¡Hola, croquetillas! Mientras sigo viendo cosas nuevas de la temporada, como aún no me veo capaz de juzgar que no he visto muchas cosas, quiero hablaros de un par de series feministas y divertidas. No son feministas a nivel reivindicativo, pero ambas tienen en común que las protagonistas son chicas y los pocos maromos que salen son casi anecdótico. Chicas independientes que hacen grupo entre ellas. Nunca se cortan a la hora de hacer cosas, son muy cuquis y te ríes mucho con ellas.
La primera serie es una de las últimas que vi. Se trata de “Non Non Biyori”. En total son 24 capítulos repartidos en 2 series que se entrelazan. La segunda, Repeat, lo que hace es contar más historias que pasaron en el lapso temporal de la primera. Dos ovas con más historias y una película sobre las vacaciones que pasan juntas.
Es un slice of life que narra el día a día de 4 amigas que van juntas al colegio. Veremos las situaciones que viven y también cómo tratan con el entorno. La primera serie empieza con Hotaru, chica de Tokyo que llega a un pueblo de campo perdido de la mano de dios. Cuando llega a clase ve que son tan pocos en el pueblo que el colegio solo tiene una clase con todos los alumnos que van a cursos diferentes. La profesora es más una tutora que va ayudando mientras las 4 chicas y el otro compañero de clase trabajan por su cuenta. Hotaru es una de las protagonistas. En clase conocerá a Renge, la menor de ellas con 7 años y a las hermanas Komari y Natsumi. Komari es la mayor, aunque como es muy bajita la tratan a veces como a una niña pequeña. Natsumi es un trasto, la más bicho de las 4. Además, la profesora de las chicas, Kazuho, es la hermana mayor de Renge.
En ese día a día veremos de todo un poco. No hay nada fantasioso ni nada fuera de lo normal, son 4 chicas diferentes viviendo en un pueblo tranquilo en el campo. Cada una actúa según su personalidad. Hotaru sí es un poco croqueta porque tiene cierta fijación por Komari, hasta el punto de hacer peluches de su senpai querida. Además, es muy divertido ver cómo se va adaptando la chica de ciudad al campo. Renge no tiene maldad, pero es un poco inquieta. Tiene mucha vitalidad y una amistad muy bonita con la dueña de la tienda de caramelos [que también es amiga de la profesora, porque claro, son 4 gatos mal contados en el pueblo]. De las dos hermanas que son las mayores, Komari intenta siempre hacer de hermana mayor responsable del resto, pero no le sale y no la dejan. Natsumi es la más descuidada, odia trabajar o tener responsabilidades y eso la convierte en la más desastre con ideas más locas.
Es complicado decir de qué va la serie, al ser un slice, aunque pueda parecer aburrida o simple, te ríes mucho con las ocurrencias de todos ellos. Y cuando digo que la representación masculina es mínima es que el hermano de Komari y Natsumi ni siquiera habla. No tiene actor de voz ni nada el pobre. A veces sale, pero es algo anecdótico, no es un personaje relevante. Hacen más ruido la de la tienda de caramelos o las chicas que estudian fuera que el pobre de Suguru.
Aparte de que tiene gran equilibrio entre lo cuqui y un humor un poco bestia. Las chicas a veces no filtran nada y con la naturalidad que tienen [una naturalidad creíble, la verdad] te puedes sentir identificada más de una vez. Yo me reía mucho con Renge y su inocencia de niña pequeña, las burradas de Natsumi y también con la profesora y la de los caramelos. Que son muy buenos personajes secundarios, la verdad.
Es una serie que se ve de forma muy cómoda, no es que te deje ahí con mono en plan “qué pasará ahora” pero sí me dejaba con ganas de ver más locuras de las chicas porque se hace muy agradable de ver.
Y poco más puedo decir de estas locas, la verdad. Solo animaros de nuevo a verla si os gustan este tipo de series. Nos vemos la semana que viene con otra reseña de una serie similar, mientras sigo viendo cosas para comentar con propiedad.
¡Gokigenyou!
Nanaho.