Cuando una película que narra la relación entre dos mujeres (bueno, y entre dos hombres) tiene la magnitud que tiene Carol, con estreno a nivel mundial, con actrices conocidas por todos, trae consigo la polémica sí sí. Es triste, pero así es. Lo vimos con, por ejemplo, Brokeback Mountain, o más recientemente con La vida de Adèle. Hordas de grupos homófobos con mucho tiempo libre (podían contarme su secreto) se reúnen en las puertas de los cines a gritar, y cosas así. El caso es que esta vez es Carol la que está en el punto de mira, pero por una cuestión mucho más curiosa. La organización del Festival de Cannes prohibió la entrada a la proyección a mujeres que acudieron a la misma… sin zapatos de tacón.
Según informan varias fuentes, este año el Festival está más estricto que de costumbre a la hora de aplicar el protocolo y las normas de etiqueta. Varias mujeres que fueron de plano (no me creo que esté escribiendo esto, en fin) se tuvieron que quedar en la puerta, sin ver la película. La mayoría eran mayores, o que tenían problemas de salud. Es bastante alucinante todo esto, de veras. Los visionarios de El canto del loco ya reivindicaron el derecho a entrar en los garitos con zapatillas,pero por lo visto sus cánticos no pasaron de la frontera. Habrase visto. El Festival debería recapacitar un poco sobre el absurdo que envuelve a su código de etiqueta: Ya dejaron caer que los selfies no serían bien vistos, pero esto es ya… en fin. Lo nunca visto.
Vía: Hypable