Rabia. Frustración. Miedo. Eso es en lo que las personas trans pensamos cuando suceden situaciones de transfobia, situaciones que ponen en riesgo nuestra integridad, nuestra dignidad como personas. Nuestra vida.
Recordaréis que hace unos meses, la entidad Hazte Oir sacó a pasear su autobús transfobo por muchas ciudades españolas e incluso, por Nueva York. Y sorprendentemente, la respuesta social fue tan cálida como abrumante, a favor de los derechos fundamentales de las personas trans. Y es ahora, en agosto cuando, después de no rendirse, vuelven a atacar al colectivo LGTB+ y a las personas trans en concreto, lanzando una vez más otro mensaje de odio, echando a volar una avioneta por las playas de la Costa Mediterránea, durante las próximas 3 semanas. Y no sólo eso, ya que ella podremos ver una lona enorme con el eslogan: “Ley Mordaza LGTBI, van a por tus hijos”. Y hay TANTAS cosas que están mal..
Por qué las personas LGTB+ tenemos que seguir aguantando estos ataques LGTBfobos continuamente? Por qué las personas trans tenemos que seguir luchando por validar nuestra identidad frente a personas que niegan, incluso, nuestra existencia? Por qué hay personas a las que les molesta TANTO que hayan colectivos, históricamente marginalizados y ninguneados, ganen derechos sociales, derechos fundamentales de los que cualquier varón, blanco y heterosexual disfruta en la mayoría de lugares del mundo, por el mero hecho de serlo? Por qué? Por qué tenemos que seguir luchando para proteger nuestra integridad, nuestra dignidad? Otra vez, nuestra vida.
¿Y Ley Mordaza? LGTBI? ¿Una persona heterosexual, blanca y varón me dice a mi que yo estoy imponiendo una mordaza? ¿Una “ideología de género”? Que, por cierto, esa ideología de la que habla ni es ideología ni amordaza a nadie. Las leyes LGTB+ a favor de la igualdad lo único que hacen es darle derechos que no todos tenemos (fijate tú!) y que tenemos que seguir luchando día a día por conseguir. No podemos tolerar que esto siga ocurriendo y que haya un gobierno que, además de permitirlo y obviarlo, lo financie.
Esas leyes nos igualan en derechos, y luchan para que nuestro hijos, tus hijos, sus hijos, las generaciones futuras no vean como algo extraño que dos personas del mismo genero se amen, que existan familias que no estén formadas por un hombre, una mujer y su retoño, si no que existen tantas familias y tipos como personas en el mundo, que cada uno puede vivir su vida, expresar y sentir su género como quiera y necesite y que NADIE, repito NADIE tiene la potestad de imponer (y eso sí que es imponer) ningún tipo de mensaje discriminatorio hacia nosotros, que ya nos ha costado llegar hasta aquí lo nuestro.
El colectivo LGTB+ resistimos. Luchamos, seguimos hacia adelante, contra las adversidades. Seguimos. Venga quien venga, nos pongan las trabas que nos pongan. No somos enemigos, somos combativos. Somos vuestros hijos, hermanos, padres y madres, vecinas, panaderos o el fontanero que fue la semana pasada. Estamos en las calles, en tu centro escolar, atendiéndote en el hospital si te enfermas…
Y merecemos los mismos derechos.