Es una verdad mundialmente reconocida que los cómics de superhéroes son propiedad, casi exclusivamente de los hombres blancos y heterosexuales: Ellos ponen la pasta y manejan el cotarro, ellos dibujan y escriben, y ellos son los que salvan al mundo.
En los últimos años han tratado, a paso de tortuga, eso sí, de avanzar en el tema, pero si la representación femenina todavía tiene que mejorar, imaginaos cómo andan de representación lésbica y bisexual. Pues mal, claro.
Las chicas con superpoderes no dejaron los armarios como mueble cuya función fuese colgar sólo los vestidos, las blusas y las capas, hasta los 90, primero en el universo marvelita y, mucho después, en el de DC. Mística tiene el honor de ser la Ellen de los cómics. Su presentación en X-Men se hizo en 1978, y durante un tiempo mantendría una relación con Destino llenísima de subtexto, pero no sería hasta trece años después, que se identificaría abiertamente como bisexual. Detrás de esto andaba la Comic Code Authority, que prohibió cualquier mención explícita a la homosexualidad hasta 1989, y los mandatos del jefazo de Marvel por esas fechas, que no quería personajes LGTB en sus filas, lo que obligó a los escritores a ponerse creativos y sutiles
Paralelamente, en la casa vecina, DC presentaba a Shilouette de los Minutement en Watchmen. Su aparición fue visto y no visto y no tuvo repercusión alguna en su momento, aunque luego sí llegaríamos a conocerla un poquito mejor en Before Watchmen. Eso sí, le dio tiempo a morir de un balazo, como buena lesbiana que se precie.
Ya entrados los 90, X-Men, el cómic por excelencia de aquellos que no se identificaban con los cánones normativos de la sociedad, trató de ser lo más diverso que los tiempos que corrían le permitían. A los mutantes se unió Psylocke, que sería novia de Fantomex y Cluster, y Karma, fundadora de los Nuevos Mutante a mediados de los 80 y que haría pública su homosexualidad a finales de los 90.
Marvel seguía introduciendo, aunque tímidamente, y como meros personajes secundarios, lesbianas y bisexuales. Moondragon, inicialmente de los Defensores, se uniría después a los Guardianes de la Galaxia, comenzaría una relación con Phyla-Vell en Infinity Abyss en 2002. Un año más tarde, Runaways nos traería a la alienígena Karolina Dean y Miss América sería reinventada en 2011 como una adolescente latina y lesbiana (Minipunto para Marvel en diversidad por ella).
La competencia deceíta en esta materia no era tal porque poco había con qué comparar hasta el 2006, con la llegada de la nueva mujer muerciélago. En un principio, Batwoman había sido introducida con la única finalidad de mostrar el hombretón heterosexual que era Batman y acallar así los rumores que corrían por Gotham de que Robin y él eran amigovios. Ironías de la vida, el croqueteo de calidad al mundo de los cómics llegaría con ella. Alter ego de Kate Kane es, hasta el momento, la superheroína abiertamente lesbiana más importante. Es la única a la que le dieron su propia línea de cómics aunque estos días lucha contra maleantes acompañada de Wonder Woman y Supergirl en Bombshells. Mantuvo una relación con dos policías, Renée Montoya y Maggie Sawyer, con la última hasta se oyeron campanas de boda, pero terminaron cancelándola porque resulta que para los superhéroes tienen cosas más importantes que atender. Por cierto, ¿ya fue la boda de Superman? Es que aquí dice que estoy invitada.
En los últimos años, DC ha estado tratando de recuperar el tiempo perdido. Holly Robinson, protegida de Catwoman, hizo ganar a Catwoman el GLAAD por la mejor representación de un personaje gay en un cómic, la propia Catwoman se convirtió en la primera protagonista bisexual de DC el año pasado (iba con tiempo, señores de DC), Harley Quinn, que también se trae un rollo muy tóxico con Joker, mantiene una relación no monógama con Poison Ivy, y ¿podríamos incluir aquí también a Wonder Woman?
Todo este buen hacer de los últimos años en el mundo del cómic, que hay que seguir manteniendo y no dormirse en los laureles, sin embargo, parece que no está teniendo su reflejo en las adaptaciones cinematográficas. Así, por ejemplo, Mística, Catwoman o Psylocke, han perdido su orientación sexual y se han convertido en heterosexuales por defecto, pero este tema lo dejamos mejor para otro día.