Gwendoline Christie está triste, y eso tenemos que solucionarlo nosotras. ¿Qué por qué está triste? Pues porque interpreta a Brienne de Tarth (Juego de Tronos), más conocida como Brienne “La Bella” en burla por la fealdad de la chica. Y yo vengo aquí a decir una sola cosa: ¿¡Qué fealdad!? ¿¡Es que estamos locos, o qué!?
¿Estáis todas conmigo, verdad? ¿Os habéis fijado en ese vestido rojo? Porque yo ha sido ver esa foto y no poder pensar en otra cosa que en ella, imponente, con ese vestido rojo y esa melena rubia, sus ojos azules y esas piernas infinitas por las cuales aprendería a hacer alpinismo. Pocas veces una mujer tan alta como ella lo es, está tan bien hecha como ella lo está. Además, tiene el añadido de que, al ser tan alta, los vestidos siempre le quedan cortitos. Justo como a mí me gusta que sean los vestidos y me da igual que penséis que soy la pervertida del blog, porque es cierto.
Hablaría sobre levantarle un monumento a esta inglesa de treinta y cinco años, pero creo que con sus ciento noventa y un centímetros de altura, (Sí, has leído bien, ciento noventa y un centímetros de altura) con el simple hecho de que se ponga en pie, ya tenemos un buen monumento. Y creo que merece que se lo digamos más, porque cotilleando por ahí he descubierto que ha pasado por muchos complejos por su altura y su cuerpo “poco femenino”, así que he pensado que ya estaba bien de tanta tontería y que era el momento de que todo el mundo viera la belleza sencilla y natural de Gwendoline. Y la de su trasero, todo sea dicho.
Y desde aquí hago un llamamiento a que Martin continúe escribiendo sobre personajes feos y que, las actrices que los interpreten, sean como ella. ¡Viva la fealdad si es así como nos la sirven! Gwen, si alguna vez te cambias de acera, recuerda que yo fui de las primeras en desear pasar una noche caliente contigo.