La leyenda del tiempo cerraba ayer la primera temporada de una gran serie, una serie que quiero creer marcará un antes y un después en la ficción televisiva española, abriendo las puertas a más producciones nacionales serias de temática fantástica. La ambientación y el saber hacer de los actores, dos de los fuertes de El Ministerio del Tiempo desde el principio, volvieron a brillar en este último episodio de tono sombrío y misterioso. Por cierto ¿a alguien más le generaba cierta inquietud el personaje de Lorca? ¿No? El actor hizo un papelón pero a mí se me aparece en sueños y me falta Madrid para correr. Bueno, al lío, hablemos de lo que más nos interesa aquí, el Jamelia. (Espero que nadie se lo haya creído.) Spoilers a continuación, ahora en serio.
Pese a lo dicho, ayer comentaba por twitter que este episodio de El Ministerio creaba mucho potencial para la segunda temporada, pero también que me había parecido el más flojo de los ocho y hoy me reafirmo en esta opinión. Quizá tuvo la culpa el ritmo más pausado con ese acelerón (juas) en los últimos diez-quince minutos o quizá fue el sabor algo amargo que deja ese giro de 180º en la personalidad de Irene. El que parecía un personaje íntegro (infidelidades aparte) se descubre hacia el final como una traidora, digamos, al Ministerio, capaz de manipular a sus compañeros sin pestañear. (¿Qué haces sacando fotos a gente muerta, Irene? ¿Y en qué momento te dio tiempo?) Sea el futuro de Irene convertirse en otra lesbiana psicópata -siempre están contratando en el gremio- o no, y aunque es perfectamente normal que los sucesos del episodio anterior mellaran su burbuja emocional, tengo dudas muy razonables acerca de que su caída en desgracia estuviera bien plasmada. Tuvimos encuadres (muy bien los cámaras) y varias pistas, pero todas a través de otros personajes y ningún vistazo real al interior de Irene. Un episodio entre la pérdida de su mentor y el abandono de su esposa y este salto al lado oscuro, habría ayudado a hacerlo más creíble. O yo qué sé, hasta el cliché de una mirada torva cuando nadie está mirando. Por otro lado, podemos alegrarnos de que aún con la cabeza alterada, nuestra rubia siguiera seduciendo mujeres a través de los tiempos hasta en el último episodio:
Irene haciendo lo que mejor sabe
Lo que queda claro es que el status quo de El Ministerio se ha roto, Alonso, Amelia y Julián ya no serán los mismos funcionarios algo inocentones en la próxima temporada… Y está por ver a qué Irene nos encontraremos -si arrepentida, más convencida de ir contra el ministerio o ninguna de las anteriores- y cómo será su relación con el resto de personajes dada su implicación en el desastre del final. Sólo queda decir que al menos no se la han cargado (ni ha acabado en un calabozo de Huesca como Lola Mendieta).
A vosotras qué os ha aparecido. ¿El tiempo es el que es o hay alguna manera de evitar la paradoja? ¿Qué futuro le reserva la segunda temporada a Irene Larra?