En el episodio anterior:
Tokaku se enamora perdidamente de Haru a primera vista (sólo que ella aún no lo sabe). Nos presentan a unas cuantas asesinas y descubrimos que de lo que el mundo está lleno es de… perdón.
¡Y bingo! Es la respuesta correcta. O eso queremos creer, porque la perorata de Kaiba cuando le contesta es inquietante y nada esclarecedora. Pero sabemos que Tokaku está cambiando y la razón es Haru.
En el segundo episodio nos presentan a más asesinas: Shiena Kenmochi, Otoya Takechi, Suzu Shuto y Kôko Kaminaga, las cuatro saliditas de la casa de la pradera.
Haru intenta que Tokaku se relacione con las demás chicas pero siendo la kuudere que es, la asesina sale casi corriendo por la puerta. Y cuando Haru sale tras ella las cosas se ponen interesantes en clase.
Con esa risita de sierra que ya empieza a ser cansina, Nio cita a las demás chicas a una reunión secreta (tan secreta como puede ser proclamarlo a voces en medio de la clase). Parece que todas van cayendo del guindo sobre quién puede ser el objetivo por el que las han llamado.
Una nueva asesina del grupo de la casa de la pradera se nos presenta. A juzgar por el opening, Sumireko Hanabusa será la combatiente final o, al menos, la que dará más problemas a nuestras chicas.
De momento Tokaku está muy preocupada por unos recuerdos de su madre que le impiden actuar como la asesina que se supone que es. Tan metida está en sus quebraderos de cabeza que cuando Isuke se autoinvita a una taza de té pasa olímpicamente del asunto. No es hasta que Haruki la advierte que su compañera de habitación, la meretriz, ha decidido no esperar órdenes, que reacciona.
Para entonces Haru está ya en manos del demonio. El té llevaba somnífero e Isuke está en proceso de llevarla a la bañera para ahogarla cuando decide que estaría bien desnudar a su víctima. Rompo una lanza a favor de los de Diomedéa porque se están controlando mucho en hacer las escenas de desnudos una oda al fanservice. Que ya era hora, vamos.
(En un anime normal esto sería a cámara lenta y Haru estaría de lado marcando más canalillo…)
En cinco minutos descubrimos que Haru tiene el cuerpo cruzado de cicatrices y que Tokaku no es la asesina consumada que dice ser. Si lo que Isaku descubre es cierto, no ha matado nadie en su vida. En un cambio de rumbo que no se acaba de entender, decide largarse de la habitación a pesar de que tiene a Tokaku medio KO y a Haru inconsciente.
O no. Es Haru la que despierta a su compañera de habitación y la que parece estar perfectamente a pesar de estar hasta las cejas de droga. Aún y la manía de la tercera persona, se ve que Haru no tiene un pelo de tonta. Sabe que sus compañeras de la clase Kuro han venido a matarla, pero parece decidida a enfrentarse a ellas y sobrevivir.
No sabemos qué ha llevado al clan al que pertenecían los Ichinose a cargarse a toda su familia para acabar con Haru, pero el caso es que la muchacha ha sobrevivido a todo y más.
Supone un acto de fe muy grande por nuestra parte creernos que después de las imágenes sangrientas que nos presentan, Haru haya salido tan… normal.
Mientras tanto en la reunión hiper secreta proclamada a voces en la clase se reúnen, ahora sí, todas las asesinas. No sólo se confirma el objetivo de Haru Ichinose, sino que se señala un hecho muy importante que explica la motivación de 12 mujeres dispuestas a matarla: Los de Myôjô concederán cualquier cosa a aquél que consiga completar la misión.
Tokaku aparece entonces, quedando muy badass y cool y todos los apelativos ingleses que queramos darle mientras rompe la tarjeta con la que se pide turno para matar a Haru (Sí, es tan ridículo como suena). Lo deja bien claro: A partir de ahora sólo habrá once y no doce asesinas. Y la víctima tendrá una guardaespaldas.
(Y de las manitas pasamos a los abrazos. Esto marcha Tokaku…)
Terminamos el segundo episodio con cierta desconfianza acerca del cambio de corazón de nuestra protagonista. Vale que está hasta las trancas de Haru, pero es como muy rápido el asunto. Suponemos que se tienen que dar prisa porque en los diez episodios que quedan tiene que pelear contra las once chicas, pero si además nos tienen que desarrollar su apasionado amor…
Como nota curiosa, el anime tendrá un ending diferente para cada episodio y cada uno de estos lo cantará los personajes principales. En el primero tuvimos Paradox cantada por la voz de Tokaku Azuma, Ayaka Suwa. En el segundo, Kinô, Kyô, Ashita, es la dobladora de Haru la que nos canta, Hisako Kanemoto.