Algo hay con las producciones televisivas del norte de Europa que las hace más especiales que el resto. The Killing, Sherlock, Last tango in Halifax… tres ejemplos de series muy diferentes pero, a la vez, compartiendo un encanto casi imposible de encontrar en las series, por ejemplo, estadounidenses. Y este es el caso de The fall, serie de BBC2 que ha atraído nuestra por diversos motivos, y casi todos igual de croqueta (qué le vamos a hacer).
El primero y más evidente es su protagonista. Muy probablemente si tuviésemos que hacer una lista de mitos eróticos actuales Gillian Anderson estaría, y estaría en un puesto muy alto. El papel que interpreta en la serie, el de la superintendente Stella Gibson, nos atrae sin remedio porque está escrito especialmente para eso. Stella es una mujer poderosa y atrayente en un mundo hecho por y para hombres, es una mujer que no se arruga ante la adversidad, ni ante cualquier tipo de crítica que no crea justa, y que es consciente de que si muestra la más mínima señal de flaqueza, una jauría hambrienta se le va a echar a la yugular. Frente a tantos y tantos personajes de series y películas que viven a la sombra de alguien, el encontrarnos con una mujer fuerte e independiente es motivo más que suficiente para que nos interese.
En la temporada pasada de la serie, la primera, habíamos visto como Stella se acostaba con hombres. Pero en el último episodio emitido, el 2×03, pasó algo que, pese a que no nos lo esperábamos, no nos sorprendió en absoluto. La policía mantiene una relación de colegueo y amistad con Tanya Reed Smith (Archie Panjabi), la patóloga asignada al caso que está investigando. Mientras están tomando una copa, Stella la besa. “Ha estado bien”, le responde. Y en la escena siguiente, vemos como las dos esperan el ascensor para subir a la habitación de Stella, aunque en el último momento Tanya se arrepiente, “no puedo hacerlo”, y se va.
Durante toda la serie hemos apreciado que estas dos mujeres tenían una química especial. ¿Es nuestra mente croqueta? No, es más bien que Gillian Anderson exuda seguridad, y eso es atrayente. Por más que el personaje de Archie Panjabi esté casada y tenga dos hijas, y muy probablemente jamás se haya planteado ni un poquito su sexualidad, lo que menos importa en este caso es que Stella sea otra mujer. En cuanto a la propia Stella, más de lo mismo. Toma sus propias decisiones, y está claro que si le apetece acostarse con otra mujer, hay poca cosa que le vaya a frenar, excepto, como ha sucedido, que la otra no quiera. O no quiera de momento. Veremos como evoluciona la serie, pero si tuviera que apostar dinero, sería a que se van a acostar. El tiempo me dará o me quitará la razón.
Pero no sólo las mujeres fuertes y los besos en bares es lo que nos gusta de The fall. No nos podemos olvidar de que hay un personaje lésbico a tiempo completo. Es Danielle Ferringtom (Niamh McGrady), una de las policías del equipo de investigación. En uno de los episodios revela que es lesbiana, dándole importancia a un asunto que, según el criterio de Stella Gibson, no la tiene en absoluto, como ella misma aplica en su vida. Danielle es una secundaria de la serie, con poco peso en la trama principal, así que es poco probable que sepamos más de su vida personal.
Así, The fall se plantea como una de las series más interesantes de la parrilla televisiva. Una buena serie policiaca, que nos recuerda en muchos momentos a Hannibal, con buen guión, buena estructura, muy cuidada, y que de vez en cuando nos da alguna alegría en forma de escena lésbica, ya sea texto o subtexto. ¿Qué más podemos pedir?