Cuando vi el primer episodio de Legends of tomorrow, pensé que era un horror al que no volvería a regresar jamás. No sé qué tipo de fiebre tifoidea tenía ese día, porque no sólo la serie me ha ido gustando cada vez más, sino que se ha convertido en una de las pocas que voy viendo semanalmente en los últimos meses, en los que mi vida, no sé cómo, ha ido reduciendo las horas del día. Legends of tomorrow no es la mejor serie del mundo, pero es que tampoco quiere serlo. Tienes buenos, malos, hostias, y viajes en el tiempo. A mi, me vale. Y ahora, además, y por si fuera poco, nos va a dar una alegría croqueta que mira, es que no me puede entusiasmar más.
Una de las cosas por las que Legends me flipa es por Sara Lance. ¿Hay alguna chica más guay en la tele actual? Me parece un personaje fantástico, y el cómo está escrito tiene mucho que ver. Es bisexual, y, sorpresa, hace cosas que hacen los bisexuales, como enrollarse con chicos y chicas. Nada que ver con esos personajes bisexuales que nos dicen que lo son en ruedas de prensa, porque no es algo que ocupe tiempo en pantalla. Sara no es Irene Larra, no viaja en el tiempo con la esperanza de echar una canita al aire, pero oye, que si surge, se apunta al carro porque why not. Para algo está salvando al mundo.
La última temporada nos trajo a Ava Sharpe, una agente de Time Bureau. Es posible que estemos un poco regular de lo nuestro, porque crear ships se nos está yendo de las manos, pero en esto no podíamos fallar, porque estaba pasando delante de nuestros ojos.
Y, además, Ava no es “las que se echan marido”.
La tensión sexual no resuelta entre Ava y Sara era tan palpable, que al final ha pasado lo que tenía que pasar: que se han dado cuenta de que se gustan. Igual ha empujado un poco que todo el mundo en esa nave, nave incluida, lo supieran.
En el próximo episodio de Legends of Tomorrow, Sara tiene una cita con alguien, y nos jugamos la mano derecha a que es con Ava, porque la última frase del s03e10 fue “por amor merece la pena arriesgarse”. Lo sentimos por todas aquellas que querían algo más con Alex Danvers, pero el corazón de Sara se inclina más por alguien de esta tierra. No os preocupeis por la hermana de Supergirl, que algo pasará también. Seguro.
¿Qué os puedo contar yo de Apple, o del iPhone X que no sepáis ya? Fun fact: el icono de Artistas de la app Música es la silueta de Bono, el cantante de U2. Hulems no sólo te informa, Hulems te enseña cosas. Bueno, después de esta chorrada: el nuevo anuncio australiano del iPhone X, la joya de la corona de Apple, te sugiere de manera nada velada que no hace falta que contrates a un videógrafo para tu boda, porque con la pedazo de cámara de este móvil tienes suficiente. ¿Y cómo lo han hecho? Con imágenes super tiernas de bodas LGBT, enlaces entre parejas de mujeres y parejas de hombres.
La canción que suena es una versión preciosa del clásico de INXS Never Tear Us Apart, a cargo de Courtney Barnett, quien tiene un disco versionando el álbum KICK de esta misma banda que, oye, te recomiendo. Hace escasamente dos meses que se aprobó el matrimonio igualitario en el país oceánico, y este anuncio no puede ser más actual y más precioso.
En esta edición ha conseguido 3 medallas: el oro en el 1500 metros (con récord incluido), plata en el 3000 metros y otra plata en la persecución por equipos.
Batgirl es un proyecto muy interesante, y me ha llevado meses en darme cuenta de que no tenía una historia
El hecho de que Whedon se haya ido, por un lado, no es algo que me apene demasiado, la verdad, porque lo veo como la oportunidad perfecta para que DC contrate a una mujer para dirigir y escribir la película. Especialmente, teniendo en cuenta lo que bien que le ha ido con Patty Jenkins y su Wonder Woman, tendría sentido la apuesta. Pero por otro, sí que me produce cierto temor que al no tener el respaldo de alguien del peso de Whedon, tal y como está la situación de la pareja Warner y DC, se quede ahí estancado y nunca salga adelante.
Por ahora no son pocas las que se han ofrecido para cubrir el puesto de Joss, entre ellas, Hope Larson, guionista de Batgirl en el Rebirth y también de esa pequeña joya croqueta llamada Goldie Vance, y, quizás la que más ruido y expectación ha causado, la de Roxane Gay, una de las escritoras contemporáneas a tener en cuenta.
Hey @DCComics I can write your batgirl movie, no prob.
La autora de Mala feminista, además, no es ajena al mundo del cómic, suya es la serie de Mundo de Wakanda, donde se explora la relación entre Ayo y Aneka, dos de las Dora Milaje de Pantera Negra, y podría ser un perfect match para la película.
Anda, que ya me vale. Me vas a decir que estoy muy con el punto G últimamente, y la verdad es que hay pruebas que lo corroboran. Hace unas semanas me llegó una caja de Satisfyer, cuyo producto estrella probé ya. Llevaba los tres productos que acaban de lanzar al mercado, cada uno más innovador que el anterior. El que más llamó mi atención fue este que te voy a contar ahora, porque es un hecho que succionadores hay muchos, pero succionadores con estimulación por vibración del punto G yo no lo había visto hasta la fecha.
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Así que el otro día, tras una mañana de fuck everything, un poquito de estrés y muchas ganas de desconectar, me metí en la bañera con mi G-Spot Rabbit. Y ya ves tú, pensé que me iba a costar mucho eso de ponerme a tono, pero la verdad es que es un juguete que cumple las expectativas y no me dio tiempo a quejarme. Conseguí un orgasmo antes de que el agua se enfriara un poco, y luego otro.
Lo más innovador y original de este dispositivo, como te decía un poco más arriba, es que ha unido la succión y la vibración en un solo objeto. En mi escapada veraniega a Italia me llevé un succionador pequeño y me hacía un apaño con Oben, el amor de mi vida, pero eso de llevar dos juguetes encima acaba siendo un poco tedioso. Vamos, que sustituirlos por uno solo en la maleta, y encima añadiéndole la vibración, a mí me pareció un puntazo.
Una de las cosas que ha mejorado el equipo de Satisfyer ha sido la estética. Satisfyer Pro 2 era un poco armatoste, a pesar de lo bonito que me parecía el color, y la verdad es que G-Spot Rabbit es mucho más bonito y elegante. Por un lado, ese color blanco me parece atractivo y original (no sé de otras marcas que se arriesguen con él), pero no sé hasta qué punto es una buena elección en un juguete erótico. No sé si se pondrá amarillo o no, en unos meses te lo cuento. Por otro lado, el tacto, que en las fotos parece duro, no lo es tanto. Se trata de una silicona rígida que no coge polvo, bastante agradable al tacto.
La interfaz no es tan intuitiva como en otros juguetes que he probado, por lo que es posible que al principio tengas que mirar los botones para saber dónde tocas. Pero este en concreto tiene una ventaja, y es que puedes usar ambas opciones de succión y estimulación por separado gracias a sus dos motores. Si eso es lo que deseas, te bastará con tocar los botones blancos, y si prefieres añadir la vibración solo necesitas pulsar el metalizado. Tiene 11 modos diferentes y puedes combinar estimulación y succión a tu antojo. Como más te guste.
Además, es recargable con el cargador magnético que ves aquí arriba, con lo cual puedes usarlo en la bañera como hice yo. De hecho, la succión es todavía más agradable con agua de por medio… Una desventaja relacionada con el producto en sí: es ruidoso. Aunque pongas el edredón encima no es de los más discretos, así que tómatelo con calma. El sonido disminuye cuando lo colocas en el lugar apropiado. Pero no debemos olvidar que se trata de un producto que funciona con ondas de presión y eso implica algo de ruido.
Este producto, al tratarse de una marca accesible, tiene un precio muy asequible y me parece que la relación calidad precio es buena. Eso sí, no te esperes un packaging cuidadísimo o muchos detalles: la caja solo lleva el juguete, el cargador y el manual de instrucciones.
Dicho esto: ¿a quién recomiendo este juguete? A cualquier persona que disfrute de la doble estimulación de clítoris y punto G. La succión es muy agradable y, desde luego, un recurso que funciona con éxito si te cuesta alcanzar el orgasmo o necesitas más potencia. Si, además, te ayudas de la vibración en el punto G, tendrás orgasmos maravillosos. Reitero que es un juguete superinnovador y original, el primero que combina ambas opciones, y merece la pena probarlo.
Descúbrelo todo sobre Satisfyer Pro G-Spot Rabbit AQUÍ.
A Janelle Monáe le da igual lo que la gente piense de ella. Y, es más, ella coge las cosas por las que es criticada, o sobre las que hay rumores, y aún las alienta más. ¿Que hay a quien no le gusta que vista con ropa masculina? Ok, pues salgo así en la portada de una revista y me hago un set de fotos como si fuera los actores de Hitchcock. ¿Que hay rumores de que soy lesbiana o bisexual y que estoy saliendo con Tessa Thompson? Pues hago esta maravilla de video, en el que flirtea con Tessa, pero también con un chico. Pa bisexual, yo.
Yeah, baby, don’t make me spell it out for you You keep on asking me the same questions (why?) And second guessing all my intentions
No me hagas deletreartelo. Sigues preguntando lo mismo, ¿por qué?, y sacando dobles sentidos de todo. Parece que Monáe está un poco harta de que uno de los temas preferidos en las entrevistas sea, como en este de 2013, su orientación sexual.
“Las mujeres son alucinantes (…) No hay nada malo con ser bisexual, no hay nada malo con ser lesbiana, o gay. Creo que el amor no tiene orientación sexual.” “¿Pero sales con chicos o con chicas?” “Me guardo mi vida personal para mi”.
Que la canción y el video te recuerden a Prince, o incluso a San Junipero, no es casual. La estética enlaza directamente con los ochenta, como en el episodio de Black Mirror, y el rollo funky de la música es heredero de Kiss. Esta canción, junto con el rap Django Jane, es el primer avance de su nuevo disco, que previsiblemente saldrá el 27 de abril.
Vamos a hablar de hechos objetivos. Comprobados. Certeros. Por ejemplo, es un hecho probado que la tierra es redonda, pese a que haya gente en Twitter que siga viviendo en el siglo XV.
Si la Tierra fuera realmente una esfera (40.000 km), los aviones tendrían que corregir constantemente sus altitudes hacia abajo para no volar en línea recta hacia "el espacio exterior" Un piloto tendría que bajar constantemente la nariz del avión y descender 2.777 pies por minuto pic.twitter.com/SUYiCTl47u
También es verdad que todo mejora con una croqueta, sea del tipo que sea.
Y la última verdad irrefutable de la que quiero hablaros es que Dua Lipa mola un huevo de pato.
No sólo nos ha enseñado, como si fueran las tablas de la ley descendiendo del monte Sinaí, las reglas que debemos seguir en el plano sentimental (a saber: Uno, no cojas el teléfono, sabes que solo llama porque está borracho y solo. Dos, no lo dejes entrar: Tendrás que echarlo de nuevo. Tres, no seas su amiga. Sabes que te vas a despertar en su cama por la mañana, y si estás debajo de él no lo estás superando), reglas que también se aplican, cómo no, a las relaciones entre chicas, sino que, además, ha hecho la mejor cosa que nos ha dejado febrero de 2018: formar un supergrupo que ni en nuestros mejores sueños.
Acompañada de Charli XCX, Zara Larsson, MO y Alma, la inglesa ha hecho una versión de su IDGAF en el Live Lounge de BBC Radio 1. A ver, ¿dónde hay que firmar para que este quinteto nos regale un disco? ¿DÓNDE?
El caso es que Dua Lipa y Charli XCX son super amigas, y buscando cosas sobre ellas nos hemos encontrado con este video, y oye, lo pego y os hago el día.
Si es que ya lo decía Pringles, cuando haces pop, ya no hay stop. Así están las cosas con el reboot de Embrujadas. Pasamos de creer que se habían olvidado de él totalmente a recibir un aluvión de novedades en muy poco margen de tiempo.
A mediados de mes supimos que TheCW seguía adelante con la idea dándole, además, una toque “divertido y feminista” (yay!). Las hermanas tendrían nombres que empezarían por M, Macy, Mel y Madison y su apellido sería Pruitt. ¿Lo más guay de todo? Una de ellas sería lesbiana. Todo esto no estuvo libre de polémica, porque es que está claro que no podemos tener cosas buenas, y parte del fandom promovió un boicot contra el reboot porque – sí, lo habéis adivinado – les están arruinando la infancia con todos estos cambios.
Dejando las estupideces a un lado, entre todo este follón, se anunció que Ser’Darius Blain, de Jumanji, sería Galvin, el novio de Macy, la mayor de todas, y que la primera elegida para interpretar a una de las hermanas, sería Melonie Diaz. Diaz será Mel, bruja, feminista, decidida y lesbiana. Sin ser necesariamente en este orden.
Detrás del proyecto está la productora Jennie Snyder Urman, encargada también de Jane, the virgin, y tal y como están yendo las cosas yo creo que no tardaremos mucho en saber quienes serán las otras dos hermanas y, sinceramente, can’t wait.
Hay series que acaban en el cajón de sastre y pasan a la historia como una pérdida de tiempo y no merecen volver a ser vistas ni en el jamás de los jamases, y hay series que se alzan como maravillas del mundo. The Good Place es una de ellas.
La serie que emite Netflix es una comedia distinta, capaz de sorprendernos y dejarnos con ganas de más. La primera temporada, que consta de 13 capítulos, nos descubre a una Eleonor Shellstrop (Kristen Bell, la primera razón por la que me acerqué a esta serie) que llega a lo que comúnmente reconocen algunos como “el cielo”. Un lugar acogedor, lleno de tiendas de yogur helado y gente sonriente será el escenario donde la protagonista tendrá que moverse con un único problema: ella no es la Eleonor de la que le habla el creador de ese rincón paradisíaco, Michael (interpretado por Ted Danson).
A partir de este momento comienza la aventura de Eleonor y otros tres personajes: Chidi, un filósofo incapaz de tomar decisiones, Tahani, una británica estirada, y Jason, una de las sorpresas que enganchan. Un amable y sonriente ángel, un pueblo feliz y un grupo que parece no encajar demasiado, por no hablar de la magnífica Janet, un robot diferente a lo que estamos acostumbrados. Sin duda, la combinación parece imposible, pero The Good Place consigue que la emoción crezca hasta que al final de cada capítulo solo nos den ganas de pulsar el botón de “Seguir viendo”.
Hace unas semanas finalizó la segunda temporada y los fans estamos ya pendientes de la tercera. No solo porque, como acostumbra ya el argumento, nos dejó en un momento de tensión del que aún nos estamos recuperando, sino porque la historia que plantea esta genial serie siempre sorprende con un humor distinto que engancha desde el primer minuto.
The Good Place cumple todos los requisitos para seguir ocupando un lugar importante en la lista de muchos seriéfilos para los que no todo es ‘Juego de Tronos’ (que, por cierto, ¿cómo va?), así que, si os animáis, ¡compartimos los secretos de Eleonor!
Llevo viendo series toda mi vida. Primero, las típicas que se veían en mi casa: Farmacia de Guardia, El Comisario, Periodistas, o la que fuera que echaran en el canal de turno que tocara ver ese día. Más adelante, gracias a internet, el catálogo se hizo prácticamente infinito, y desde aquel glorioso 2004 que nos trajo Mujeres desesperadas, y con ella toda la nueva edad de Oro de las producciones para televisión, pues imaginaos. Incontables. No voy a decir miles (que quizá sí), pero desde luego cientos. Unas las he devorado con fruición, otras las he ido teniendo de fondo mientras hacía otras cosas. Algunas me han apasionado, otras meh, otras las he tenido que quitar. Pero no recuerdo ver ninguna que me resultara problemática dentro de su contexto, problemática dentro de la época en la que se estaba emitiendo. Pero ayer me puse Heathers, y bueno, pues ya puedo tachar eso de mi lista.
Últimamente estamos viviendo una fiebre del remake que, bueno, es un arma de doble filo: si sale bien, si los creadores son capaces de actualizar unas tramas y unos temas al siglo XXI, pues fenomenal, porque hay historias que merecen ser rescatadas quitándoles el olor a naftalina. Pero si sale mal, la pregunta obvia va a ser “pero para qué tocas nada”. Heathers, la película de 1988, se convirtió instantáneamente en un film de culto porque hacía algo que no se había visto hasta entonces, y era darle su merecido a las Queen Bee crueles de un instituto medio de Estados Unidos. Cogía las fantasías de miles de estudiantes que vivían atenazados por esas brujas que les hacían la vida imposible y las llevaban a la pantalla. Boom. Éxito. El outsider gana la partida. El débil se venga. Y todos contentos.
La estética es flawless, eso hay que concedérselo
La serie, de la que cadena ha lanzado ya el primer episodio, hace una cosa rarísima, y que para nada es lo que se esperaba (y tampoco es que se esperara mucho). En 2018, las matonas de instituto son la gorda, la lesbiana, y el chico genderqueer del instituto. ¡Oh, le han dado la vuelta a la historia!’. Eh… no. No es un espejo en el que esos posibles bullies se vayan a ver reflejados. Es una metáfora nada velada sobre esa teoría tan extendida de que en estos tiempos que corren no se puede ser “políticamente incorrecto”, porque te arriesgas a que la policía de la moral vaya a por ti. Una cosa muy rancia, muy del tipo que diría Javier Marías, y definitivamente muy del agrado de toda esa gente que cree que los grupos discriminados, en realidad, son privilegiados.
Hay una escena en la que Veronica, la supuesta heroína de esta historia, una chica blanca, rubia, mona, lista, y blabla, está hablando con la orientadora de su instituto sobre su futura Universidad. Pese a que tiene buenas notas, es posible que no entre en la que quiere porque no forma parte de ninguna minoría. “¿No serás hermafrodita, verdad?”, la pregunta la orientadora. “No”. “Vaya, es una pena”.
Pero qué mierda es esta.
Como espectadora, me resulta bastante violento ver en pantalla la crueldad por la crueldad. La escena en las que Heathers ridiculizan a un chico por llevar una camiseta con la mascota del instituto (un indio, porque nadie le ha recordado a la junta escolar que las personas de determinadas etnias no son mascotas), no produce esa sensación de satisfacción que te llevas cuando le están dando su merecido a una persona racista u homófoba. No. Lo que ves es una humillación innecesaria. Y tú empatizas con el tipo racista antes que con los que supuestamente no lo son. ¿Y eso a quién le va a encantar? Exacto: a los racistas, que se ven en pantalla como lo que ellos creen que son, unas victimas. Heathers da voz a todos aquellos que creen que el problema de este mundo son los Social justice warriors, que es como llaman a las personas que luchan por la inclusión en la sociedad de los colectivos tradicionalmente discriminados.
Los votantes de Trump y nosotras viendo la serie
Por otro lado, y como si todo esto ya no fuera enormemente problemático, el personaje de Jasmine Mathews, Heather McNamara, se nos vendió como una mujer “lesbiana y negra”. Lo primero es evidente, lo segundo está tratado fatal. Aquí viene un espoiler, pero si no vais a ver la serie podéis seguir leyendo. En el primer episodio, Heather se enrolla con un profesor. Tú puedes pensar “bueno, nos la habían vendido como lesbiana, pero en realidad es bisexual, fine for me”. Pero este hecho es utilizado por Heather Duke, persona genderqueer, para hacerle chantaje, llamándola “falsa lesbiana” y diciéndole que no forma parte del colectivo LGBT (bueno, en realidad hacen la coña esta que está en mi top 3 de cosas que más odio que esañadir letras sin ton ni son, en plan LGBTQUEWORORIFCHCIROR). Pero qué me estás contando. Qué os pasa. Qué clase de gente sois.
Hay tantas cosas mal en Heathers, pero tantas, y solamente una buena, que es la estética, chulísima para mi gusto, que os recomiendo que los ¿cincuenta? minutos que dura este episodio los invirtáis en ir a visitar a una amiga, a vuestra abuela, a jugar al fútbol, a pasear, o a dormir. Pero no gastéis vuestro tiempo en verla, de verdad, que no merece la pena. Y os lo dice alguien que no se arrepiente de haber visto todo lo que ha visto. Lo único que me salva de salir a la calle con una pancarta pidiendo que la cancelen es que me da pena que Selma Blair y Shannen Doherty se queden sin trabajo. Y ya.