Esta historia de tenistas lleva unos días coleando, y no pensábamos hablar de ella porque normalmente no nos gusta dar altavoces a los homófobos, que bastante tenemos ya, pero al final la bola se está haciendo tan grande que es imposible no hacerse eco. Veamos, ¿quienes son los protagonistas? La primera es Margaret Court, antigua estrella del tenis australiano, que después de abandonar las pistas decidió reorientar su carrera hasta convertirse en pastora de una congregación cristiana. Hasta aquí todo bien, en Australia se la sufrirían, pero en Roland Garros hizo unas declaraciones que, en fin, paso de comentar y cito textualmente.
El tenis está lleno de lesbianas. Los niños trans son el trabajo del diablo. El lobby gay está detrás del programa anti-bullying, y causa confusión en sus identidades sexuales
Lo de siempre, vaya. Con anterioridad a esto, Margaret había boicoteado a la linea aérea Qantas Airways por su apoyo al matrimonio igualitario, algo que esperamos que le haya supuesto viajes de mil horas en un coche sin aire acondicionado, por aquello del karma. Hasta aquí sólo era el discurso de una señora con más o menos repercusión, pero la también tenista Martina Navratilova, que además de ser una de las mejores tenistas de la historia es lesbiana y está casada con otra mujer. Sus palabras fueron rotundas, y abogaban por quitar el nombre de Margaret de unas pistas de tenis en una carta dirigida a… las pistas de tenis.
Los recintos deportivos deben estar nombrados por el trabajo de una persona y por quienes son como seres humanos. Cuando fuisteis nombradas Margaret Court, parecía lo correcto. Después de todo, Rod Laver tenía un gran estadio y Court es una de las más grandes de todos los tiempos. Yo hace tiempo que perdoné a Court por sus comentarios en 1990 en los que decía que yo era un mal modelo porque era lesbiana. Ahora queda claro quien es Court: una jugadora de tenis alucinante… y una homófoba. Su odio no es sólo una opinión. Ella está activamente intentando apartar a los LGBT de tener los mismos derechos (Nota a Court: nosotros también somos seres humanos). Está demonizando a los niños trans y a los adultos.
No debemos celebrar esta clase de comportamiento.
Terminaba su misiva diciendo que el segundo mayor complejo de tenis de Australia debía cambiar de nombre y llevar el de Evonne Goolagong, siete veces ganadora de un gran slam. Pero Martina no fue la única: la también tenista Casey Dellacqua, ganadora de Open de Francia en 2011 en dobles, y casada con una mujer, estalló en Twitter por una columna de Margaret Court en la que se atrevía a criticar su decisión de tener un hijo con su pareja.
Margaret. Enough is enough. pic.twitter.com/Cl1DtC4aSL
— caseydellacqua (@caseydellacqua) May 25, 2017
La jugadora número uno de Australia, Samantha Stosur, dejo caer que a lo mejor las tenistas deberían negarse a jugar en la pista que lleva su nombre. Y, lo más divertido de todo, John McEnroe, mítico tenista, sugirió que lo mejor que se podría hacer en el Margaret Court Arena sería una boda masiva de matrimonios del mismo género, además de hablar por todas las personas decentes en estas declaraciones.
Margaret Court nos dice: “el tenis está lleno de lesbianas”. Del modo que yo lo veo, hay tres opciones a partir de esto. Número uno: si es verdad, ¿a quién coño le importa?. Número dos: si es falso, ¿a quién coño le importa?. Y número tres: Si es medio verdad, ¿nos debería importar una mierda?. Cuando el matrimonio igualitario sea legal en Australia, yo personalmente llamaré a mi buen amigo Elton John para que celebre la más grande y masiva ceremonia de bodas que se haya visto, y será en el Margaret Court Arena. Margaret, esta es la clase de tipo que soy.
Feliciano López también se ha pronunciado:
Cada uno hace lo que le dé la gana con su vida personal. No somos nadie para valorar, no debemos juzgar así. Me parecen comentarios totalmente desafortunados. No lo entiendo, sinceramente. No entiendo por qué una persona puede juzgar de esa manera a otra gente
Así como Andy Murray:
No entiendo cuál es el problema de que dos personas que se quieren puedan casarse, sean hombres o mujeres. No es un asunto en el que deba meterse nadie. En mi opinión, todo el mundo debería tener los mismos derechos
¿Y qué ha hecho ella? Hacerse la víctima.
[Detrás de esta campaña] está el lobby gay. Hay mucho dinero que viene de America. Son una minoría en número, pero tienen mucho dinero. Nos están haciendo bullying. A mi sobrino, que tiene la Margaret Court Academy en Albury, le han roto sus ordenadores. No quiero más. Es suficiente, pero ellos seguirán haciendo militancia, y es triste.
Lo que más sorprendente resulta de todo es ver cómo Court se enroca en sus declaraciones, incluso viendo cómo toda la profesión, y en general todo el mundo, le está indicando que se equivoca. La ignorancia es muy, muy atrevida.