¿Qué es el amor? dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. Vale, el poema de Bécquer era diferente, pero es extrapolable a este episodio de Orange is The New Black. Es San Valentín en Litchfield (bitches) y todo el mundo disfruta haciendo su definición del amor. Bueno… casi todo el mundo. Gloria sigue la línea de pensamiento HULEMS porque OBVIAMENTE ella también nos lee. Y haznos caso: cuando una latina de armas tomar te dice que San Valentín es una mierda mientras agarra un cuchillo de cocina de la longitud de tu antebrazo LA CREES. Debes creerla. Por tu bien y el de todos tus futuros hijos.
Para Daya, en cambio, el día del amor es fingir que tiene un novio normal. Y no lo digo por la pata de palo, que al final va a resultar un instrumento la mar de útil para todo el frente latino y su mercadeo de iPods, sino porque está claro que las cenas románticas no son lo mismo cuando estás entre rejas. Aunque yo de veras propongo cambiar los vestidos por estos monos de presidiaria. A dónde va a parar… mucho más cómodo que el último modelo criminal de H&M.
Las neuronas de Bennett nunca han sido las más ágiles del vecindario, pero el chico por fin es capaz de sumar 1+1 y entonces asistimos a ese momento íntimo, cursi y vergonzante que nadie quiere presenciar en una pareja. Me refiero al momento del “yo más”. “sí, cari”, “no, cuelga tú, tonta”. De verdad…. ¿cómo es posible que esta pareja fuera super interesante en la primera temporada y ahora estemos a punto de morir de una sobredosis de azúcar? Vaya, es que a mí me dan ganas de que vuelva Pornstache para darle un poco de picante al asunto. Ni siquiera el polvo rapidito que se regalan ha conseguido devolverme la fe en estos dos. Si alguien hubiera entrado y los hubiera pillado habría sido mil veces más interesante, pero, bueno, que lo disfrutéis, chicos. Feliz San Valentín.
Pero si vamos a hablar de amor, por favor hablemos de Poussey, que al fin y al cabo este es su episodio y, por extensión, también el nuestro ya que su historia es la de dos adolescentes enamoradas. Últimamente todo el mundo nos pregunta si creemos que OiTNB representa bien el amor entre mujeres. La próxima vez que nos hagan esa pregunta les vamos a decir que se pongan el 2×6 o, bueno, en realidad cualquier episodio, pero este en concreto bien vale de ejemplo.
Hay que reconocer que es un mal trago verla sufriendo tanto. Como que se nos hace una pelotilla en la garganta cuando descubrimos que su padre, un militar destinado en Alemania, va a ser trasladado a Estados Unidos para separarla de su novia. Pero se nos hace más pelotilla al verla portando un arma y apuntando con ella al teniente. Es como que no le pega. Poussey es amor, se trata de uno de esos personajes con los que te preguntas cómo es posible que haya acabado en la cárcel. Es decir, todo lo contrario que Vee.
Que levante la mano quien sufra riesgos de úlcera de estómago cada vez que aparece Vee. Hay personajes odiosos, como Jenny Schecter o Sookie Stackhouse, y después están las Vee del mundo que te hacen querer ser la mejor amiga de Jenny y Sookie. O peor todavía: casarte con ellas.
Ahora que Taystee ha dejado su trabajo en la biblioteca para ayudar con los trapicheos de tabacalera de Vee, las cosas con Poussey no van bien… Hay dos frentes claros en el barrio negro de Lichfield: Poussey y….. bueno, todas las demás. ¿Os he dicho ya que Poussey es amor? Pues además de amor es la más inteligente de todas. De todos modos, estamos de veras muy enfadadas al asistir a la separación de estas dos. Jenji: ni se te ocurra acabar con la amistad de Taystee y Poussey.
Atención, atención: vamos a hablar de Larry. Yo os lo advierto para que luego no me digáis que este odio que llevo dentro no lo anuncio convenientemente. Larry, ese futuro líder de la humanidad, ese Ghandi del periodismo moderno, por fin se ha dignado a ir a visitar a Piper. Un aplauso, por favor, el público enloquece. Aunque, claro, como no podía ser de otra manera, lo ha hecho por las razones completamente equivocadas: quiere que haga de topo para él en la prisión. ¿Por qué Jenji Kohan insiste en torturarnos con estos dos? Eso no es amor, es obsesión! De veras me gustaría saber qué opina la verdadera Piper y el verdadero Larry de todo esto cuando ven la serie. Que, oye, a lo mejor están encantados de la vida, pero si yo me viera identificada así con mi esposa me plantearía el divorcio.
Piper le dice que quiere ir a casa cuando le den su permiso y el ambiente se caldea. Por una vez voy a defender a Larry (pero que no se repita) diciendo que tiene toda la razón del mundo al recordarle a Piper que ella no es el centro de la galaxia. Pero aunque lo intente, Larry tiene el don de arruinarlo todo. Si quieres tener el peor día de tu vida, llama a Larry. Si quieres deprimirte, llama a Larry. De veras, llama a Larry para tener una semana de mierda. Él nunca decepciona. Y en esta ocasión tampoco porque no se nos olvida el motivo real de su visita a Lichfield. Sumamos así otro punto a la lista de los horrores de nuestro personaje favorito.
Misteriosamente, Piper accede. A mí este giro argumental no me ha parecido demasiado sólido. Ya me diréis qué motivos puede tener para ayudarle con este tema, salvo que esté a) muy aburrida o b) muy desesperada por volver con él. De veras que si es la segunda opción le perderé el respeto para siempre a Piper. Pero ahí la tenemos, de reportera dicharachera. Y como Healy tiene los chakras en línea o se tragado la caja entera de Prozac (lo estamos investigando), accede muy amablemente. Yo estoy esperando a que Healy estalle. Le quedan dos telediarios. Y cuando lo haga va a ser como un ventilador de mierda que no dejará nada a su paso. Tiempo al tiempo.
El jardín secreto de Red va tomando forma. Todo el mundo está al máximo en sus trapicheos. Vee con su negocio del tabaco y Red, ayudada por su hijo, creando una autopista con más tráfico que la M-30.
La que se ha quedado sin tráfico es Big Boo y todo por culpa de Nikky. ¿Os acordáis de las olimpiadas de los orgasmos que estaban disputando estas dos? Pues Nikky ha hecho trampas extendiendo el rumor de que Boo tiene ladillas vaginales. Las buenas noticias no son que no las tenga (que también, nos alegramos por ella, tened sexo seguro, chicas), sino que esto les da pie para hacer una tregua. Las dos llevan 36 conquistas y así lo dejan en empate. Eso hace un total de 72… 72…¿? Lo cual me hace preguntarme: ¿Cuántas croquetas hay en Lichfield? Esa prisión es un caldero de bicuriosas y heteroflexibles.
Hasta las dos latinas de cuyo nombre ahora no me acuerdo tienen un momento lésbico. Y otra pregunta más: ¿Hasta qué punto es un momento lésbico si tienes un pene de papel pegado en la frente? Es para planteárselo. Pero ahí estaba la señal, cual común pene en frente, de lo que iba a ocurrir después. Yo creo que el pene fue el recordatorio de que en realidad lo suyo era soledad y no atracción, pero aun así agradecemos el besazo. Por un momento pensamos que iba a ir a más, aunque es casi mejor que se haya quedado ahí. Jenji, la maestra, destrozando tópicos una vez más.
Finalmente, tenemos que hablar de Caputo, que a mí me tiene muy desconsolada su historia con Fischer. Ya sabemos que Caputo cuando está con su banda es como un Edge gay de la vida, pero aun así ahí estábamos todas con la bandera de los colores Caputo, vitoreándole para que se ligara a la mojigata de Fischer cuando de repente… zas… descubrimos que anda coqueteando con Luschek. Uh. PAIN. Doloroso como cuando sales del baño decidida a entrarle a la chica que te gusta y la ves en medio de la pista morreándose con otra. Nuestro más sincero pésame.
Caputo, de todos modos, logra recomponerse y todos están pasando un buen rato cuando ¡sorpresa! esa anciana llamada “Jimmy” y claramente inspirada en los personajes de Tim Burton ha conseguido fugarse de la prisión (seguramente por el eurotúnel que ha cavado Red) mientras busca a su escurridizo San Valentín. ¿Dónde está Jack? Pues Jack estaba en el bar, claro que sí. ¿Dónde sino iba a estar?
Y con esto ya tenemos el drama montado para el siguiente episodio. Cheers!