.
Como bonus, la Adams se pasa toda la película llevando un incómodo pelucón rubio que ya lo quisiera para sí Dolly Parton. Si no la amas por eso, ya no la amarás por nada.
3. Todo lo que sale de la boca de Amy Poehler es oro puro
Soy de la creencia de que a esta mujer deberían pagarle por cada palabra que pronuncia. Porque Amy Poehler es muy grande, pero en esta película lo es todavía más. Hay dos madres de película a las que nunca olvidaremos:
a) La MILF de American Pie
b) La señora George de Mean Girls
Creo que hablo en nombre de todas cuando digo que ninguna madre en la historia de las madres cinematográficas ha estado más necesitada de un diván y una pastillita. Su superficialidad, su obsesión por la cirugía estética y sus “Happy Hour” la han convertido en la madre más enrollada del planeta. Yo tengo claro que me iría de cañas con ella. Además, ¿cómo olvidar esos movimientos pélvicos que nos enseñó durante la función de Navidad?
4. Tiene frases indispensables para la supervivencia humana.
Por favor, deja de hablar.
Sube, perdedora, nos vamos de compras.
¿Es la mantequilla un hidrato de carbono?
Esas zorras…
5. Es anterior al LiLo
La cronología de Mean Girls se podría establecer de esta manera: es posterior al Big Bang pero anterior del LiLo, ese desastre natural del que todavía no nos hemos recuperado. Y es que esta es una de las últimas películas en las que todavía podemos ver a Lindsay Lohan como la talentosa actriz que se comía el mundo y no la muñeca rota de Hollywood en la que se transformaría poco después. Y sí, queridas lectoras, en esta peli Lindsay está buenorra. Algunas incluso teníamos un nada recomendable crush por ella.
6. En ella conocimos a Amanda Seyfried
Amanda nos enseñó nociones de cultura general como que no se puede ser de África si eres blanco. Y que todos los africanos hablan sueco. Así que le estamos muy agradecidas por ello. Nuestras notas en el instituto subieron como la espuma gracias a sus aportaciones. Además, la actriz es ya una vieja amiga de todas nosotras porque la hemos visto croqueteando un par de veces, aunque nuestro momento favorito es el besazo que se da con Megan Fox en Jennifer’s Body, una de las pocas pelis malas que hay que ver.
7. Tiene una canción de Pink cuando Pink dejó de ser “cool”
Ya sé que es difícil de creer, pero hubo un momento en el que a Pink le dio la espalda todo el mundo. Después del éxito que cosechó su álbum Missaundaztood, la cantante cayó un tiempo en el olvido. A pesar de esto, Mean Girls incluyó God is a DJ en su banda sonora. Mucho respeto por este detalle. Sabemos de algunos que ahora matarían por contar con una de sus canciones en sus películas.
http://www.youtube.com/watch?v=NVhowzB5KXg
Y ahora te estarás preguntando: ¿Hay algo más lésbico que tener a P!nk en la banda sonora?
8. Sí, lo hay: también tiene una canción de Samantha Ronson
Como si los astros se alinearan para adelantarnos lo que vendría poco después, esta película también cuenta con una canción de Samantha Ronson. Se llama Built This Way y empieza a sonar en la escena en la que Cady (Lindsay Lohan) se vuelve loca en el baile cuando ve que están poniendo una de sus canciones favoritas. Al final por lo que se volvería loca Lindsay es por la DJ londinense, aunque esa es ya otra historia.
Pero os prometo que todavía se pone más croqueta la cosa, porque…
9. …el personaje de Janis es un tributo a la cantante lesbiana Janis Ian
Janis, el personaje interpretado por Lizzy Caplan (Masters of Sex), recibe su nombre de Janis Ian, una de las primeras cantantes que fueron invitadas a Saturday Night Live, el show para el que Tina Fey ha sido guionista durante muchísimos años. De hecho, su canción At Seventeen se puede escuchar de fondo en la escena en la que las “Queen Bees” se están peleando en casa de Regina.
Lo mejor de este tema es que durante toda la película los compañeros de Janis se burlan de ella porque creen que es lesbiana (y no lo es). Pero la cantante Janis Ian sí que es una lesbiana reconocida. Salió del armario en 1993.