Una de las características del cine de Almodóvar es el universo femenino que ha conseguido crear en su filmografía, protagonizado por las ya archiconocidas Chicas Almodóvar. Un término que, cuando lo piensas, te remite invariablemente a Chus Lampreave (te queremos), Rossy de Palma, Loles León y Bibiana Fernández, pero que se puede extender a cualquier actriz que haya trabajado con el manchego. Las Chicas Almodóvar han sido de todos los tipos y, por lo tanto, también lesbianas.
No es excesivamente frecuente encontrar mujeres lesbianas en las películas de Pedro. Si bien la acción suele estar conducida por personajes femeninos, estos se representan siempre como seres dolientes, seres que sufren por amor, pero por el amor de los hombres. Aún así, hemos encontrado alguna representación lésbica.
Las primeras croquetas almodovarianas fueron Lucy y Bom, Eva Silva y Alaska, en Pepi, Lucy y Bom en otras chicas del montón. Esta película de 1980 cuenta la historia de tres chicas que viven en Madrid durante los primeros años de la Movida madrileña, y donde Lucy, casada, conoce a Bom y decide que quiere dejarlo todo por ella. Las dos inician una relación de ama y esclava, cuyo momento culminante es, como no puede ser de otra manera, la lluvia dorada de Bom. Para una España recién salida de cuarenta años de penumbras, ver a una Alaska de 17 años en semejante escena fue todo un escándalo.
Poco hubo que esperar para que Almodóvar volviera a introducir, de nuevo, un personaje croqueta. Fue en el 83, en la divertida e irreverente Entre tinieblas. Aquí, es la Madre Superiora de las Redentoras Humilladas, interpretada por Julieta Serrano, la que siente devoción por las féminas y sufre mal de amores porque Yolanda (Cristina Sánchez Pascual) no le corresponde como ella quisiera.
No sería hasta ocho años (y seis películas) después, cuando volveríamos a ver una croqueta en una película de Almodóvar, aunque, esta vez, de forma muy secundaria. Fue Bibiana Fernández la encargada de dar vida a Suzanna, la Cimarrona, en el melodrama Tacones Lejanos, compañera de celda de Victoria Abril. Bibiana es una prostituta con un corazón más grande que las tetas que mata a ladrillazos a un policía para poder ir a la cárcel y reunirse con su novia.
Rossy de Palma tomaría el relevo en Kika, una comedia negra que hace crítica de los reality shows, donde interpreta a la sirvienta que bebe los vientos por su jefa, Verónica Forqué. De Palma es Juana, una mujer que ha sido sistemáticamente violada por su hermano durante años, hecho al que parece no darle importancia. A ella lo que le interesa son las mujeres, y lo hace patente en cada una de sus escenas. Qué heavy eres, Juana.
En la oscarizada e internacionalmente reconocida Todo sobre mi madre, la historia de seis mujeres muy diferentes entre sí, es Marisa Paredes a la que le toca vivir un amor no correspondido interpretando a Huma Rojo, una diva del teatro enamorada de Nina, Candela Peña. “Nina es quien conduce”, dice Huma. Y es así, a todos los niveles. Ella está completamente obnubilada con el personaje de Candela Peña, una drogadicta conflictiva que no le da más que disgustos.
En su antepenúltimo trabajo hasta la fecha, La piel que habito, son escasos los minutos de cinta y líneas de guión de Bárbara Lennie pero, pesar de eso, es un personaje de cierta relevancia para la conclusión de la película. Bárbara interpreta a Cristina, la dependienta de la tienda de ropa de la madre de Vicente. Éste está enamorado de ella, pero Cristina es lesbiana.
Cada una de estas mujeres es completamente diferente a la anterior, y ninguna pierde la esencia almodovariana tan característica en el realizador. Nos encantaría ver más ejemplos en el futuro.
Mrs. Plath y Marca