Siempre que he hablado de Vis a vis, la ficción de Antena 3 que, por cierto, ayer arrasó en audiencia, he ensalzado sus virtudes frente a sus defectos. Todas las veces. Creo de verdad que es un buen intento por parte de la cadena de alejarse del modelo de ficción que hasta ahora era la tónica en España, con historias para ver con toda la familia en el sofá, y basados en historias una y mil veces vistas, preferiblemente de amores imposibles y con un bar como punto de reunión. Vis a vis es nuevo, Vis a vis se esfuerza por sorprender al espectador y mantenerlo en tensión en la silla. Pero me parece que ese esfuerzo de que pasen cosas se les está yendo de las manos.
El abanico de tramas ahora mismo es inabarcable, con un Egipcio medio moribundo al cuidado del hermano registrador de la propiedad y de la madre inquietante en el garaje de Leopoldo, con el propio Leopoldo ingresado en el hospital a merced de Zulema, con el guardián de la cárcel medio enamoriscado de Maca, y con ésta misma en el punto de mira de TODA la prisión, cada episodio por una cosa diferente. La serie quema trama con una facilidad pasmosa, y empieza a no haber concordancia y conexión entre lo que se espera de los personajes y lo que hacen en la realidad. Cuando alguien en una serie se sale un poco del tiesto, sorprende. Cuando lo hace todo el rato, desorienta al espectador.
Y esto es, precisamente, lo que está empezando a pasar con la trama de Maca y La Rizos. En el episodio pasado, veíamos como, después de varios intentos de acercamiento por parte de La Rizos, Maca terminaba por decirle que mira, que no se sentía cómoda, y que la dejara en paz, que solo eran amigas. Después, descubríamos que La Rizos le había pegado una ETS a la rubia, haciendo gala de una falta de información por parte de los guionistas que, en fin, se lo concedemos porque es ficción, la misma ficción en la que alguien tiene a otra persona desangrándose en el bebedero del perro. Pero mientras una persona en la vida real, quizá, a lo mejor, procuraba mantener las distancias con la chica que está colada por ti, que es tu único apoyo, que no te gusta porque no eres lesbiana, y que encima te puede suponer una paliza, porque su ex novia ya ha intentado dártela como diez veces, Maca se pone el mundo por montera y besa a su amiga. Pero no un besito, no. Un besazo.
¿Qué sentido tiene este beso en la trama? Me encantaría que me lo explicaran, de verdad. No encuentro lógico el comportamiento de Maca, pero ni en esto ni en casi nada últimamente. Está fuera de control, girando como el demonio de Tasmania, mientras parece que todo lo que le puede pasar, le pasa sin remedio. No me quiero ni imaginar qué desgracias le esperan en el próximo episodio, o en la segunda temporada. Miedo me da.